No veo ni escucho mucha radio ni televisión. Sintonizo siempre una emisora de música clásica. Si quiero enterarme de cómo anda el mundo y el país voy a resúmenes noticiosos o a emisoras nacionales e internacionales de relevancia informativa o a una red social, limitadamente.
Nunca he abandonado mi capacidad de perplejidad porque desde pequeño descubrí al maestro del asombro intelectual, el más grande los pensadores de la humanidad, Sócrates.
Me sorprende que no pasa un día que no vea o escuche por dichos medios anuncios gubernamentales, como uno del Ministerio de Obras Públicas, donde incluso el presidente alaba la gestión del incumbente. Por lo que escucho del mensaje, lo que se destaca es la obra del ministro y la cantidad de obras en curso de realización, lo que a mi juicio es innecesario.
Cuando el gobierno requiere del concurso de la población para ejecutar políticas públicas es cuando procede, racionalmente, la publicidad estatal.
Los anuncios gubernamentales tienen por finalidad dar a conocer la implementación de tales medidas, para que la población esté preparada y contribuya con su realización. No pueden ser utilizados para promoción personal de gobernantes ni excesivamente. ¿Está el MIOPC pidiendo en el aludido anuncio el concurso público para una política pública en realización? No.
Pero, son muchas las instituciones públicas que siguen este patrón. La publicidad estatal harta. La televisión, cable, radio, periódicos y redes están plagados de promoción personal funcionarial con recursos públicos.
Ese derroche de fondos debe cesar. Se debe imponer el orden que le quiere imprimir el presidente al gobierno. A ello no puede escapar la publicidad estatal, la que solo debe estar para promover patrones de conductas de relevancia social, políticas de prevención del delito, seguridad pública, ahorro, preservación del medio ambiente, escolaridad, salubridad y limpieza.
La publicidad estatal debe realizarse según las funciones de cada entidad; responder a metas, prioridades y programas; justificar las campañas institucionales; motivar técnicamente la selección de medios de difusión, según fines, alcance, tiempo, equilibrio informativo e impacto del anuncio; y, Contar con presupuesto adecuado para impulsar las acciones necesarias.
El uso eficiente del presupuesto nacional debe pasar por una ley reguladora de la publicidad estadual. Está en sus manos presidente impulsarla y liderarla.