"Para German D’Oleo habrá un 30 de Mayo que no olvidará nunca más en su vida cuando sobrevivió a un ataque terrorista en el Aeropuerto Lod, en Tel Aviv, Israel.  Tuvo mejor suerte que 25 compañeros muertos en el hecho, pero nada pudo hacer para evitar que dos balas se alojaran en su muslo izquierdo. Fue el único dominicano que vivió la tragedia que ensombreció a tantas personas en todo el mundo. Viajaba a Israel para conocer los lugares santos . . . Su sueño dorado era conocer Tierra Santa. Y estuvo a punto de perder la vida para hacer realidad un sueño que sigue siendo sueño."

-Anibal de Castro, 20 de Junio de 1972

Pocas horas después de su llegada al país el 19 de Junio de 1972, el empresario German D’Oleo Encarnación le concedió una entrevista exclusiva a Anibal de Castro, director del periódico Última Hora.

ver vídeo documental: http://jonathandeoleo.blogspot.co.uk/p/aniversario-de-ataque-en-israel.html

En su relato, D’Oleo describe el incidente como una "tragedia que no tiene calificativo"; considera a los terroristas que perpetraron el hecho como "personas inhumanas, bestias."

Para el dominicano la travesía comenzó en San Juan de Puerto Rico. D’Oleo era miembro de la Iglesia Metodista en aquella isla y partió junto con un grupo de cristianos puertorriqueños en peregrinaje a Tierra Santa.

Después de haber hecho escala en Nueva York y Paris, el grupo se dirigió en un avión de la línea aérea Air France hacia una tercera y última escala en la ciudad de Roma. Fue allí donde los perpetradores de la masacre subieron a bordo de la aeronave con armas semiautomáticas y granadas de mano escondidas en estuches de violín.

Fueron tres los terroristas que abordaron aquel avión para cometer la masacre en Tel Aviv; todos de origen japonés, reclutados por el Ejercito Rojo, entrenados en Beirut y asignados a llevar acabo el ataque terrorista ideado por el Frente Popular para la Liberación de Palestina.

Dos de los terroristas murieron en el acto. El tercero, de nombre Kozo Okamoto, fue arrestado y condenado a cadena perpetua en Israel. Sin embargo, este fue puesto en libertad trece años después, en 1985, como parte de un intercambio de prisioneros con facciones militantes de Palestina.

En un artículo titulado "Perfil de un Terrorista: Una Entrevista a Kozo Okamoto" la socióloga Patricia G. Steinhoff describe la cultura y formación ideológica del victimario.

Como miembro del Ejercito Rojo, Okamoto es fiel creyente de la teoría de León Trotsky que aboga por una revolución a escala mundial en la cual el proletariado debe desplazar a la poderosa clase burguesa a través de sangrientos actos terroristas en territorio enemigo.

En su entrevista con Steinhoff, Okamoto dijo que la maquinaria ideológica del Ejercito Rojo y el FPLP "no es una maquinaria tradicional de guerra entre países, sino una guerra revolucionaria en la cual gente ordinaria perteneciente a la clase burguesa es masacrada metódica e indiscriminadamente."

Steinhoff puntualiza cómo la tradición Budista-Japonesa estima la vida y muerte de un individuo como meras estaciones dentro de un marco existencial de mayor trascendencia. De modo que la vida de un individuo no tiene significado en sí misma, sino dentro de un contexto social predeterminado.

Esa visión de mundo fue la que llevó a miles de soldados japoneses a optar por el suicidio antes de rendirse ante tropas estadounidenses en la Segunda Guerra Mundial. También es esa maquinaria ideológica la que facilita, hasta el día de hoy, el reclutamiento de individuos para cometer actos terroristas suicidas-homicidas como la Masacre del Aeropuerto Lod.

Una vez puesto en libertad a mediados de los años ochenta, Okamoto se trasladó a Libia, después a Siria y, finalmente, hizo residencia en la República Libanesa donde fue reunificado  con sus correligionarios terroristas del Ejercito Rojo.

German D’Oleo, por su parte, quedó con dos balas explosivas alojadas en su muslo izquierdo. Uno de los impactos de bala destruyó el nervio ciático casi en su totalidad. El pronóstico médico para el dominicano era silla de ruedas de por vida.

Al ser presentado con el diagnostico, D’Oleo se negó rotundamente a aceptarlo diciendo que Dios lo iba a reincorporar. Los médicos, estupefactos, tragaron saliva y siguieron su rutina.

