Una crítica abierta, pero específica, instruida por un diálogo implícito y explícito de modos y pactos de interpretación, va facilitando desde hace ya más de veinte años caminos que hacen viable cada vez más los nuevos posicionamientos de la cultura-movimiento en lo que se ha denominado ya el espacio común iberoamericano. Las señas de identidad, y sobre todo, los signos críticos que ayudan a definir más las identidades locales de la América continental, particularizan las diversas escenas socioculturales marcadas por la diversidad y sus niveles, grados y baremos de creación, lectura y metas de afirmación de identidades, lenguas, dialectos, tecnolectos y otros modos de hablar en contexto de acción y cultura.
Es importante entender, atender y reconocer movilidades identitarias y postidentitarias en el marco de actitudes contrahegemónicas y saberes dominantes. Salir de lo moderno y entrar a lo posmoderno sugiere fórmulas de vida y trayecto en las prácticas, proyectos y sujetos en contexto de acción, formas mixtas de relación y de inclusión. Los límites y funciones de representación y horizonte construyen políticas de acercamiento, respuestas, memorias críticas y culturales activas en el ecosistema ideológico actual.
Las conferencias y ponencias que se presentaron en el 1er Congreso Iberoamericano: Cultura, Diversidad, Diálogo e Hibridación, con el apoyo de la Vicerrectoría de Extensión y la Dirección de Cultura de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), del 20 al 24 de octubre de 2008 en la Biblioteca Pedro Mir, crearon las expectativas para un diálogo intracultural y transcultural crítico, a propósito de lo que promete y ha prometido Iberoamérica en sus diversos encadenados societarios y comunitarios al nivel del Caribe insular y sus hibridaciones.
La temática de este 1er Congreso Iberoamericano… ofrece contenidos en disertaciones que avalan el rutario en temas tales como: Identidades globalizadas, Resistencia y Creación intercultural, Diversidad e innovación como pilares de la gestión cultural, Diversidad cultural entre diálogos, ciudadanía y diversidad cultural, orígenes de nuestra identidad, La fiesta andina, El doble del dictador en el imaginario dominicano, Estrategias para entrar y salir de la mulatidad, Diversidad cultural y ciudadanía en la Era global, Hibridez y cultura-movimiento en la Era de la globalización, Globalización, Cultura popular e identidad, la mulatidad y la interculturalidad, cultura y Diversidad en Santo Domingo, y otros de alta significación crítico-cultural.
Es importante señalar que muchas de las ponencias y títulos anteriores, se publicaron en César Zapata (coordinador): Cultura, Diversidad y Diálogo, Eds. IPGH-OEA, Sección Nacional de la República Dominicana y Universidad Autónoma de Santo Domingo, Santo Domingo, 2009.
Un marco de ponentes y conferencistas dominicanos y extranjeros, hicieron presencia en dicho 1er congreso Iberoamericano: José Antonio MacGregor Campusano, María Victoria Alcaraz, Norma Campos Vera, Franklin Franco Pichardo, Juan Santos Gelabert, Martha Ellen Davis, Robert Sierakowsky, Luis Orlando Repetto Ávila, Diana Schuartz, José del Monte Soñé, Robin Derby, Medar Serrata, Fidel Munnigh, Edith Vásquez, Martha Argüello, Odalís G. Pérez, Carmen Cot, Leonte Reino Mieses, Carlos Andújar Persinal, Paulina Ayres, Pedro Ureña Rib, José G. Guerrero y Mateo Morrison.
El tema de las identidades híbridas en el espacio histórico y social iberoamericano construye y reconstruye muchas travesías reales y simbólicas en la línea y el enmarque de nuevos grupos humanos y culturales que presentan sus épicas, narrativas, iconos y movimientos marcados por metrópolis, imperios económicos y fuerzas sociales incidentes en territorios y poblaciones con relatos y formas diversas de vida y ordenamientos estatales, justificados por el Estado-Nación-Moderno y por instituciones socioculturales precarias, pero también autoritarias. Una cardinal subsidiaria de poder, razón y mito político reproduce la línea de una dominación apoyada en clases, dinero, sujeto económico productor, estrategias y tácticas de ascenso y poder político.
