Quizá para el lector común, acostumbrado al simple deleite que proporciona la lectura, un dato aparentemente irrelevante como el día exacto ―15 ó 16 de noviembre― en que nació una figura de las letras antillanas de tanta trascendencia como Max Henríquez Ureña sea asunto de poca importancia. Pero para un bibliógrafo, investigador apasionado del detalle relevante, ese minúsculo dato, perdido en el calendario de la historia literaria de un país tradicionalmente desorganizado como el nuestro (República Dominicana), sí merece la debida atención, pues nadie nace un día antes de nacer, nadie muere un día anterior al día de su nacimiento. Esta es una verdad perogrullesca, ya que no es posible demostrar lo contrario, ni siquiera viajando en «The Time Tunnel» [El túnel del tiempo], la fantástica serie de televisión estadounidense de los años 60.
“¿Y a qué se debe esa forma tan extraña de iniciar un escrito para referirse al natalicio de un escritor?”, se preguntarán algunos. Pues explicaremos el porqué de esa diminuta reflexión.
En el momento en que buscábamos una fecha propicia para la realización, en noviembre del pasado año, del acto de puesta en circulación de la antología Veinte cuentos de escritores dominicanos, de Max Henríquez Ureña, el reputado intelectual Bruno Rosario Candelier y quien escribe coincidimos en lo siguiente: en que las fechas del natalicio y del fallecimiento de Max Henríquez Ureña eran las efemérides más apropiadas para ese homenaje póstumo. Elegimos la primera por parecernos más interesante celebrar la llegada al mundo de un personaje en vez de conmemorar su partida. El acto tuvo lugar en la Academia Dominicana de la Lengua.
Es así como nos enfrentamos a un hecho histórico insoslayable: ¿nació Maximiliano Adolfo Henríquez Ureña el 15 o el 16 de noviembre de 1885? Algunas fuentes dicen que fue el día 15, otras que fue el día 16, aunque es mayor la cantidad de biógrafos que afirman que ese acontecimiento tuvo lugar el día 15. Sabíamos ya con exactitud que la eximia poetisa alumbró a su tercer hijo en el segundo piso de la casa situada en la calle Luperón esquina calle Duarte, vías de la zona colonial de la ciudad de Santo Domingo que para esa época eran llamadas calle Esperanza y Los Mártires, respectivamente.
Dan como fecha de nacimiento de Henríquez Ureña el día 15 de noviembre: Diógenes Céspedes, en las palabras de presentación al volumen Max Henríquez Ureña en el Listín Diario, 1967-1968 (2003); Néstor Contín Aybar, en el tomo III de su Historia de la literatura dominicana (1984); Margarita Vallejo de Paredes, en el volumen II de su Apuntes biográficos y bibliográficos de algunos escritores dominicanos del siglo XIX (1995); Franklin Gutiérrez, en su Diccionario de la Literatura Dominicana. Bibliográfico y terminológico (2004); y Miguel D. Mena, en su Diccionario de las letras dominicanas (2004).
En cambio, en el Diccionario de autores dominicanos (1492-1992) (1992), de Cándido Gerón; en la obra El espíritu de las islas. Los tiempos posibles de Max Henríquez Ureña (2003), del ensayista cubano José Manuel Fernández Pequeño; y en Magisterio y creación. Los Henríquez Ureña (2003), de la investigadora cubana Yolanda Ricardo, la fecha registrada es “16 de noviembre de 1885”. Joaquín Balaguer, en su Historia de la literatura dominicana (1955), solo indica el año en que nació Max Henríquez Ureña.
Asaltados por la duda y por esa imponente curiosidad que siempre acompaña al bibliógrafo amante del dato preciso, iniciamos una exhaustiva búsqueda de la verdad histórica, la que se hallaba celosamente resguardada en los registros de la Santa Iglesia Catedral, Primada de América. Allí…
…á los treinta (30) días del mes de abril del año mil ochocientos ochenta y seis (1886) […] el Excelentísimo y Reverendísimo Señor Arzobispo Metropolitano de la Arquidiócesis, Don Fernando Arturo de Meriño, bautizó solemnemente y puso óleo y crisma en su Oratorio (la capilla La Altagracia) a un niño nacido el diez y seis (16) de noviembre del año mil ochocientos ochenta y cinco (1885), hijo legítimo de los señores Francisco Henríquez i Carvajal y Salomé Ureña, a quien impuso por nombre MAXIMILIANO ADOLFO. Fueron padrinos los señores Maximiliano Grullón y Adelina Henríquez, a quienes advertí el parentesco espiritual y de más obligaciones que habían contraído. En fe de lo cual redacté esta partida de que doy fe. CARLOS NOUEL.
Ese texto ha sido extraído de la copia fiel y exacta de la certificación de bautismo de Max Henríquez Ureña que, a solicitud nuestra, expidiera, el martes 13 de noviembre del de 2007, el Reverendo Padre Geraldo Ramírez Paniagua, Canciller del Arzobispado de Santo Domingo, quien nos informó, además, que en el Archivo General de dicho Arzobispado se encuentra dicha partida de bautismo en el Libro 40, Folio 31, No. 73.
Cabe afirmar, entonces, que Max Henríquez Ureña, el autor de Panorama histórico de la literatura dominicana (1945), nació el 16 de noviembre de 1885, no el día 15 de ese mes. Es decir, un día como hoy, por lo que se cumplen 133 años de sus natalicio. Sus aportes a la cultura y a la literatura hispanoamericanas son de considerable valor y este texto viene a ser un homenaje póstumo orientado a preservar su memoria y a contribuir con la difusión de su extraordinaria obra, casi desconocida en su propia patria, donde habría de morir el 23 de enero de 1968.
Al momento de fallecer, Max vivía en el segundo piso de la casa ubicada en la calle 19 de Marzo No. 254, donde había nacido, el 21 de octubre de 1850, su devota madre: Salomé Ureña de Henríquez.