Contrario al pronóstico médico, dos años después del incidente, D’Oleo se reincorporó totalmente. Acto seguido realizó un segundo viaje a Israel para hacer realidad un sueño que se convirtió en parte intrínseca de su historia.

Visitó los lugares Santos; esos lugares que, como estudioso de la Biblia, guardaban gran significación para él y que al recorrerlos reivindicó aquella libertad afianzada en la verdad que ningún acto terrorista puede adulterar.

Regresar a Israel desde República Dominicana después de haber sido baleado por terroristas en su primera visita, constituye una acción gallarda y loable por parte del quisqueyano.

Al pisar Tierra Santa por segunda vez en 1974, D’Oleo desafió, simbólica y efectivamente, la visión y misión terrorista de Kozo Okamoto, El Ejercito Rojo, el FPLP, la Cortina de Hierro, y el Comunismo que amenazaba, en ese entonces, con dominar el mundo.

Un ciudadano común de un país democrático, libre y soberano se impuso ante la ideología marxista-trotskyana que buscaba "terrorizar a miembros de la burguesía a través de sangrientos actos terroristas en territorio enemigo." Su retorno a Israel desde tan lejos es prueba fehaciente de que no se dejó intimidar por aquellos cobardes suicidas-homicidas.

El dominicano hizo realidad su sueño y al hacerlo hizo suya aquella famosa estrofa del poeta argentino Almafuerte:

"No te sientas vencido, ni aun vencido
No te sientas esclavo ni aun esclavo
Trémulo de pavor, piénsate bravo
Y arremete feroz, ya malherido"

Quien escribe es uno de ocho vástagos de aquel dominicano. A lo largo de sus 65 años de vida,  mi padre, hijo de Quisqueya nacido en el municipio de El Cercado en San Juan de la Maguana, huérfano de padre y madre, autodidacta y trabajador infatigable, se desempeñó como exitoso ejecutivo de ventas en Puerto Rico y después en su país natal como inversionista de bienes raíces y coleccionista de arte.

Sobretodo, German D’Oleo era un fiel y efectivo predicador de la Palabra de Dios sirviendo de canal de bendición al prójimo a través de sus numerosas gestas filantrópicas realizadas siempre con un muy alto grado de discreción y genuino desinterés.

En este cuarenta aniversario del atentado terrorista que pudo haber cobrado la vida de mi progenitor, quiero invitar al pueblo dominicano a que sopesemos sobre las implicaciones históricas que puede tener una idea.

Quizás no es una mera casualidad histórica que el aniversario de la Masacre del Aeropuerto Lod coincida con el de la muerte de Trujillo.  Rafael Leónidas Trujillo, como Kozo Okamoto, era, en esencia, un terrorista; campeón de ideologías erradas y deshumanas en naturaleza con las cuales se justificaba el asesinato metódico y, en ocasiones, indiscriminado de miles de individuos tanto dominicanos como de origen foráneo.

Nuestro pueblo debe rechazar vehementemente cualquier manifestación  social, política y/o cultural que se asemeje en lo más mínimo a tales corrientes ideológicas.

Lamentablemente, en el pasado reciente el actual gobierno honró una representación fidedigna de la ideología del dictador Rafael Leónidas Trujillo y el terrorista Kozo Okamoto en la persona de Mahmoud Abbas, Presidente de la Autoridad Nacional Palestina y Secretario General de la Organización de Liberación Palestina, cuerpo político que acoge en su seno al FPLP, autor intelectual de la Masacre del Aeropuerto Lod que, como ya puntualizamos, atentó contra la vida de un nacional dominicano.

A ese personaje, que en su disertación doctoral titulada "El Otro Lado: La Relación Secreta entre el Nazismo y el Zionismo" se refirió al Holocausto como "la fantasía Zionista, la mentira fantástica que seis millones de judíos fueron asesinados", el Presidente Leonel Fernández llamó  "un embajador de paz" y lo  condecoró con la orden de Duarte, Sánchez y Mella en el grado Gran Cruz Placa de Oro.

Quisiera poder catalogar tal quijotada como una de tantas acciones diplomáticas que se cometen involuntariamente, pero, tristemente, es mucho más que eso. Pues fue algo premeditado y meticulosamente orquestado por el poder ejecutivo como parte de una agenda, a mi entender, personal, ya que, en esencia, adultera los fundamentos judeo-cristianos de Quisqueya y atenta contra el mejor interés del país en el plano nacional e internacional.