Durante  las entrevistas que celebró el Consejo Nacional de la Magistratura para evaluar los aspirantes a formar parte de la Suprema Corte de Justicia y del Tribunal Superior Electoral, se enarboló el criterio de que un porcentaje muy ínfimo de las decisiones de este tribunal había sido revocado. Este elemento se hizo valer como un legado positivo de los magistrados del TSE que culminan ahora su periodo.

No pretendo juzgar la conducta  de los jueces salientes entre los cuales, por cierto, tengo muy buenos amigos, sin embargo por el bien del debate jurídico y por la prevalencia de la verdad, es menester dejar establecido que esta premisa de evaluación no es jurídicamente correcta. Es bien sabido que las sentencias del TSE son dadas en instancia única lo cual quiere decir que no son susceptibles de apelación, lamentablemente.

Estas decisiones sí  pueden ser objeto de un recurso de revisión ante el mismo tribunal a lo cual se recurre con poca frecuencia dado que regularmente el tribunal no suele variar su decisión.

Quizás los jueces evaluados quisieron referirse a la acción en revisan ante el Tribunal Constitucional que puede ser incoada por la parte interesada cuando en el curso del proceso el recurrente considere que se ha violado un precepto constitucional. El Tribunal constitucional no tiene como prerrogativa examinar los hechos de la causa sino determinar la violación o no de la norma constitucional; en consecuencia ese no fue un buen argumento para justificar el comportamiento judicial de los magistrados y un elemento que pueda  avalar su permanencia en el puesto. El Consejo podrá identificar otra razón para justificar la designación nueva vez de algunos de esos jueces pero la que aquí comentamos no es válida.

Si en materia electoral la última palabra la tienen los electores podríamos decir que en el caso de más trascendencia política manejado por el TSE, que sin dudas lo fue el conflicto interno del PRD que dio lugar al surgimiento del PRM, la decisión del tribunal le fue revocada por el pueblo en las urnas. Al ganador en la jurisdicción electoral la gente le dio casi un 5% de los votos mientras que al perdedor le otorgo casi un 35%. Saquemos conclusiones.