Hace un tiempo, traté el experimento de los que se ha llamado en la jerga de los tecnófilos, MOOCs (los cursos en línea masivos  y abiertos) con mucho entusiasmo para que en nuestro medio, “alguien” se entusiasmara e impulsara una experiencia similar en Dominicana (Ver en ACENTO:  http://acento.com.do/2013/opinion/208162-la-vieja-universidad-ha-muerto/  y http://acento.com.do/2013/opinion/208208-aqui-no-hay-nada-que-hacer-mas-que-hacerlo/ ).

El experimento me llevó a tomar dos cursos –uno con la UNAM y otro con el Tecnológico de Monterrey- y vivir la experiencia en carne propia, junto a mi mujer y su hermana. Pero, la característica principal es crear noticia; e, indudablemente, es noticia que sólo un ínfimo porcentaje de la matriculación masiva culminen el entrenamiento, ha saltado a los titulares. En mi experiencia, me sorprendió que se inscribieran 25,000 pero sólo 3,000 lo completamos.

Por lo tanto, en el rediseño de El País de su sección sobre Educación se publicó todo un dossier sobre el fenómeno, y un reportaje titulado ¿Qué fue de la revolución MOOC? por Karelia Vásquez, disponible en:

http://economia.elpais.com/economia/2014/10/08/actualidad/1412783861_083138.html, enfrenta el éxito sin resultados de tan celebrada experimentación.

Un responsable del área, Albert Sangrá Morer –director del eLearn Center de la Universidad Operta de Catalunya, produjo un largo artículo dedicado en tres partes, el primero con el título “¿MOOCmanía?” en El País, en los siguientes enlaces:  la primera parte se en encuentra en: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/02/28/actualidad/1362067120_992712.html; la segunda parte en; http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/03/09/actualidad/1362862473_833583.html; y la tercera en: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/03/17/actualidad/1363544697_803500.html que recomiendo enfáticamente su lectura detenida.

Entonces, como ahora, estamos  en la experiencia de conjugar la masificación y enfrentar los crecientes costos de la matrícula. Para tratar el tema públicamente debemos buscar indicios de cuál universidad será la pionera en la República Dominicana.

Un tercer artículo, de la firmas de Rosa Jiménez Cano, Cristina F. Pereda, y Rodrigo Carrizo Couto, con el sugerente título “Las universidades más punteras del mundo en el uso de las tecnologías”, donde nos presenta los casos de Stanford de San Francisco, el MIT (acrónimo de Massachussets Institute of Technology) y el alma mater de Einstein, el Instituto Federal Suizo de Tecnología, con sedes en Zurich y en Lausana.

A pesar de las críticas, en estos tres centros están innovando más allá de lo razonable, porque en ellos se tiene la conciencia de que los cambios no se quedan en las superficies de los procesos.

En otro contexto, la sección “Formación” de El País, bajo la responsabilidad de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED, de Madrid, España), Ana Torres Menarguez nos presenta diez claves para identificar una universidad de calidad, en el enlace;  http://economia.elpais.com/economia/2014/09/16/actualidad/1410883809_851331.html .

Presento estos diez criterios para que cada quien en su fuero interno evalúe su alma mater y vea si cumple con cuántos de estos criterios:

  1. Especialización

Algunos centros universitarios están especializados en áreas de conocimiento como Administración y dirección de empresas, Ingeniería, Música, etc. Si el estudiante tiene claros sus intereses académicos, la mejor opción es identificar los centros especializados y compararlos. Si, por el contrario, tiene dudas o está interesado en varias disciplinas, los centros no especializados le permitirán explorar diferentes campos.

  1. Profesorado

Otro punto importante es revisar la trayectoria de los profesores. ¿Cuentan con titulaciones académicas relacionadas con la materia que imparten? En el caso de titulaciones como Ingeniería, Derecho, Medicina o Empresariales, ¿son profesionales en activo los profesores que las imparten?

3. El tamaño

¿El futuro alumno prefiere un centro pequeño (de 6.000 a 15.000 alumnos) que le permita interactuar más fácilmente con el profesorado o una gran universidad (más de 15.000 alumnos) en la que será más autónomo? ¿Más de 100 alumnos por aula o clases más reducidas? Los que se decanten por titulaciones científicas, ¿quieren trabajar en pequeños grupos en el laboratorio? En este punto se puede consultar la ratio de alumnos por facultad, la media de estudiantes por aula y la ratio de estudiantes por profesor.

4. Métodos

¿Se promueve el aprendizaje activo mediante proyectos o grupos de trabajo o solo se enfatiza la lectura? ¿Se compagina la enseñanza cara a cara con las herramientas digitales?

5. Atención al alumno

Es importante comprobar que la universidad se preocupa por los alumnos y ofrece servicios de orientación académica y asesoramiento para la búsqueda de prácticas profesionales. ¿Disponen los profesores todas las semanas de un horario de atención al alumno?

6. Biblioteca

¿Dispondrá el alumno de acceso a la biblioteca digital? ¿Dispone la universidad de un buen stock de libros? ¿Hasta qué hora permanecerá abierta la biblioteca o las aulas de trabajo y estudio?

7. Intercambio

¿Qué tipo de programas de intercambio internacional ofrece? ¿Encaja el perfil del futuro alumno con los requisitos exigidos? ¿La universidad le ayudará a encontrar el que más se ajusta a sus estudios? ¿Hay un buen número de estudiantes extranjeros en el campus?

8. Flexibilidad

Los alumnos que trabajan, tienen familiares a su cargo, tienen alguna discapacidad física o son deportistas de élite, entre otras casuísticas, podrían necesitar flexibilidad horaria.

9. Vida extraescolar

Una parte importante de la experiencia del estudiante transcurre fuera de clase. Puede ser de gran utilidad averiguar si la vida cultural, deportiva o social de la universidad está activa. ¿Hay comités de estudiantes? ¿Los alumnos sienten que su feedback contribuye a la mejora del funcionamiento de la universidad?

10. Residencias

El éxito del futuro alumno también dependerá de que sienta cómodo en su nuevo contexto. ¿Se gestionará mejor en una universidad ubicada en una gran metrópolis o en una pequeña ciudad? ¿Prefiere continuar en casa con la familia o salir fuera? ¿Es viable económicamente? En caso de matricularse en una universidad lejos de casa, ¿dispone de una residencia asequible o los gastos van a ser inasumibles?

Estas reflexiones son para concluir respondiendo la pregunta del título: ninguna universidad dominicana es tan experimental como las tres presentadas como las más innovadoras, pues aún se conciben en las más vetustas concepciones de su quehacer universitario. Insisto en que las universidades dominicanas necesitan más capacidad de riesgo para responder al reto al siglo XXI.

Es un tema reiterativo pero que hay que insistir porque si no perderemos el tren de la historia…