Nuestro pueblo, como todos los pueblos, responde a la ley natural de especificidad e individualidad genética y social, que hace de cada ser vivo, es decir de un animal, de una persona, de una sociedad o nación, un ente único en el universo, por poseer cada uno, características propias y únicas, que los distinguen los unos de los otros.
Así, la biología, la genética y otras ciencias afines, confirman científicamente que en el reino animal incluyendo al hombre, no hay dos seres con idéntico ADN. El estudio del genoma así lo confirma. Lo mismo sucede en lo social. Pueda que haya dos sociedades similares o parecidas pero nunca iguales; estando de acuerdo con esta teoría, los sociólogos, antropólogos y científicos afines.
En este cosmos de tesis, hipótesis y teorías, nuestro pueblo tiene lo suyo en lo concerniente a su habla popular que lo hace único en el mundo. En un despligue de su cultura, su forma de ser, de pensar y decir las cosas; ha llevado a publicistas a componer un anuncio con el lema: ¡Este es un país muy especial…!
Ciertamente, el nuestro, – la República Dominicana -, es un país muy especial.
Al peso le llaman tolete y a la casualidad chepa. Al guardián guachimán. A los tontos pariguayos. A los muy vivos… frescos, trascendios, relambio o biliguer. Pero también está el atrevido, el cojonudo, el diablaso y el azaroso o azarosa y el tigüerazo. A los ladrones les llamamos cacos, pero también se les tiene por honorables señores, a tal punto, que los más destacados en hacerse de lo ajeno, llegan a presidente, legisladores, ministros, jefe de la justicia, y a cualquier posición de las más importantes del Estado.
En esta sociedad aberrada e insólita, la riqueza de la jerga barrial, se explaya, para explicar cada quien a su modo, las diferentes situaciones que embargan y explican sus vidas. Es así, que si se está en precariedades económicas se habla de estar en cuenca, en hoya, en mala, en la inopia, etc. De igual modo, una tertulia puede ser estar en chercha o en cotorreo. Enamorar a una mujer es darle muela, dar una caminata para tomar el aire, o divertirse, es patrullar, y así, un gran éctecetera.
En ese submundo cultural, aquella parte de la entrepierna femenina puede ser llamada el sapo, el maco, el rabo, el moñoñon, el bacalao, la torta, la arepa, la finquita, el conuco, la cacata, la cotorra, el bembú, el partio, el rajao, la fruta, el respaldo, el amansa guapo, el greñu, el pelú, aunque ahora por cuestión de moda e higiene todas lo lleven pelao y hasta despecuezao por razones del traqueteo.
Esta forma picaresca de expresión de nuestro pueblo, pica y se extiende en todos los campos de discurrir humano, razón por la cual, el campo de acción de la política no escapa a ello. En esa dinámica, hemos importado de España el termino: “hijos de la gran puta”, con el cual se estigmatizan a los políticos ladrones que desde antaño le están dando un tumbe a la patria.
Precisamente este último término “tumbe” ha recobrado vigencia en los gobiernos leonelistas, término que responde a un modo muy particular de robar con malicia, premeditación y alevosía.
Así, si usted va a los barrios, auscultándolo como lo hago yo para percatarme de cómo está sobreviviendo la gente en sus miserias, podrá oír las expresiones con la que con su limitada educación, expresan sus verdades y su modo de ver y sentir las inconductas de aquellos políticos que con sus robos crean directamente las paupérrimas condiciones de vida de estos marginados, que enfermos del cuerpo, de la mente y del alma, delinquen en esta sociedad de subsístase como se pueda.
Mal alimentados, o sin desayunar, sin dinero para desenvolverse en el día, tal vez enfermos sin poder curarse, sin trabajo, sin esperanzas, como también a lo mejor drogados, pero viendo una televisión que con sus programas los excitan a querer tener la buena vida con las hembras, que bombardean por la pantalla, de sus bocas con mucho resentimiento se les oye decir a estos atrapados en el fatal circulo de pobreza e injusticias: “Estos políticos son unos hijos de la gran puta, son unos malditos ladrones, son unos desgraciados, son unos hijos de su maldita madre”.
Con estas expresiones soeces, en su impotencia y desamparo, vomitan su amargura y resentimientos para con una sociedad que los margina y los engaña. Esto sucede así, porque hemos de recordar que la pobreza extrema, con carestía y hambre, malogra el cerebro, que es el órgano rector de las funciones vitales y de la conducta humana.
En este devenir, en que paradójicamente las riquezas y el poder absoluto han enfermado de avaricia a los políticos de turno, cuando se habla de las riquezas de Leonel y de su “hijo adoptivo” Felix Bautista, la gente en general dice: “Este par de ladrones le han dado un tumbe al pueblo”.
Por igual, cuando Nuria presenta las mansiones de Alejandrina German, Vicente Bengoa, Francisco Javier Garcia, las del mismo Felix Bautista y de toda la máxima jerarquía leonelista, la gente encolerizada exclama: “Estos tipos le han dado un tumbe al pueblo”.
Cuando se habla de los 130 millones de dólares “desaparecidos” por Leonel y Felix Bautista, la gente asqueada exclama: estos hijos de puta, le han dado un tumbe al pueblo.
Cuando se habla de la construcción del Metro donde se estima que entre Miguel Vargas Maldonado, Leonel, y Diandino Peña se han embolsillado varios centenares de millones de dólares con las sobrevaluaciones, la gente del pueblo manifiesta indignada: “Estos desgraciados ladrones, le han dado un tumbe al pueblo”.
