Unos dicen que Quirino está loco y sugieren someterlo a un examen siquiátrico. Los Danilistas afirman que Vinicito está de manicomio y también necesita internamiento siquiátrico. Ya calificaron al Congreso de locos peligrosos, al intentar pasar una Ley de Partido para que el PLD siga robándose las elecciones y haciéndose cada vez más rico.
A los xenófobos hay que someterlos urgentemente a un aislamiento clínico para un examen profundo de su estado mental si continúan obsesionados con la invasión de Haití y una isla única e indivisible. A otros hay que trancarlos por sus amenazas de muerte a prestigiosos periodistas que defienden los derechos de los indocumentados que han nacido en esta tierra.
Hay también muchos locos jugando con fuego en las filas del Danilismo, y no saben que pueden terminar perdiendo la razón por completo. El poder ciega y enloquece.
No faltan los locos sueltos en los partidos de oposición que siguen obsesionados con el poder sin tener la mínima oportunidad de alcanzarlo. A veces uno oye sus declaraciones y muchos piensan “este está totalmente loco”
En la justicia se ven más locuras que en los 500 locos de Antonio Zaglul, y muchos funcionarios del Gobierno se hacen los locos para que ni se les mencione por terror a los posibles cambios de gabinete. Estos ni duermen, ni comen, ni salen, ni trabajan, ni se bañan y ni se afeitan para hacerse invisibles. Mientras tanto, siguen ordeñando la vaca desde su escondite.
El machismo es otra especie de locura. Llegar al extremo de maltratar a una mujer y hasta matarla por celos o cualquier otras razón, es típico de un desequilibrado mental. Igual sucede con el acoso sexual que es muy común entre los dominicanos, siendo una conducta compulsiva y enfermiza que puede llagar hasta la violación y el crimen.
También vivimos en una sociedad donde muchos se hacen los locos aunque otros piensan que estamos realmente locos. Por ejemplo, el 70% de la población se queja de su mala situación económica, de la falta de energía y agua, de la delincuencia y el crimen, de la corrupción, de la falta de atención medica, de la alta mortalidad infantil, de la carencia de medicamentos, de la basura que ahoga a miles de pobladores, de los barrios enlodados e intransitables, del alto costo de la vida y del creciente desempleo, pero esa misma mayoría apoya la gestión del Presidente Medina.
Pero eso se explica en un país donde casi dos millones de personas viven de una ayudita del gobierno o un empleo público, lo que constituye un trauma social que genera dependencia, inseguridad y vulnerabilidad, por la falta de otros medios de supervivencia. .
Para colmo ahora tenemos miles de jóvenes drogados recorriendo las calles y buscando dinero para abastecerse de cualquier tipo de estimulante y hacen toda clase de locura para lograrlo. Asaltan, violan y matan hasta su madre si es necesario. El sicariato es otra pandemia, donde gente frustrada y nacida con grandes traumas, cobran irrisorias sumas de dinero por la cabeza de cualquiera. Todos son perturbados mentales.
Y terminamos con los locos callejeros. Los motoristas urbanos son los primeros de la lista, donde abundan los acróbatas suicidas en las autopistas, los violadores recurrentes del tránsito, los ladrones de joyas y carteras y los sicarios que disparan y huyen con facilidad, sin obviar que muchos le brindan un buen servicio a la comunidad. Le siguen los dementes que manejan voladoras, autobuses y camiones, los cuales se creen una especia de Transformer y no respetan a nadie. Para cerrar el círculo están aquellos locos que se paran en las esquinas más transitadas a pedir dinero y si le das menos de 50 pesos le tiran piedra a los vehículos. Son pobres, desarraigados y víctima de un sistema político que tiene secuestrado al país.
Como diría Andrés L. Mateo en su artículo “Vivimos en una sociedad enferma”, cuando dice “una sociedad que ya ni siquiera reacciona, porque la han anestesiado con la recurrencia de tantos acontecimiento abominables, que ha aprendido a ver como natural, lo insólito e irremediable de nuestra convivencia social”