La hibridez marca dentro de la historia y después de la historia todos los signos culturales en el movimiento de lo social. Todo cuadraje sociocultural se revela en el dinamismo de las imágenes públicas y privadas, pero sobre todo en los diferentes traslados socioétnicos, lingüísticos, imaginarios y sociales que, en trayectoria o en travesía crítica, han logrado perturbar la modernidad y la tardomodernidad en sus diferentes relatos, contrarrelatos o metarrelatos culturales.
El confuso macrorrelato de la globalización o lo que muchos llaman mundialización, activa aquellas fuerzas identitarias que, en el Caribe y Latinoamérica, producen y reproducen las diversas significaciones propias de aquellas subculturas o metaculturas que se pronuncian como mundos reales o imaginarios, marcados por las cardinales políticas de nuestros tiempos.
En este contexto de eventos, interpretaciones, direccionalidades políticas, económicas y culturales, se olvida muchas veces que frente a los propósitos de algunos programas oficiales y oficiosos de cultura, administrados por funcionarios designados o asignados por un determinado tren gubernamental, existen las líneas de base de una cultura-movimiento en construcción y en diálogo que marca en sus registros, diversos lenguajes instituidos como contra-relatos, sujetos y textos resistentes que, a través de una visión imaginaria surgente de lo dialógico, aspiran a otras fiestas, otros encuentros, otras alteridades presentes en el imaginario de subculturas, sujetos en condiciones de cambio y palabra silenciada, interpretantes culturales que crean la posibilidad para motivar cada vez, desde lo socia, una cultura abierta en sus ejes, espacios, órdenes y contraórdenes que se producen en la contradictoriedad de lo dialógico, lo híbrido, lo moderno, lo tardomoderno y sus derivaciones o ramajes educativos, estéticos, etnolingüísticos, artísticos, antropológicos, etnorreligiosos y etnohistóricos, entre otros.
Hoy, la hibridez como proceso complejo que organiza y des-organiza lo social establecido mediante la contra-representación, se hace visible su dinamismo en los diversos registros existentes entre ciudadanía cultural y gobierno o gobernabilidad. El léxico político, diplomático institucional y jurídico planteado por un Estado llamado de de derecho, donde el sujeto se explica mediante coordenadas y trazados por determinados centros de dominación, información, informatización y administración político-cultual, su determinismo nos conduce a entender que el sujeto cultural y sociopolítico de nuestros días, tiende a la fragmentación, a la pérdida de sus derechos llamados “inalienables”, a la determinación burocrática, a la convalidación epistémica y tecnoeducativa, a la corrupción de la episteme establecida y, sobre todo, a la inserción en los diferentes cuerpos y campos de la productividad social.
La globalización, necesaria, útil, tomada como un orden impuesto, pero asimilable en muchos casos y puntos de las identidades, según algunos “expertos”, facilita el desarrollo multicultural y hace manejable o viable el trazado hacia una expresión de culturas plurales que pueden negociar sus imágenes, funciones, operantes culturales, contactos o intercontactos y productos ideológicos, materiales e imaginarios.
Es este sentido, la intelectualidad “experta” alojada y acuclillada en los diferentes organismos expertos como la UNESCO, la ONU, la OTAN, el FMI, el BID, el TLC, CAFTA, el PNUD y otros, utilizan la productividad cultural alternativa y oficial proveniente de las diferentes autoridades gubernamentales que imponen y manejan el proceso de instrucción para estandarizar, organizar, domesticar a través de proyectos interdisciplinarios, acuerdos, convenciones, cartas, declaratorias, congresos, reuniones o encuentros, la productividad cultural tangible o intangible, material o espiritual, reconocida o no reconocida, para de esta suerte mundializar el patrimonio (material o inmaterial) en el ámbito de las relaciones internacionales.