“Por qué no tengo deseos de tener relaciones con mi esposo?

Amo a mi esposo, somos buenos padres, buenos hijos, nos llevamos bien entre nosotros, somos amigos, compañeros, pasamos momentos gratos juntos, bailamos, salimos de fin de semana, mas a la hora de ir a la cama, me duele la cabeza…

Imagino que la mayoría de las y los adultos remoce que amor y deseo no van siempre de la mano. Hay parejas que tienen un excelente relación entre ellos, sintonía de valores, buena comunicación, compromiso, amigos, pero la relación de amantes no es buena.  No hay química entre ellos, o la hubo y se perdió, o está dormida.

Hay parejas con una atracción erótica altísima, pero carecen de otros puntos en común y es difícil o nula la comunicación en otros niveles, son amantes pero no amigos. Otros construyen una relación de pareja con buena atracción sexual,  intereses en común y sentimiento de amor.

Existen  otras relaciones donde no funciona la amistad, ni la cama;, son aquellas que se mantienen por otros intereses. Muchas veces en la pareja puede no existir miedo o repulsión activa, sino una simple despreocupación.

El afecto por sí sólo no se convierte en excitación sexual.  En estos casos una caricia genital es como un tropezón.  En algún momento de la convivencia, las relaciones sexuales no resultaron satisfactorias, o no tenían deseo una de las partes, por lo que las relaciones sexuales se distanciaron.

A menudo se da el caso de que el hombre manifiesta un malestar latente, sin que esta se dé cuenta, pero  ella la percibe en sus gestos, en su lenguaje no verbal. Algunas mujeres pierden el interés por los hombres cuando ellas ganan más dinero o disfrutan de un estatus social más alto.

Las mujeres dependientes se casan con hombres que se convierten en sustitutos del padre. Estos hombres aportan  en el campo académico y profesional, aquí aparece como una sombra el tabú del incesto.  En estos casos, difícilmente se verá excitada por su marido, aunque inesperadamente llegue a sentirse excitada por un hombre distinto.

A medida que el deseo sexual disminuye se estrecha el abanico de estímulos capaces de despertar el apetito sexual y se requiere una estimulación física y psíquica más intensa para obtener respuesta.

Al iniciar una relación amorosa, por lo menos en los albores, convive con una atracción erótica; si la pareja es amiga y amante, entramos en otra dimensión donde la fuerza de la energía y la fuerza creativa, la disposición, la búsqueda del encuentro nos lleva al mejor afrodisiaco que existe; el amor.

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