Los publicistas y especialistas en propaganda establecen que repetir en demasía el nombre de lo que se quiere rechazar, surte un efecto contrario al que se pretende. De ser así, los contrarios a Gonzalo Castillo pueden estar afilando cuchillo para su propia garganta.
Durante las primarias se llevó a cabo un descomunal despliegue de propaganda tratando de desacreditar a Gonzalo Castillo. Y el resultado es historia.
Las consecuencias de la derrota de Fernández se conocen de sobra. Para qué les cuento. Lo que resulta interesante es saber quién diseñó la estrategia de descrédito a Castillo. Y quién hace lo mismo ahora. Lo que sí se ve a leguas es que la campaña negativa de este momento contra Castillo es idéntica a la anterior.
¿Será que no aprendieron la lección? ¿Será que se le secó la vena de la creatividad? ¿Será que les resulta imposible diseñar una estrategia de propagada positiva? Y cuando digo positiva, léase por favor, propositiva.
La gama de dirigentes políticos contrarios a los morados se pasan los días y noches hablando de las cualidades negativas del candidato. Las redes sociales están saturadas de memes cebándose con las “gonzaladas”, como suelen decirle a las supuestas metidas de pata del “Penco”.
El Penco
“Ese es un penco de candidato, él fue quien debió hablar aquí… no lo dejamos para protegerlo”, dijo el Presidente Danilo Medina refiriéndose a Gonzalo Castillo. La afirmación de Medina se produjo mientras disertaba en el cierre de la Asamblea de Dirigentes que celebró el PLD luego de la huida de Leonel Fernández. Desde ese mismo instante se desató una ola de definiciones académicas del término “penco”.
—Que penco es un caballo flaco y cansado, que en el sur penco significa algo grande y poderoso, que penco puede tener ambas características…–, y así continúan sin descansar.
Una simple mirada al cumulo de opiniones sobre Gonzalo, (el Penco) es suficiente para caer en cuenta de la forma denigrante utilizada al hablar de Castillo. Se dice que históricamente es el más bruto de todos los aspirantes a la presidencia. Otros afirman que el penco en vez de hablar rebuzna.
A Nadie en su sano juicio se le ha ocurrido recordar que todavía en agosto Gonzalo Castillo se desempeñaba como el flamante ministro de Obras Públicas. Recordar que su gestión ministerial era valorada como muy buena. Incluso, para muchos sirvió de ejemplo para demostrar que lo primordial en un ministro es tener capacidad gerencial.
¿Acaso ser buen gestor no es una de las cualidades que deben adornar a un aspirante a la presidencia de la república? ¿O será que a los partidos políticos dominicanos les importa un bledo el debate de los grandes problemas del país?
Lo paradójico de esta descarga de propaganda negativa radica en que, los que se hacen eco de ella, son precisamente los defensores de la inclusión. La gente que envía memes negativos, excluyentes y denigrantes a la condición humana, son los que luego te dicen que rechazar una persona por su condición es muy malo.
Gonzalo tiene la genialidad de reírse de él mismo, “yo soy Gonzalo, su candidato, el Penco”, repite en sus actividades. Y ni así se dan cuenta de lo ineficaz que resultan sus burlas.
Pero hay algo que debe quedar clarito. Nadie puede pedirle a usted votar por una persona que representa intereses contrarios a los suyos. Nadie puede juzgar a sus semejantes solo por su forma de hablar, sin darse cuenta que “en el horno se verá / que todos somos iguales”.
Pienso que los partidos políticos están a tiempo de reorientar sus estrategias de campaña hacia un enfoque positivo. Promover no solo las cualidades personales de sus respectivos candidatos, sino también, cuáles son sus propuestas a los urticantes problemas nacionales, sus programas de gobierno, etc. Ahí es donde debía centrarse el debate político.
A los que dirigen esta propaganda errónea les haría bien recodar lo que sucedió con Hipólito Mejía y Donald Trump cuando fueron víctimas de campañas similares. Si los enemigos de Gonzalo Castillo siguen por ese derrotero, terminarán con el “Penco” sentado en la silla de alfileres.