De acuerdo a la distribución de roles por sexos aprendida en la cultura a través de la ideología patriarcal, el hombre "debe ser" el principal proveedor económico. Además "debe ser “exitoso y estar dispuesto a solucionar los principales problemas de la familia, que según esta misma cultura, suelen ser económicos, los de mayor preocupación.

A pesar de los cambios sociales, el desarrollo educativo de las mujeres, la imposición capitalista de que la mujer salga a trabajar, pues el salario de uno sólo no es suficiente, tanto hombres como mujeres siguen respondiendo a este imaginario social a pesar de la realidad cruda a que se enfrentan cada día.

Recibo en mi consultorio a innumerables parejas, mujeres u hombres solos con el "trauma" de que él perdió el trabajo. El hombre lo vive como una pérdida existencial que le mueve el piso de su valía personal y la mujer como la pérdida del Príncipe Azul en que ella sigue creyendo a pesar del descrédito de los cuentos de Hadas y la nueva versión de Princesa, en Maléfica de Disney.
Las mujeres se siguen resistiendo a mirar a sus compañeros con unos nuevos ojos. Hemos adquirido esos ojos para estudiar, diversificarnos, desarrollarnos, asumir nuevos retos y hasta volvernos competitivas, pero en el amor nos sigue costando tener una imagen más real del compañero; verlo vulnerable y como eso, un compañero, no como un padre, un guardián y hasta dios y sentido de la vida.

Los hombres por su lado se siguen mirando a ellos mismos como valiosos por razones externas; si tienen un trabajo, dinero, carrera, yipeta, casa, bienes. Cuando esto, por alguna razón desaparece, se pierden y son los primeros que dejan de confiar y sentirse seguros con ellos mismos.

El problema no es que el hombre pierda el trabajo, ni siquiera el dinero es el mayor problema. El tema que subyacente en esta situación, "no trauma", es la manera en que cada uno lo vive. La sincronía en ambos acerca de la expectativa de ser él y que él sea el proveedor y si no lo es queda descalificado como hombre. Si ella pierde el trabajo, aunque el asunto económico sea igual o peor de grave, el "trauma” es menor, incluso pudiera hasta mejorar la relación, pues en él bajan las defensas y ella se convierte en la Princesa con el castillo en llamas que debe ser salvada. Y todo esto sólo por el poderoso mensaje cultural que nos coloca en situaciones distintas de acuerdo al sexo.

Los hombres tienen derecho a perder el trabajo, a no tener dinero, a no tener carro, a no ser exitosos de acuerdo a las expectativas de esta cultura. Tienen derecho a sentirse vulnerables sin que esto les quite su valía y haga una sombra en el gran ser humano que son.

Posiblemente es un cambio que ellos mismos tienen que atreverse a iniciar e ir flexibilizando poco a poco los roles que esta sociedad les ha impuesto. Perder el trabajo puede ser la oportunidad para convertirse en un gran padre de sus hijos, aprender nuevas destrezas, descubrirse a sí mismo, darse cuenta de que talvez no le gustaba tanto lo que hacía, crear un nuevo negocio, en fin reinventarse para evitar perder también su compañera y su familia, además del trabajo.

Las mujeres también tendremos que dejar de esperar sólo dinero de las parejas y ayudarles a construir una nueva manera de ser hombres más adaptados a la realidad actual que es, sin dudas muy distinta a la de nuestras abuelas. Hoy tenemos el compromiso de modelar a nuestros hijos e hijas que la gente vale por lo que es y  no por lo que tiene ni aparenta tener y la familia es el taller primario para construir esta nueva manera de ser hombre y mujer que no duela tanto ni provoque tanto dolor a las y los demás.

solangealvarado@yahoo.com

@solangealvara2