Participó de manera muy activa en el movimiento por la Independencia Nacional en contra del yugo haitiano. Se encargó de la organización de las tropas banilejas y de San Cristóbal, alcanzando el rango de Coronel.

Dirigió el primer contingente de tropas de Baní y San Cristóbal, con la finalidad de defender la línea fronteriza. Fue el Jefe de Las Hicoteas, al Este de Neyba. Además, defendió la defensa de Azua.

A partir de sus hazañas y valentías en la guerra de 1844, se ganó el cariño y el aprecio de Santana, llegando a ser un aliado incondicional del mismo.

Manuel de Regla Mota Álvarez nació en la villa de Baní, el 21 de noviembre de 1795, hijo de los señores: Antonio Mota y María Álvarez Fuentes.[1]

Fue alférez de Guardia Nacional en 1824.

Manuel de Regla Mota Álvarez contrajo matrimonio con Joaquina Carmona y tuvieron siete hijos: Margarita, Antonio, Manuel, María Valentina, Altagracia, Ezequiel y Encarnación Mota Carmona.[2]

Ocupó diferentes posiciones en la administración pública, como fueron: Ministro de Guerra y Marina, en el tercer Gobierno de Pedro Santana, desde el 15 de febrero de 1853, hasta el 26 de mayo de 1856; también, fue Vicepresidente de la República, desde el 18 de agosto de 1854, hasta el 1 de junio de 1856, en el Gobierno presidido por su amigo Pedro Santana. Alcanzó el rango de General.

A la renuncia de Santana como presidente de la República. Fue colocado en dicha posición desde el 1 de junio hasta el 8 de octubre de 1856, conformando su gabinete, así:

Ministro de Interior, Policía y Agricultura, Lorenzo Santamaría y Miguel Lavastida;

Ministro de Justicia, Instrucción Pública y Relaciones Exteriores, Juan N. Tejera y Felipe Perdomo;

Ministro de Hacienda y Comercio, Miguel Lavastida, Manuel Joaquín del Monte y David Cohen;

Ministro de Guerra y Marina, Antonio Abad Alfau y Lorenzo Santamaría.[3]

Fue obligado por el Cónsul Español Antonio María Segovia a renunciar a la presidencia de la República y partió al exilio, en donde se encontraba su jefe político el general Santana.

Regresó de nuevo al país, en virtud de que la Revolución contra Báez del 57 permitiendo a los desterrados regresar al país.

Se estableció en Azua y desde allí defendió dicho movimiento y logró el orden y la devolución de las tierras y ganados robados a los campesinos.

En Azua, ocupó la Gobernación Civil y al mismo tiempo La Plaza Militar de allí en 1859  por algunos años, siendo reemplazado por el general Francisco Sosa.

Fue nombrado por el gobierno español en el cargo de Consejero Administrativo.

Apoyó la anexión a España en 1861 e izó con sus propias manos el pabellón español. Una hija suya (Encarnación Mota Carmona) —dice Rufino Martínez—“Al enarbolar el padre la bandera española en Baní como principio de la incorporación en marzo de 1861, protestó públicamente de aquel acto suicida, pretendiendo provocar una insurrección. El estado moral de la hora calificó de locura tal manifestación. Las generaciones siguientes han honrado su memoria con el título de “la heroína banileja”.[4]

Llegó a ostentar el rango de General.

Cuando estalló la Revolución Restauradora en 1863, el general Manuel de Regla Mota, dice Rufino Martínez:

“En el lugar nombrado Pizarrete, donde estaba residiendo, enarboló la bandera española, con ánimo de provocar deserción entre las filas de los patriotas. Finalmente ante la marcha arrolladora de éstos no le quedó otro camino salvador que el acudir a refugiarse en la Capital”.[5]

Después de ahí vivió en Santo Domingo, ocupando la posición de Consejero de Administración, donde falleció en mayo de 1864.

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[1] Dicho matrimonio procreó, además, los hijos: Petrona, Ana, Antonio, Aquilevo, María Remigia, José Belén y Bárbara Mota Álvarez.  Ver Carlos Larrazábal Blanco. Familias dominicanas, tomo V, letras m—N—Ñ. Santo Domingo. Editora del Caribe, C. por A., 1978, página 301. (Academia Dominicana de la Historia).

[2] Obra citada, página 301.

[3] Juan Ventura. Presidente, juntas, consejos, triunviratos y gabinetes de la República Dominicana, 1844—1984. Santo Domingo, Talleres de ONAP, 1985, página 4.

[4] Rufino Martínez. Diccionario biográfico—histórico dominicano. (1821—1930), segunda edición. Santo Domingo, Editora de Colores, C. por A., 1997, página 373.

[5] Rufino Martínez. Diccionario biográfico histórico dominicano. (1821—1930, segunda edición. Santo Domingo, Editora, de Colores, S. A., 1997, página 373