“Al desnudo le llega de todo, menos ropa” dice el refranero popular. Esa misma idea la podemos extrapolar a la difícil situación actual en España.
Sumergido por años en una burbuja inmobiliaria, sumado a una pérdida de competitividad que llevó al país a un excesivo déficit público y a una colosal tasa de desempleo; lo que a su vez empujó recientemente a miles de jóvenes a que tomaran las calles por más de dos semanas en aras de reclamar el derecho a una plaza laboral.
Y como si todo esto fuera poco, desde hace una semana se destapa un escándalo por la muerte de diecisiete alemanes, que supuestamente se habían contaminado con unos pepinos de procedencia española, según había afirmado el gobierno germano.
La causante de todo este desastre es la bacteria Escherichia coli enterohemorrágica (EHEC, específicamente la cepa 0104), mejor conocida por estos predios como “E coli”, la cual es una bacteria fecal que se encuentra en los intestinos de los animales y típicamente se adquiere por el consumo de carnes mal cocinadas o vegetales crudos.
Desde el pasado jueves cuando las autoridades alemanas de manera cándida anunciaron que tres pepinos españoles eran los sospechosos de haber causado el brote, esto ha estimulado un problema casi de magnitud diplomática, ya que luego del anuncio esto provocó un fuerte castigo al mercado de hortalizas, con el cese de centenares de contratos de exportación para la mayoría de las hortalizas y devolución de mercancía.
Luego de una profunda investigación de ambos lados de las fronteras, resultó que los pepinos españoles no eran el causante del brote, pero ya el daño estaba hecho.
Esta infundada acusación provocó la paralización casi total de las exportaciones españolas a los países de Europa central, que se traducen en millones de euros en pérdidas. Incluso las autoridades españolas están estudiando exigir compensaciones por el patoso manejo que dieron las autoridades germanas a la llamada “crisis del pepino español”.
Esta singular crisis nos deja dos enseñanzas claras: una es que “donde quieran se cuecen habas”, dando entender que no sólo en los países en vía de desarrollo como el nuestro se dan esta clase de brotes causados por la incompetencia de las autoridades y otra es la influencia positiva o negativa que puede tener el uso a la ligera de información en esta de época de internet y redes sociales.