Predecir el futuro siempre ha sido una empresa arriesgada. Siempre hay factores imponderables que pueden desnaturalizar la predicción. Pero en el caso de la recuperación post pandemia de nuestra industria turística, esos imponderables no son tantos ni tan graves. Si la experiencia del pasado es una guía es seguro que ganaremos la pelea. Pero hay que admitir que, en las presentes circunstancias, la certeza de la predicción comporta cierto grado de dificultad.
La innata curiosidad del ser humano, ligada a la cada vez más eficiente tecnología del transporte, garantiza que en el mundo seguirá habiendo turismo. La OMT ha vaticinado que las llegadas internacionales disminuirán entre un 20 y un 30% con relación al 2019, la una perdida temporal de unos 50 millones de empleos. Pero también declara: “Debido a su naturaleza económica transversal y su profunda huella social, el turismo se encuentra en una posición privilegiada para ayudar a las sociedades y comunidades afectadas a regresar al crecimiento y la estabilidad. A lo largo de los años, el sector ha demostrado siempre su resiliencia y su capacidad no solo para recuperarse como sector, sino para liderar una recuperación económica y social más amplia. Para ello hacen falta un apoyo y un reconocimiento político adecuados.”
Los gobiernos ya comienzan a reaccionar. Nuestro país, por ejemplo, sabe que los aportes del turismo en divisas y empleo son clave para ayudar en nuestra recuperación económica y la estabilidad macroeconómica. La estrepitosa caída de esta contribución, sin embargo, ha causado gran preocupación y ansiedad acerca de la duración de la crisis y algunos han llegado hasta dudar de que podamos recuperarnos. El reto de la recuperación se ve enorme porque el cierre de cientos de hoteles por parte de las cadenas españolas que dominan en el Caribe ha asombrado por lo inesperado. Analistas autorizados reportan que en marzo la tasa de ocupación hotelera en el Caribe estuvo en un 10%, pero para mayo predicen que bajara a un 5%.
La mayor parte de estas cadenas prevén que el cierre podría llegar hasta finales de mayo, pero otras lo vislumbran para finales de junio. Apple Leisure Group, la empresa propietaria de Apple Vacations –el mas grande turoperador estadounidense– y de AM Resorts, dos subsidiarias del mayor mercado emisor para el Caribe (EEUU), ha anunciado que sus hoteles de Cancún abrirán en mayo. Y la Asociacion de Hoteles de Cancún predice que la recuperación podría comenzar en julio. La creencia es generalizada de que la recuperación será lenta y posiblemente tome hasta finales de ano para llegar a normalizar las ocupaciones. El primer grafico muestra cómo se vislumbra la recuperación en España, el segundo destino receptor de turistas más grande del mundo después de Francia. Y no sería muy arriesgado asumir que nuestra recuperación seguirá ese patrón.
Naturalmente, la velocidad y duración de la recuperación dependerán en gran medida del factor sanitario. Si la pandemia no se ha mitigado o desaparecido para el mes de agosto, los pronósticos serian mas sombríos. Es preciso que el destino este “sano” para que el mercado recobre confianza en su idoneidad, lo cual quiere decir que por lo menos el personal de puertos, aeropuertos, hoteles y restaurantes no pueden presentar ninguna posibilidad de contagio. Por otro lado, los científicos han advertido que las mas altas temperaturas del verano no necesariamente implican la ausencia del virus. Y como el virus prefiere el clima templado, ya en el otoño podría generar otra oleada de contagios en los países emisores de Norteamérica y Europa.
De lo que si podremos estar seguros es de que la pandemia pasara. La historia así lo demuestra. Tan pronto se tenga una vacuna para prevenir la infección, lo cual se vislumbra para dentro de 18 meses en el peor de los casos, el virus será neutralizado. Asimismo, existe por lo menos una docena de experimentos en curso que producirán una respuesta terapéutica efectiva, y todo apunta a que el o los medicamentos efectivos estarán disponibles dentro del mismo horizonte de la vacuna.
Nuestra recuperación es segura porque nuestro producto turístico continuara siendo un imán irresistible para un mercado turístico mundial en constante crecimiento. Los atractivos que significan nuestras playas, nuestro clima y nuestra gente continuaran atrayendo una demanda creciente por nuestros servicios turísticos (siempre que no suceda alguna catástrofe inhibidora). Es también predecible que la demanda contenida (“pent—up demand” en inglés), aquella que no ha podido ser satisfecha por la calamidad de la pandemia, se manifieste bienhechoramente hacia nosotros. Una poderosa razón para creerlo aparece en el segundo gráfico, el cual muestra que todavía somos un destino regional muy competitivo en materia de precios. Aunque Cancún aparece como el destino más barato del Caribe, la diferencia con nosotros es mínima.
¿Por qué no es inmediata la recuperación? Lo primero a tomar en consideración es que la crisis no es local sino global. Eso significa que nuestros mercados emisores estarán afectados por el impacto de la pandemia sobre sus respectivas economías. Las políticas adoptadas por los gobiernos de Norteamérica y Europa deberán ser suficientes para devolver la confianza a los mercados y estimular la actividad económica. Eso a su vez impacta la confianza del consumidor, es decir, el potencial turista deberá sentir confianza en su capacidad económica para afrontar los gastos derivados de cualquier viaje. Asimismo, si no existe confianza sanitaria tampoco se viajará. En consecuencia, la confianza se restablecerá paulatinamente.
Por supuesto, son muchos los expertos que aventuran recomendaciones para que las empresas y destinos turísticos vuelvan a la normalidad. Se ofrecen recetas para una promoción intensa y creativa, para la reconfiguración de los paquetes turísticos, para las ofertas de precios especiales y de rebajas temporales, la reorganización de las empresas y hasta la invención de nuevos productos. Tales recetas sectoriales corren paralelas a las que muchos hacedores de política publica vislumbran para la reactivación económica general. Muchos ven en la crisis una oportunidad para la innovación y de seguro que habrá casos en que esa oportunidad será aprovechada.
Pero la impresión de quien escribe es que, a menos que se produzca una revolución transformadora a nivel global, la oferta de nuestra industria seguirá atrayendo al mercado post pandemia. En el Caribe ya se vislumbran escenarios optimistas para un rápido restablecimiento del flujo turístico, mientras que a nivel global también algunos analistas muestran similar optimismo. Mucho dependerá, por supuesto, de cómo evolucionen las economías de nuestros dos principales mercados emisores (Norteamérica y Europa). Debemos desearles la mejor de las suertes.
PRECIOS DE 32 DESTINOS DEL CARIBE A OCTUBRE 2019