Al hablar del aula nos remitimos al salón de clases y lo que se realiza ahí en el propósito de lograr aprendizajes. La crisis de aprendizaje con lo cual  el Informe de 2018 del Banco Mundial alerta a todos los países sobre la significativa inversión en educación  calificada  por sus resultados como la más grande estafa mundial, debe ser un nuevo motivo para que al respecto  en la República Dominicana se conciban, diseñen y sobretodo se ejecuten acciones en lo inmediato.  A partir del aula y sin inversiones adicionales  se pueden impulsar profundas y muy positivas  transformaciones.

Las actividades que se realizan en el salón de clases poco han cambiado en cientos de años: las alumnas y alumnos se sientan en un área de  forma rectangular en butacas o pupitres, con una profesora o profesor a su frente que se entiende dirige el proceso de aprendizaje; además con una pizarra para escribir o precisar conceptos, procedimientos u orientaciones; en cuyo salón además las y los estudiantes siguen ese proceso por varias hora y por lo menos cada  50 minutos en forma continua.

Esa forma de organizar el proceso en esta crisis mundial  de aprendizaje que ha sido caracterizada en sus detalles por el Informe del Banco Mundial al cual nos hemos referido, ya tiene que cambiar -y en lo inmediato- por aburrido, por tedioso, por ser altamente ineficiente como lo demuestra el Informe mediante ejemplos en distintas latitudes del mundo. Es posible y sólo requiere un cambio de mentalidad.

Después de lograr el dominio básico de la lectoescritura que por igual como acto individual  tampoco sirve esa forma tradicional de organizar las actividades en el salón de clases; decimos que una vez logrado el dominio básico de la lectoescritura y con los recursos que hoy se disponen tales como  teléfonos celulares, computadoras o  laptop, mediante los cuales el estudiante tiene acceso a cualquier tema en su   más alta calidad, permite aprovechar de forma óptima el horario escolar  formando pequeños grupos  de estudiantes por áreas o asignaturas, dándoles a ellos la oportunidad para que por sus propias vías  aprendan  y luego junto al docente y sus compañeros probar lo aprendido en sesiones preparadas para tales fines; además hacerlo al mismo tiempo  con flexibilidad, libertad, fomentando el gusto por aprender,  sentido de responsabilidad, innovación y la creatividad

De referencia son sólo algunos cambios  sencillos   que junto a otros  han de conformar  una ruta auspiciosa que se haga corresponder con el enorme costo económico y social que implica para la República Dominicana o cualquier país del mundo   la inversión en  educación.