Una idea sin lugar a dudas controversial, que ha dado lugar a numerosas discusiones filosóficas sobre ética y política. Y es esta idea la que me ha parecido atinada para una reflexión sobre la Convergencia opositora en RD.

Breve y superficialmente, diré que los detractores de esta idea se basan principalmente en la obvia dificultad de clasificar cuándo un fin es lo suficientemente bueno y digno como para que en su nombre se cometa cualquier atrocidad. Otros, que suelen mantenerse más lejos de las discusiones éticas, explican que el fin justifica los medios, siempre y cuando los medios nos lleven realmente al fin deseado y sean los más eficaces.

En el caso que me ocupa, mi aplicación de esta idea responde a una justificación simple: cuando hay un solo medio, y el fin es una necesidad imperiosa, el fin, definitivamente justifica el medio.

En el momento actual que vive la RD, en el que el PLD se ha convertido, mediante todo tipo de artimañas, en un actor político hegemónico, que controla y maneja a su antojo la gran mayoría de las instituciones estatales (la presidencia, el congreso, las fuerzas armadas, el ministerio público, la suprema corte, la junta central, la cámara de cuentas, entre otras) no existe un actor político único que, jugando bajo las reglas impuestas por el PLD y su Comité Político, sea capaz de influir en lo más mínimo en un cambio en la correlación de fuerzas.

No cabe la más mínima duda de que al PLD no es posible hacerle oposición con discursos, en solitario, apelando al deseo de cambio de la población. No hay cabida en el momento actual para hacerle frente al monstruo PLDista desde afuera del pantano. Las únicas armas eficaces están dentro del pantano y no van a salir solas, hay que zambullirse a buscarlas.

Es cierto que en la Convergencia se han encontrado partes que tienen objetivos políticos completamente diferentes y es difícil ver la posibilidad de que puedan realmente trabajar en conjunto sin hacer ciertos sacrificios. Pero el asunto es que hay un objetivo en común, sacudirse de debajo de la dominación PLDista. Y resulta, que la consecución de este objetivo es absolutamente necesaria para abrir la puerta a todos los actores políticos hacia la posibilidad de trabajar en perseguir sus demás objetivos. En otras palabras, imagínese que usted quiere ser arquitecto y yo quiero ser médico, a mí me importará poco que los materiales para realizar maquetas sean exorbitantemente caros y a usted le importará poco que los libros de medicina sean increíblemente pesados, pero lo que a ambos nos importará igual, es que haya una universidad a la que podamos asistir, porque aunque un médico y un arquitecto hacen trabajos muy distintos, ambos necesitan un espacio que les permita hacerse profesionales en sus áreas.

Hay personas preocupadas con la Convergencia, porque entienden que los partidos tradicionales, tanto de derecha como de izquierda, tienen poco que aportar y que esta alianza solo puede servir para “dañar” a otras agrupaciones con líneas políticas diferentes. Estas personas entienden que esas agrupaciones distintas no deberían “manchar” su accionar y su bonito discurso fresco y diferente al juntarse con las fuerzas tradicionales. Pero la realidad es que hay un pueblo que día tras día es víctima de todo tipo de violaciones a sus derechos fundamentales (ejecuciones extrajudiciales en manos de la policía nacional y las Fuerzas Armadas, trata de personas a través de la frontera, vulneración de sus derechos sexuales y reproductivos,  deficiencia de los servicios públicos básicos,  discriminación por criterios económicos, raciales, étnicos y de género). Un pueblo que sobrevive con ingresos sumamente bajos, que no permiten desarrollar un proyecto de vida digna. Un pueblo desmovilizado, deteriorado por la desigualdad, la inseguridad, la desolación. Y ante esta realidad, sería ingenuo, irresponsable y sumamente contraproducente que una o varias de estas agrupaciones ponga la defensa de su moral por encima de las necesidades de supervivencia de este pueblo.

Hay que recordar que los partidos tradicionales no son solo sus dirigentes, son una masa inmensa de gente que responde a esos dirigentes. Son una masa inmensa de gente que necesita y está dispuesta a caminar por un mismo camino que le conduzca al establecimiento de un real Estado de Derecho que permita el desarrollo de diversas opciones políticas. El que pretenda hacer política quedándose fuera de la alianza que haga esto posible, mejor que permanezca en su casa.

Lo dije una vez y lo repito, a veces hay que acostarse con el diablo, lo importante es mantenerle el tridente agarrado.