Cuando Alicia Ortega presenta a quienes cuasi se les regaló los apartamentos de la Torre el Progreso, los ciudadanos indignados se pronuncian: “Estos azarosos, le han dado un tumbe al pueblo”.
Cuando se ven las riquezas obtenidas en base del tumbe al pueblo, exhibidas con el mayor desparpajo por todos los leonelistas, la gente vocifera: “Estos hijos de la gran puta le han dado un tumbe al pueblo”. Lo delatan, sus mansiones, carros de lujos, relojes Rolex, Cartera Lois Vuitton, cuentas de banco millonarias, aviones y helicópteros privados, todo en posesión de gente, que en un ayer no muy lejano, andaban a pie y comían en fondas.
Cuando se habla de las pensiones exorbitantes como las concedidas al gobernador del Banco Central y la distribución de más de 500 millones entre ellos, a título de bonificaciones y otros entuertos, entre todas las clases sociales se oye: “Estos malditos ladrones le han dado un tumbe al pueblo”.
Cuando se discute de los lujosos sueldos y demás canonjías de los senadores y diputados la gente de los barrios y de cualquier extracto social expresa: “Estos ladronasos, le han dado un tumbe al pueblo”.
Y cuando se habla del hoyo fiscal de más de 200 mil millones de pesos y un déficit fiscal acumulado de más de 450 mil millones, después de haber hablado de una economía blindada, la gran mayoría del pueblo concuerda con sostener: “Este déficit fiscal ha sucedido, porque estos hijos de la gran puta, le han dado un tumbe al pueblo”.
Confieso que las expresiones del pueblo llano que vive sin empleo, en ranchos destartalados, sin agua ni energía eléctrica, mal alimentados y con todo tipo de precariedad, como también la de otras clases más educadas, muchas de ellas son impublicables , por lo que dejo las mismas a la imaginación del lector.
Finalmente, como si las jergas anteriores que vulgarizan nuestro lenguaje fueran pocas, los legisladores de la Republica, Señores Luisín Jiménez, Héctor Féliz y Alfredo Martínez, sugieren a la policía la ejecución sumaria de los criminales que sean interceptados por los agentes del orden sin que los medios de comunicación lo vean, y que de esta manera le den pa’bajo.
Bueno… estaría de acuerdo con este denle pa”bajo, si ello también fuera aplicado, a todos los responsables del robo al erario con el método del tumbe, que ha dado lugar al déficit fiscal, perversidad que ha ahondado más las miserias de nuestros jóvenes marginados, que genera esa delincuencia que ellos quieren combatir por la vía sumaría al margen de la ley, con el denle pa’bajo.
Entiendo al igual que Juan Tomás Olivero, Director Consejero del Centro Filosófico Camino Real, que estas recomendaciones al Jefe de la policía identifican a estos diputados como “atrapados en una cultura de salvajismo y barbarie impropias de las virtudes que debe tener un legislador perteneciente a una nación civilizada. Esta propuesta monstruosa de por sí, obligaría a una sociedad donde se respeten la constitución y las leyes, a que estos diputados se le despoje de su condición de legisladores, como también, a que se les inhabiliten de por vida políticamente, y que sean sometidos a una seria y exhaustiva investigación, pues es posible que ellos en algún momento sean de los personajes de la sombra que le hayan dado pa’bajo, a algunos de los ciudadanos que han sido abatidos bajo esta premisa sumaria, al margen de ley, esto, porque estos diputados, con sus declaraciones se incriminan a sí mismos.
Ahora bien, si posteriormente se entendiera, que dado el grado de delincuencia en que ha caído la Republica, fusilar a los delincuentes sumariamente con ese denle pa’bajo, es la única salida a este grave problema, estaría de acuerdo siempre y cuando su aplicación fuera extensiva para los practicantes de los tumbes anteriormente tratados.
¿Y usted amigo lector, estaría de acuerdo con vamos pa’lante con este denle pa’bajo ? Claro, advirtiendo que se comenzaría su aplicación, con los tres diputados, quienes ciertamente si le han estado dando un “tumbe” en grande al pueblo con el obsceno barrilito, las exoneraciones, el pago de incentivos por asistir a las sesiones del congreso y por pertenecer a comisiones de trabajo cobrando dinero del pueblo que ellos dicen representar y defender, por concepto de dietas, combustible, asignaciones especiales, viajes con Pasaporte Diplomático, por gasto de representación, por plan de ayuda social, por servicios de flota celular, por pagos de secretarias, choferes, personal de seguridad y de relacionistas públicos, y otros asistentes; y por comidas gourmet y bebidas de las más caras del mundo. Pero que además, cobran un dineral cinco por 5 meses de vacaciones al año sin dar un solo golpe (48 días en Navidad-enero, unos 17 en Semana Santa, y unos 82 días en verano), más los millones adicionales que consiguen con el hombre del maletín, cuando venden su voto a favor de cualquier contrato que interese a una empresa extranjera, como el caso de la Cementera que se quería establecer en los Haitises, o del aprobado contrato con la Barrick Gold que hará de nuestro país en términos ecológicos otro Haití, como también con cualquier préstamo o ley que le interese al gobierno.
Por igual, en este contexto de justicia sumaría al margen de la ley, de llevarse a cabo, también debe aplicarse a los todos los demás políticos, en especial con los leonelistas, que en maridaje con los legisladores señalados con su “tumbe” al país, han creado las condiciones materiales y espirituales, que han arriado a nuestro jóvenes a la delincuencia que hoy hunde al país en la barbarie, el caos y la injusticia social.
Fin de una Crónica callejera de tumbes y denle pa’bajo, en una sociedad podrida y desesperanzada.