En otros temas hemos hecho alusión a la crisis existencial que es común en nuestros tiempos. Realmente las crisis anteceden a todos los logros de la humanidad, porque nos fuerzan a salir de nuestra línea de confort, lamentablemente existe el riesgo de que sucumbamos a ella o también de que pudiendo superarla decidamos rendirnos. Se ha observado que en las culturas orientales se tiende a ver la crisis como un reto que obliga a superarse, pero entre occidentales se suele ver como una desgracia.
Tratar de ignorar la crisis podría deteriorar tu calidad de vida sin que lo sepas, en cambio enfrentarla te permite asumir las posiciones más estratégicas, permitiendo la posibilidad de que situaciones terribles se tornen favorables. Puedes superar las crisis que se te presenten, pero incluso si no pudieras, creer que puedes es más conveniente para tu salud mental que asumir que no tienes esperanzas.
Es oportuno mencionar a Viktor Frankl, el psiquiatra, neurólogo y filósofo austríaco quien estuvo alrededor de tres años recluido en campos de concentración nazis, por haber sido judío. Las condiciones de vida a las que estuvo sometido y sus escasas posibilidades de sobrevivencia, le permitieron tener una perspectiva de la existencia humana muy profunda y madura. Podemos imaginar que de forma constante veía sus compañeros de celda morir, sin embargo él no murió, pudiendo finalmente recuperar la libertad, cuando terminó la guerra. Al salir de su encierro y con la influencia de los filósofos existencialistas, muy en boga en esos momentos, habló del existencialismo visto desde la perspectiva de un condenado a muerte, prácticamente desde la nada. Desarrolló la Logoterapia o cura por la palabra y se dedicó a enseñar la importancia de tener un sentido en la vida.
Es preciso suponer la firme decisión de vivir que tendría Frankl, ya que habría sido bastante difícil sobrevivir si no hubiese tenido esperanzas. Seguramente pensaremos que nunca viviremos en un campo de concentración, pero incluso para las situaciones difíciles que nos presente la vida (que evidentemente nos presentará), conviene que estemos muy claros de quiénes somos, qué queremos y para qué vivir. Pueden impedirte que camines, que hables o que actúes, pero nunca te impedirán soñar, a no ser que tú lo permitas. Cuando pierdes la capacidad de soñar, perdiste la vida y no te has dado cuenta. Vivir es mucho más que seguir respirando.
No todos los acontecimientos de nuestras vidas serán agradables, pero necesitamos tener alguna esperanza y no permitir que los detalles negativos congelen nuestra conciencia. Si no te sientes bien con tu existencia, ciertamente conviene que le hagas las modificaciones que estén a tu alcance, pero debes incluir las modificaciones internas que se requieran, para no estancarte ante algún escollo que encuentres en el camino.
Biológicamente, cuando tus células entienden que ya no vale la pena vivir, ellas mismas desencadenan la apoptosis o muerte celular programada, nuestra mente funciona igual. Si no logro convencerme de que mi vida vale la pena, que todavía tengo algo pendiente, podría haber en mí una tendencia inconsciente a la autodestrucción progresiva, esto es de conocimiento popular.
Parecería lógico que si vives de manera egoísta, sólo ocupándote de tus asuntos sin importarte los demás, tendrías una vida más provechosa, sin complicaciones y muy satisfactoria. Pero ése no es el caso, nuestra especie es gregaria, por lo que eso afectaría severamente tu desarrollo personal, con tendencia a vivir menos años y con una peor calidad de vida (como han mostrado muchos estudios). Una persona en soledad tiene menos propensión a cuidarse a sí misma y a la larga, presenta menos interés por la vida. Es difícil desarrollar nuestra propia existencia cuando no podemos relacionarnos con los demás.
Tenemos actualmente, demasiada gente atada al ayer o asustada por el mañana, imposibilitada para disfrutar el bello día de hoy. Evidentemente la mejor manera de cosechar mañana, es sembrar hoy y si siembras espinas hoy, mañana no cultivarás frutas. Aunque es importante que sepas bien la semilla que estás sembrando, también lo es que logres disfrutar mientras siembras.
Actualmente, hay demasiado sufrimiento evitable en la humanidad. Obviamente, hay situaciones que normalmente deben hacernos sufrir: dolor físico, muerte de alguien cercano, fracasos económicos, limitaciones físicas, etc. Debes saber que absolutamente todo lo que tus ojos ven, pasará, pero lo que has descubierto más allá de los sentidos físicos, no pasará. Para que nuestros miedos no nos destruyan, necesitamos aprender a ver más allá de la realidad temporal. Nuestra meta está fuera del alcance de nuestra capacidad visual, pero ya nos mostraron el camino.