Hay razones para dudar de la veracidad de muchos de los cables WikiLeaks que han sido publicados en el país y en otras partes del mundo. Los Embajadores y la representación diplomática norteamericana, a veces son mal informados o se crean percepciones equivocadas de situaciones específicas en los países representados, y en ese contexto, hacen esos informes al Departamento de Estado con su apreciación personal de cada situación. Por esta razón, esas informaciones, aunque a veces resultan verídicas, en ocasiones pueden provocar una justificada incredulidad.
En cuanto al cable que se refiere al Presidente Leonel Fernández, donde él habría informado al Embajador norteamericano que no enfrentaba la corrupción debidamente porque podría ser derrocado y reforzaba esa declaración expresándole los temores que tuvo de ser asesinado luego de poner en retiro a 99 oficiales de las Fuerzas Armadas, son informaciones que ponen en entredicho la responsabilidad y el valor personal del Presidente de la República.
Quisiera que el contenido de ese cable fuera totalmente falso, que el Presidente dominicano no hubiera hecho tales afirmaciones y que se tratara de un chisme del Embajador para justificar su trabajo en la República Dominicana.
Si esas informaciones son ciertas, entonces tenemos un Presidente irresponsable y mentiroso y eso sería una vergüenza para todos los dominicanos. Excusarse de esa manera por no cumplir con el deber de someter los corruptos a la justicia, sería una mayúscula irresponsabilidad que no se corresponde con la investidura de un Presidente. Y manifestarse así ante el representante de otra nación, es más grave todavía.
Argumentar que ex militares retirados en el año 2004, atentarían contra su vida, es por otro lado una gran mentira. En este caso, me daría por aludido ya que fui retirado en ese "paquete" y la idea de asesinar al Presidente porque procedió con potestad cuando a miembros de las FFAA les llegó la hora del retiro, es una descabellada idea que no pasó por la mente de ninguno de los que finalizamos la carrera militar el 16 de agosto del 2004.
Lamentablemente, los hechos indican que esas informaciones pudieron responder a expresiones que realmente hizo el Presidente Fernández al diplomático norteamericano. Los hechos posteriores, dan la razón al contenido de esos cables. La impunidad que protege a quienes son acusados de corrupción, por la inacción de los organismos oficiales para proceder judicialmente ante casos ampliamente conocidos, da a entender una extrema falta de voluntad política del Presidente para someter a los prevaricadores. Parecería que la actitud tolerante del Presidente con el "dejar hacer" a los funcionarios todo lo que esté a su alcance para lograr el enriquecimiento a costa del Estado y no un supuesto temor al derrocamiento, serían las motivaciones reales de la inoperancia gubernamental ante la corrupción, que 6 años después de ese informe, se detecta cada día en casi todas las dependencias gubernamentales.
Pensar en que podía ser asesinado, por haber retirado un grupo de oficiales, solo tendría la gravedad de la mentira de haberlo dicho, porque en este país, ningún Presidente democrático se ha intimidado ante la decisión de retirar cualquier cantidad de generales de un solo plumazo. Si fue verdad que sintió ese temor, comprometió su valentía de una manera innecesaria.
Antonio Guzmán Fernández en 1978, tan pronto tomó posesión de la Presidencia de la República, puso en retiro a decenas de Generales y Corones de los más temidos en el mal recordado periodo de los 12 años. Esa medida fue acatada sin resistencia a pesar del historial atemorizante de los afectados. En nuestros tiempos, con una FFAA de mentalidad diametralmente distinta, es un completo absurdo pensar que, ante una decisión similar, habría una reacción que aquella vez no se produjo.
Cuando a fines de septiembre del año pasado, el Presidente Ecuatoriano Rafael Correa fue secuestrado y mantenido prisionero por varias horas en manos de fuerzas policiales de su país que se oponían a reformas constitucionales al régimen policial, a este valiente líder suramericano se le vio desafiar a sus captores desde un balcón del lugar donde era prisionero. Descubriendo su pecho, le pedía disparar si así lo querían pero que no accedería a las peticiones que le hacían. Por este acto, que puso en juego su propia vida, el mandatario suramericano hizo un gesto de valentía reconocido, no solo en su país sino en todo el mundo.
Nuestro Presidente, si se expresó ante el Embajador norteamericano en el 2005, como dicen esos cables y como excusa para no proceder contra la corrupción y por un temor infundado a raíz del retiro de algunos oficiales, manifestó una irresponsabilidad y cobardía, que son indignas del Presidente de una nación y muy diferente al gesto de su homólogo ecuatoriano.