"Mientras más corrupto un estado, más leyes hay" Tácito

Desde hace meses congresistas y opinólogos de todas las aéreas culpan a las normativas del incremento de la violencia y la criminalidad, no hay cosa más absurda, pues todos los estudios en torno al tema han demostrado lo contrario. Por lo que en esta entrega II, alertamos para políticas públicas de seguridad.

El problema debe subrayarse, no son las leyes, el problema radica en el deterioro de las instituciones y sus actores que deben velar por el cumplimiento a la ley, por la seguridad y por la paz ciudadana. En ese deterioro se ha dado lugar a los abusos de poder, la represión injustificada, la deficiente preparación de los recursos humanos, especialmente de la policía, el ministerio público, (los militares hacen trabajos policiales sin la preparación adecuada no obstante superan en número a la policía), además se incrementa: una economía para desigualdad, la corrupción, la impunidad, surgimiento de grupos subversivos, entre otros males.

Y lo más alarmante de todo es que el gobierno, las demás autoridades y muchos conservadores o masoquistas amenazan con convertir el país en un Estado Policía, para que se entienda, mayor prioridad al control con represión sobreponiéndose a los derechos y libertades de los habitantes, basándose en el clichet de la seguridad del Estado y enfocándose en delitos o crímenes favoritos.

Esta situación es de todos conocida (…) parecería ser que las causas y consecuencias de estos crímenes son desconocidas y en especial los métodos para prevenirlos, los cuales se logran con medidas de políticas criminal consistente en: la instauración de un sistema integral de prevención y la operatividad efectiva de parte de todas las instituciones que tienen a su cargo la procuración y la impartición de justicia; además una policía técnico judicial, investigativa respaldada por un centro criminológico y criminalista bien equipado, encuestas, victimización,  asistencia a las víctimas, negociadores, entre otros especialistas.

Es imprescindibles una muy bien y especializada policía preventiva que realice con eficiencia y eficacia su misión de impedir la comisión de crímenes, además una policía investigativa profesional y honesta que realmente investigue y llegue a las pruebas de los delitos cometidos y miembros del ministerio público bien preparado y que cumplan cabalmente sus atribuciones con estricta probidad.

En las últimas acciones protagonizadas por la policía nacional dominicana ha quedado evidenciado el desprestigio y su incapacidad para dar respuestas al crimen y sobretodo en cuando a la confianza de la ciudadanía. Pues una institución que ha perdido la credibilidad, junto a sus directivos y por demás deniega su esencia de prevenir crímenes y delitos y garantizar mínimamente su misión de seguridad, debe revisarse, redireccionarse, reformarse, reinventarse.

Cabe hacer un llamado a las autoridades que dirigen el Estado, recordarles que lo que acontece en estos momentos pone en riesgo: la industria del turismo, la estabilidad política, la política exterior, la paz social, la economía en general, entre otras cosas (…) ¿Hasta donde tenemos que llegar para tomar correctivos? ¿Será un plan orquestado desde gobierno, para seguir pescando en mal revuelto y cubrir otros males? (…) Hagan sus propias conclusiones (…)

Dominicano despierta, deshipnotízate, empodérate el poder es del pueblo, llegó la hora de participar, de actuar, de ser intolerante. Cohesión social para no ser títere ni tonto útil. Asume y reclama tus derechos. Las autoridades juran cumplir y hacer cumplir la constitución y las leyes, pero es lo que menos hacen. Ha llegado el transcurso del cambio de nuestro sistema de partidos podrido y fracasado. Conquistemos el sueño de Duarte y Luperón, es  imperativo trabajar en convergencia e integración sinérgica de la sociedad a favor de una constituyente y el referendo revocatorio, para lograr una democracia verdadera.