¿Por qué algunos  reciben sus milagros y otros no?  He perdido la cuenta de las veces que he escuchado esa pregunta, más a modo de inconforme queja que de satisfacción por los casos que terminan felices.  La respuesta siempre es la misma:  Dios es Soberano.  Su voluntad está muy por encima de nuestros argumentos, y no se trata de favoritismo.  Muchas veces es que la espera encierra un gran aprendizaje.  Desde que supo el diagnóstico, ha estado expuesta a una serie de descubrimientos internos.  Primero, a aceptar con humildad y valentía el cuadro del caso.  Estando en el sexto mes de embarazo, una protuberancia en uno de sus senos, provocó una serie de análisis entre los cuales, la biopsia terminó confirmando el temido cáncer.  De ahí las decisiones iban en torno a qué era lo mejor tanto para la criatura, como para la madre.

Mientras la ciencia hacia lo suyo, los dolientes reconocidos como guerreros espirituales, nos propusimos llevar nuestro caso hasta el mismo Trono de los Cielos.  Cadenas de oraciones, intercesiones pero si algo activa el Favor de Dios son las plegarias de las madres.  Tres semanas de ayuno y oración y esta mujer extendió su mano tocando el manto de Jesús.  Porque en respuesta recibió del Señor la confirmación de que confiara, que no habría ya más cáncer.

Mientras, la quimioterapia había empezado, y con ella, la caída del pelo.  Valientemente la mujer pasó una rasuradora por su cabeza.  No voy a estar en eso –dijo- deprimiéndome viendo la caída paulatina.  Yo sé que se va a caer, entonces, mejor lo corto y ya!  Su actitud no es un desafío, es la decisión de estar por encima de los hechos y en franco control.  El proceso de “Negación” no es opción para ella.

Cuando los médicos lo consideraron prudente, provocaron el parto prematuro de la bebita.   Otro motivo para dar gracias, pues contrario a todo pronóstico, se ha desarrollado muy bien.  A unos pocos días de la próxima tomografía en el seno afectado, la madre le anunció con plena certeza que ella estaba sana.  ¿Y tú por qué dices eso?  Dijo escéptica, no porque no confíe en el Poder del Altísimo, sino por la fricción que es ya norma entre ambas, a pesar de todo.  Pero eso es otro tema, en fin que días más tarde, cuando el análisis arrojó que el tumor, del cual habían sacado biopsia unos meses atrás, ahora aparecía totalmente inofensivo.  No encontramos el cáncer, dijo la doctora con verdadera expresión de extrañeza.

Mi esposo le dijo a la doctora que hiciera todos los análisis necesarios, porque no íbamos a descuidarnos a estas alturas.  No te alegra que dijeran que no tengo cáncer?  Preguntó a su madre con la acostumbrada queja en el tono.  Yo sé que estás curada –contestó enfática y calmadamente-  Dios mismo me lo dijo, y yo te lo dije a ti.  Tú estás curada, para la Gloria de Dios y todos los análisis que te harás de aquí en adelante sólo servirán para confirmarlo.

Mateo 15: 21-28Y saliendo Jesús de allí, se fue a las costas de Tiro y de Sidón. Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: Señor, Hijo de David, ten misericordia de mí, mi hija es gravemente atormentada por un demonio.  Pero Él no le respondió palabra. Y sus discípulos vinieron y le rogaron, diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.  Y Él respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.  Entonces ella vino y le adoró, diciendo: ¡Señor, socórreme!  Mas Él respondió, y dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos.  Y ella dijo: Sí, Señor, mas los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus señores.Entonces respondiendo Jesús, le dijo: ¡Oh mujer, grande es tu fe! Sea hecho contigo como quieres. Y su hija fue sanada desde aquella hora.

¡Bendiciones!