Nuestra chica –la dominicana–, había podido sacar su cédula de manera expedita. Ahora se preparaba para enfrentar el tiempo. Se dio cuenta que no tenía que contar meses para que llegara febrero. No tenía por qué sentirse mal porque habían hecho denuncias que contradecían sus percepciones primigenias. Sabía que la Junta Central Electoral era un organismo fidedigno y todo se trataba de confianza.

En un periódico de circulación nacional, leyó que la Junta (JCE), estaba preparada para iniciar el certamen. Se leía que preparaban y entregaban los kits (paquetes es la traducción al español). Una amiga le pudo haber dicho que no confiaba en el torneo, pero otra estaba bien clara en que todo saldría de manera correcta y eficaz. 

Como se lo expresó a un amigo, tenía bien claro que no tenía por qué sospechar de las autoridades actuales. Era un torneo electoral que había sido calculado con un año de antelación. Por eso confiaba en la Junta Central Electoral de manera férrea. Se consideraba “amiga de la Junta” y de sus funcionarios. 

En Londres, o en México o España, hubiera tomado otra actitud: son países donde hubiera nacido con otra idiosincrasia (piensa). Una chica de Londres estuvo preparada para el Brexit, y es lógico que una mexicana tuviera que tener el crítico funcionamiento que le da la apertura para criticar a AMLO. En el caso de la chica de Barcelona, esta esperaría que su papá le dijera como actuar en medio de las contradicciones ideológicas de Ciudadanos, PSOE, Populares y Podemos.   

Por su lado, la chica de Londres, que conoció el Brexit, tenía claro lo que le habían dicho sus amistades de colegio: en el referéndum del 23 de junio estaría de acuerdo con la salida –era 2016 y en enero 31 del 2020 se aprobó la ley–, Inglaterra se fue, “íbamos a estar a favor del Brexit, y además nos importa lo que diga Boris Johnson, por lo menos este 31 de enero cuando nos fuimos”. 

Sin embargo, la chica de Londres no tiene nada que ver con la de Santo Domingo que, con el correr del tiempo, ha aprendido que también en el país todo el mundo tiene una opinión política. Entusiasmada con la versión política de su abuelo –que no deja a veces de pronunciar cuestiones sobre Trujillo–, tiene claro que el sometimiento ancestral a esa lógica que dice que no quiere votar por candidatos que ya han estado en el gobierno, la lleva a la conclusión de que este mes, y los siguientes, –porque se trata de esperar las de mayo 16–, tendrá que politizarse de manera soberana, algo que no la contradice. Es el momento en que dice: manos a la obra!, votemos.