A pesar de que el Dr. Miguel Ernesto Robiou, decano de la Facultad de Ciencias de la Salud de INTEC señaló que “el país tiene un sistema de salud que evidencia grandes avances”, en la extensa entrevista de la periodista Altagracia Ortiz del periódico HOY, no se señalan cuáles son esos “grandes avances”.
Sus declaraciones me llamaron la atención, ya que los otros decanos no habían expresado tanta aprobación, y por el contrario, fueron enfáticos en señalar la desarticulación, baja calidad, caos y retos de la salud en la República Dominicana, dejando claro su insatisfacción con la situación reinante.
Y el propio decano de INTEC citó aspectos críticos como la falta de apoyo a la atención primaria, y el descuido frente al dengue, entre otras enfermedades prevenibles que afectan a las familias más pobres, fruto “de las grandes dificultades de prevención y tratamiento de las enfermedades infectocontagiosas”.
Y aun fue más lejos, al enfatizar en la alta incidencia de los accidentes de tránsito y su secuela de muertes, traumas y discapacidad, una deuda pendiente de las autoridades nacionales con la sociedad dominicana, que cada año se lleva a miles de vidas útiles, la gran mayoría en plena juventud.
Además, citó a los accidentes cerebro vasculares como parte de los tratamientos catastróficos que requieren de una mayor asignación de recursos, porque su costo puede llevar a la ruina a cualquier familia, incluso de clase media. Finalmente, asoció la baja calidad de la atención a los bajos salarios de los recursos humanos, especialmente de los médicos.
En cambio, el Dr. Eddy Pérez Then, decano de la Universidad O&M, fue mucho más directo y enfático al señalar que “la República Dominicana tiene el imperativo de superar lastres como la mortalidad materna y la infantil”, meta absolutamente necesaria, y sobre la cual el país tiene un doble compromiso internacional, del que estamos muy lejos de alcanzar.
Una mesa de trabajo de los decanos
El decano de O&M coincide con el de INTEC en la urgencia de reducir los accidentes de tránsito, vinculados a la ingesta de alcohol, por ser una de los principales causales de la alta mortalidad general del país. En adición, demandó mayores esfuerzos contra la incidencia de la tuberculosis, así como interés por la salud mental.
Señaló los grandes retos en la formación de los médicos jóvenes y el esfuerzo necesario para insertarse y enfrentarse “a una estructura de salud fragmentada, desorganizada y caótica, para lo cual se requiere de una formación crítica e integral”.
Llama la atención que los decanos obviaran los cambios necesarios en la formación de los recursos humanos, para adecuarlos al nuevo perfil profesional que demandan las leyes 42-01 y 87-01, especialmente en cuanto a la práctica médica basada en el predominio creciente de la medicina pre-pagada, mediante los seguros de salud.
Este nuevo perfil es fundamental para avanzar hacia un Seguro Familiar de Salud (SFS) realmente universal, integral, obligatorio, basado en la atención primaria, y organizado por niveles de atención y complejidad. Sin este cambio, y con un presupuesto en salud notablemente inferior al gasto de bolsillo, el acceso a la salud continuará siendo excluyente y costoso.
Luego de este aporte informativo del periódico HOY, me atrevería a sugerir una mesa de trabajo de los decanos de salud, para presentar a las autoridades las transformaciones necesarias para enfrentar los retos sanitarios, y al mismo tiempo, sugerir ajustes curriculares en la formación de los recursos humanos de salud, en correspondencia con el nuevo perfil que demanda el nuevo modelo de atención.