La anunciada visita del Presidente Danilo Medina a Cuba en este fin de semana presenta una brillante oportunidad para mostrar al país como el receptor ideal de negocios ante los miembros de la VIII Reunión Extraordinaria de la Cumbre de Asociación de Estados del Caribe (AEC).
El hecho de que el conclave se desarrolle en Cuba tiene un significado muy especial por cuanto las condiciones de apertura y desbloqueo de las medidas que le impuso Estados Unidos por más de medio siglo lo había mantenido aislado del comercio abierto con el resto de las naciones, colocándolo ahora como un nuevo competidor en la escena comercial en el Caribe.
En la actualidad las relaciones comerciales entre nuestros dos países se considera muy halagüeñas de acuerdo con los datos aportados por la Oficina de Asesorías, Consultorías e Investigaciones (OACI), los cuales señalan un incremento en las exportaciones hacia ese país del orden de US$52 millones de dólares en el 2015 contra apenas US$33 millones en el 2014 para un aumento de 59.3%.
Con una población que sobrepasa los 11 millones de habitantes y una economía que los expertos presagian podría crecer entre un 5 y un 6 por ciento del 2016 al 2020, hay señales de que Cuba será un mercado de oportunidades y amenazas para nuestro país, en la medida en que modernice sus infraestructuras y sus capacidades de producción, fortaleciendo al propio tiempo su potencial receptora en el sector turismo.
Ante esta realidad con un nuevo competidor en la escena caribeña, es perentorio el inicio de un programa de reorientación de la estrategia promocional del país ofertándolo como un país atractivo para la inversión extranjera y en estado de alerta, haciendo acopio de las herramientas más adecuadas a su servicio en este nuevo esquema de comercio caribeño producto de la apertura cubana a los negocios.