El Señor definió claramente la misión de vida de un creyente en el mundo :

Mat 5:13  Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.

Mat 5:14  Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar;

Mat 5:15  ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa.

Mat 5:16  Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos

La sal es un elemento de preservación, la luz un elemento de  de iluminación y entendimiento. La luz que el creyente y al iglesia irradian se origina primariamente en la palabra de Dios, la verdad de Jesucristo "la luz del mundo"; el creyente es luz en la medida  en que refleja en su pensamiento, en su hablar y en su vida las verdades del evangelio de Cristo, lo que se se contrapone a las tinieblas, el engaño  y la mentira que abundan en el mundo. El  conocimiento y vivencia  de la palabra le permitirá a ese creyente vivir en luz como dice el salmista "lampara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino" Salmo 119:105. 

La palabra es el instrumento para cumplir la misión de llevar a otros a la luz de la verdad contenida en la inerrante palabra de Dios, y sacar a muchos de las tinieblas a que viven sometidos por  la mentira del diablo que abunda en el mundo . Este debe ser el objetivo principal  que debe buscar el creyente al predicar la palabra de Dios a los hombres, porque el alma de estos es eterna y su respuesta a ella decidirá el destino eterno de esas almas. Eso es ser sal y luz.

Esto no excluye los beneficios adicionales que trae la diseminación de la palabra,  que también socialmente transforma el mundo alrededor mediante  el impacto de la verdad de Dios y sus principios éticos en la cultura, aún para los no creyentes. Prueba  de esto es el auge de la civilización occidental que se basó en los principios éticos judeocristianos a los que hoy muchos quieren renunciar , a pesar de que hicieron a occidente una gran civilización hasta nuestros días.

El creyente debe ser también sal; la sal se usaba no sólo para dar sabor a las comidas, sino como un elemento  de preservación de los alimentos para evitar que se corrompiesen y se volviesen putrefactos. Lo que esto quiere significar es que el creyente mediante su vida de testimonio de la verdad, su enfrentamiento con la mentira y las tinieblas del mundo,  se convierte en un elemento de preservación que impide que la corrupción y las tinieblas se traguen por completo este mundo y se corrompa todo. 

Cuando la sal pierde esta característica no sirve para nada sino para ser botada; lo mismo el creyente que no cumple su función en el mundo. 

Los creyentes somos parte de la iglesia universal;  pertenecemos a la iglesia local, pero componemos esa gran iglesia universal que tiene esta misma misión . 

Cuando la iglesia y el creyente no cumplen esta misión se convierten en elementos inservibles para la expansión del reino de Cristo , el conocimiento de la verdad , e impactar beneficiosamente  la cultura de la generación en que le tocó vivir.

 Es muy triste ver cómo en muchos lugares la iglesia representada en muchos creyentes y líderes perdió su orientación, o parece estar a punto de hacerlo; dejó de cumplir la misión de ser luz y sal, con lo cual la mentira logró tomar terrenos en la mente de los hombres y en las sociedades corrompiendo y destruyendo  vidas y naciones . 

Una iglesia que la dirigen hombres  que están buscando la prosperidad y el avance material como símbolo de bendición divina, ha perdido su rumbo; una iglesia cuyos miembros viven solo pensando en lo terrenal ha perdido su orientación; una iglesia cuyos miembros solo viven  de cara al mundo espiritual, ajena al mundo que les rodea, y sus vidas y ministerios no impactan la sociedad en las que le tocó vivir, (contrario a como sucedió en la reforma protestante), manifiesta su inutilidad. 

No podemos ser ajenos a que en cierta medida los grandes retrocesos de la humanidad , como el empuje de ideologías absurdas y superficiales cómo estás relacionadas a la ideología de genero han progresado porque allí no estuvo la iglesia cumpliendo su misión; como ha sucedido en Europa en donde el neopaganismo ha corrompido esas sociedades y están en franco retroceso moral, aunque aparenten modernidad. 

Al ver el avance de la corrupción social y gubernamental  y la impunidad en muchos países tenemos que decir también que la iglesia no ha cumplido su rol de salar, iluminar y preservar. 

Es triste ver cómo el liderazgo de varias  iglesias se han vendido a los poderes de este mundo y han cambiado su misión por  un plato de lentejas de privilegios, exoneraciones, subsidios, dinero, cargos y el elogio de los poderes terrenales; el resultado ha sido patético y vemos como el mundo desprecia a una iglesia así; desprecia a ministros así; desprecia a cristianos así. 

El gran testimonio que transformó al mundo en los primeros siglos del cristianismo era una iglesia comprometida, no sometida a los poderes de este mundo en lo que ofendía a Dios, y a la vez obediente más que nadie a sus autoridades en aquello que no fuese contrario a los mandatos divinos; ministros y creyentes que ansiaban dar su vida por el testimonio de Cristo, que no buscaban lo suyo propio sino el bien de los otros. 

Pero esto parece haberse evaporado en gran medida de muchas  iglesias contemporáneas. Aunque en toda justicia gracias a Dios todavía muchos creyentes, iglesias y líderes han hecho y están haciendo esa labor de sal y luz siendo de bendición a las almas y a las sociedades de su generación.

 Es verdad que la iglesia de Cristo prevalecerá, y no podrá ser vencida, pero esto se predica de la iglesia universal y no de todas las iglesias locales, muchas de las cuales han sucumbido y se han apagado y no salan. 

Solo si los creyentes y las iglesias locales retomamos la misión que nos dejó nuestro maestro de ser luz del mundo y sal de la tierra, podremos volver a brillar y a salar,  y evitaremos la tragedia de la iglesia inútil la cual solo esta pronta a ser menospreciada y echada fuera y pisoteada por los hombres.