Desde pequeños nos inculcan que la mejor receta para ser aceptado y querido, es ser uno mismo. Presentarnos tal como somos sin aparentar ser lo que no somos, nos dicen. Suena tan fácil, pero ¿será esto suficiente y el único ingrediente necesario para ganar la aprobación y estima de los demás?
“Hay que quererse uno mismo primero para luego lograr que los otros te quieran”, “Se auténtica, diferente al montón”, “La clave del éxito o el fracaso están en la autoestima”, son algunas de las frases que a diario escuchamos como consejos para subirnos el ánimo cuando las cosas no van tan bien.
Como joven uno se pregunta ¿dónde se consigue o compra la autoestima?
La RAE define la Autoestima como el “conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos, hacia nuestra manera de ser y de comportarnos, y hacia los rasgos de nuestro cuerpo y nuestro carácter”.
En otras palabras, la autoestima es la valoración positiva que tenemos de nosotros mismos. Su importancia esta en que tiene que ver con nuestra manera de ser y depende de cómo sea (alta o baja), puede afectar nuestra manera de estar, actuar y relacionarnos con los demás. Lo más importante es que una alta autoestima puede librarnos de un suicidio.
Teófilo Ricardo escribió hace unos meses en el periódico El Caribe que el remedio más eficaz para evitar la autodestrucción en los jóvenes era elevando su autoestima. Citamos: ”Uno de los medios de mayor efectividad para evitar el suicidio es la autoestima. Cuando las personas sienten un marcado aprecio por sí mismos las posibilidades de suicidio desaparecen; los individuos defienden su existencia y creen que pueden y deben seguir viviendo. Nada detiene a un ser humano que siente un alto aprecio por sí mismo. Una de las más grandes claves y secretos para lograr el éxito es, sin duda, la autoestima”.
Todos tenemos una imagen mental de quien somos y de lo que queremos ser que alimenta nuestra autoestima. El señor Pichardo afirma que “Regularmente los individuos que se suicidan o que tienen intención suicida no han encontrado la clave de conocerse y entenderse a sí mismo”.
Muchas veces mostrarnos tal como somos, nos hace vulnerables y puede ser lo que genere situaciones incomodas y hasta definitivas, sino poseemos la cantidad de autoestima que se necesita para aguantar las burlas, acosos y hostigamientos por ser diferentes.
Carlos Vigil un joven gay de 17 años se quitó la vida el pasado verano al ser victima de bullying por homofobia. Carlos era un incansable activista contra el rechazo y acoso homofóbico, daba charlas en escuelas y centros, y estaba apoyando una nueva legislación contra el acoso escolar cuando decidió silenciar su vida.
En su nota pública a través de twitter expresó que sufría de acoso por su peso, por su acné, por sus gafas, por ser homosexual, por todo. En fin, Carlos Vigil murió por ser el mismo, por ser diferente. Al parecer no tenia la dosis de autoestima necesaria para poder amarse y aceptarse como era.
Como él hay cientos y miles de niños, niñas y jóvenes en el mundo que también somos y actuamos diferentes. En muchas ocasiones somos rechazados y hostigados por nuestra nacionalidad, color de piel, estatus económico y social, preferencia sexual, discapacidades físicas o motoras, aspectos y rasgos físicos o por nuestros gustos y/o disgustos, para mencionar algunas razones.
Sin embargo, más allá de lo que somos o de nuestras preferencias, todos somos seres humanos, y sin excepción, somos dignos del respeto incondicional de los demás y de nosotros mismos. Merecemos valorarnos y que otros nos estimen.
En los últimos años, una serie de suicidios relacionados con el acoso escolar en los EE.UU. y en todo el mundo han llamado la atención sobre la conexión entre la intimidación y el suicidio. Aunque muchos adultos todavía ven el acoso como "una cosa de niños," es un problema grave que genera muchos efectos negativos para las víctimas.
Muchos también obvian la relación que existe entre el ser acosador y suicidarse. Lo vemos todos los días en las noticias de violencia de género y hechos que ocurren en el país, donde los agresores son tan cobardes que se quitan la vida luego de ultimar a sus victimas pues no son capaces de asumir con responsabilidad su culpa.
Estudios realizados muestran estadísticas alarmantes relacionadas con el suicidio y el bullying. De acuerdo a bullyingstatistics.org algunas de las cifras son:
El suicidio es la tercera causa de muerte entre los jóvenes, lo que resulta en cerca de 4.400 muertes al año, según el CDC. Por cada 100 intentos de suicidio hay por lo menos un suicidio. Más del 14 por ciento de los estudiantes de secundaria han considerado el suicidio en algún momento, y casi el 7 por ciento lo ha intentado.
De acuerdo a estudios de la Universidad de Yale, las víctimas de bullying son entre 2 a 9 veces más propensas a considerar el suicidio de las que no han sufrido acoso escolar.
Un estudio realizado en Gran Bretaña encontró que al menos la mitad de los suicidios entre los jóvenes están relacionados con el acoso. Las chicas en edades de 10 a 14 años pueden estar en mayor riesgo de suicidio, de acuerdo con dicho estudio.
Según las estadísticas reportadas por ABC News, cerca del 30 por ciento de los alumnos son los agresores o víctimas de acoso escolar, y 160.000 niños faltan a la escuela y se quedan en sus casas todos los días por temor a la intimidación.
Muchas veces por nuestra corta edad y poca experiencia, no tenemos la capacidad de ver que resistirnos a aceptar quienes somos realmente con nuestras cosas buenas y malas, para complacer a otros, nos trae mucho más sufrimiento que actuar con coraje y mostrarnos tal cual somos.
Desde pequeños debemos aprender a aceptarnos a nosotros mismos tal cual somos. Nuestros padres y profesores tienen un rol importante en esta tarea pues son los llamados a reforzar los mensajes positivos y a ayudarnos a mejorar nuestras debilidades para obtener los niveles de la vitamina denominada autoestima.
Debemos entender que la única vía para lograr la tan deseada autoestima es siendo auténticos y verdaderos, pretender ser alguien que no somos y basar nuestras relaciones en la deshonestidad es sembrar sobre terreno hueco sin mucho futuro. Debemos aprender a amarnos a pesar de nuestras imperfecciones, antes de ser zombis sin almas y esencia. Asimilar que somos muy valiosos tal cual somos, pues Dios no se equivoca y ese es todo el amor y autoestima que necesitamos.