Hablar de crisis de Salud equivale a decir que las instituciones del Estado y las organizaciones privadas responsables de los servicios de salud, presentan un estado de deterioro tal y una ineficiente capacitad de respuesta que ponen en riesgo- más allá de lo aceptable- la salud de las ciudadanas y ciudadanos. Se considera que el escándalo de las 11 niñas y niños fallecidos por descuidos en la atención y que pasaron desde distintos centros privados hasta llegar al hospital público,  no es un hecho aislado, sino la expresión de profundos problemas estratégicos y estructurales del sector Salud.

Ahondando sobre sus causas, se han considerado varios problemas iniciando por las  propias fallas en la  implementación del Seguro Familiar de Salud-SFS- que a través de sus tres regímenes tiene la vocación de abarcar a toda la población dominicana. Existen problemas de financiamiento, de separación de funciones  y así de implementación de los modelos de gestión y atención; pero un problema central en la crisis del sector Salud se asocia directamente al aseguramiento de la calidad, debido a la ausencia de una rigurosa supervisión y auditoría de los servicios de salud. Y en torno a lo cual la Superintendencia de Salud y Riegos Laborales-SISALRIL- está llamada a asumir nuevos y muy importantes roles.

La Ley 87-01 que crea el Sistema Dominicano de Seguridad Social en su artículo 174 del capítulo IX sobre  SISALRIL establece que el Estado dominicano es el garante final del adecuado funcionamiento del Seguro Familiar de Salud-SFS-, así como de su desarrollo, fortalecimiento, evaluación y readecuación periódica y del reconocimiento del derecho de todos los afiliados; responsabilidad que se  otorga a SISALRIL.

Si bien SISALRIL en el marco del SFS  ha avanzado en cuanto a establecer estrictos controles y seguimiento a las Administradoras de Riesgos de Salud-ARS-  no ha sido así respecto a  las Prestadoras de Servicios de Salud-PSS-, es decir a los centros de salud y profesionales  tanto privados como públicos.

SISALRIL en una nueva etapa de su  desarrollo y mediante el acento en nuevos roles puede ser un aliado estratégico clave del Ministerio de Salud en funciones que éste  aún no ha podido ni  puede realizar efectivamente como habilitación, acreditación y una estricta supervisión con claras consecuencias apoyándose, para la supervisión y auditoría como sistema,  en instrumentos tales como protocolos e historia clínicas, entre otros.

Entre los tantos factores que explican la situación del sector Salud y en el propósito de la  superación de su ya histórica crisis, nuevos roles  mediante otras fases en el desarrollo de SISALRIL pueden ser una gran contribución.