Junto con bitcoin en 2009 surgió la tecnología blockchain como base de datos descentralizada para la realización de las transacciones de esta criptomoneda en Internet.

Blockchain constituye una red P2P que articula equipos (nodos) bajo un mismo lenguaje interno de comunicación (protocolo), permitiendo el intercambio de informaciones encriptadas, así como el registro de todas las operaciones realizadas en una especie de libro público de contabilidad.

Esta tecnología garantiza altos estándares de seguridad en ambientes amplios, abiertos e inseguros, al operar bajo una dinámica de validación continua de transacciones, donde se considera cada nodo como un punto potencialmente manipulable para iniciar un ataque. Asimismo, cada equipo de la red posee una versión actualizada de la base de datos desde donde se podría reiniciar el sistema en caso de un colapso local o generalizado.

Los distintos dispositivos de la red conforman una estructura de funcionamiento sinérgico donde no se requiere de servidores centralizados ni de costosas murallas de defensa de los mismos, sino que se aprovechan las capacidades de los equipos en(red)ados para intercambiar informaciones y valores a través de canales digitales.

La seguridad de estos sistemas puede llegar a ser tan robusta que, en el caso del bitcoin, se requeriría una potencia computacional similar a la de Google para afectar una parte significativa del mismo.

Además de seguridad, blockchain significa transparencia, ya que los sistemas de código abierto permiten el acceso universal a protocolos que muestran la forma cómo el sistema toma las decisiones.

Asimismo, las plataformas públicas y de código abierto como Bitcoin, adquieren características de sistema complejos, en función de la gran cantidad de operaciones internas que realizan y de la constante interacción con el entorno.

Igualmente, esa posibilidad de interactuar con el sistema, por parte de usuarios y desarrolladores, potencializan su homeostasis, ya que frente a cualquier anomalía o crisis, los agentes vinculados pueden reaccionar como forma de autorregulación sistémica y de generación de nuevos equilibrios. Esto, junto a la introducción de mejoras continuas, hace más complejo, sensible y “vivo” al sistema.

Blockchain trasciende de forma significativa las criptomonedas. Sus potencialidades son muy grandes y sus aplicaciones abarcan múltiples campos, tal y como presentamos a continuación:

Para fines comerciales y de negocios, blockchain ofrece numerosas posibilidades al permitir la realización de transacciones de compra y venta de bienes y servicios entre usuarios localizados en distintas parte del planeta, a gran velocidad, sin necesidad de terceros y con muy bajos costos de intermediación. Igualmente, admite el envío de transferencias y de remesas en las mismas condiciones.

Un sistema como OpenBazaar, descentralizado y basado en blockchain, opera de forma similar a una página como Amazon o eBay pero sin costos de intermediación y garantizando que todo el ingreso vaya a los vendedores de bienes y servicios.

Blockchain sirve también para cadenas complejas de suministros y sistemas de inventario, al poder crear una huella digital que acompañe a un bien durante toda su vida. Así como también, para aumentar la trazabilidad y seguimiento de cualquier proceso, al poder registrar y tener disponibles las entradas y salidas en cada paso del mismo. Batavia, como plataforma de seguimiento de transacciones comerciales es un ejemplo de esto.

Posibilita la implementación de contratos inteligentes, que no son más que acuerdos digitales con cláusulas de ejecución o revocación de acciones programadas, que se cumplen en forma automática a partir de evidencias y confirmaciones informáticas.

Los contratos inteligentes simplifican procesos y eliminan o reducen operaciones burocráticas tradicionales. Son ideales en negociaciones que implican pagos por cumplimientos, así como para el manejo de activos financieros, hipotecas, negocios de seguros, repartición de herencias e inversiones en mercados de valores. Hasta ahora su capacidad legal y jurídica no ha sido claramente establecida.

En términos políticos, blockchain puede ayudar a profundizar algunos ámbitos de la democracia, como son: aumentar la participación en los procesos electorales, servir de base tecnológica al voto digital, facilitar el voto en el extranjero y posibilitar la participación continua de los ciudadanos en las deliberaciones y decisiones legislativas, para que el ejercicio democrático deje de ser tan delegativo  y sea más directo y continuo. Esto lo desarrollaremos más ampliamente en otro artículo.

También podría apoyar una mayor transparencia en el uso de recursos del Estado, ya que cada operación es única e inalterable, y deja un rastro sobre origen, destino, magnitud y responsable. Al convertir los fondos públicos en dinero inteligente, pueden ser programados con instrucciones para adquirir determinados bienes y servicios, en proveedores específicos, en fechas establecidas, etc.

Esas condiciones lo hace ideal en proyectos sociales, al poder incluir, además de las instrucciones anteriores, restricciones para que no se pueda adquirir alcohol, cigarrillos, productos superfluos, etc. Por eso es adecuado para programas de transferencias monetarias condicionadas. Jordania lo utiliza para esos fines y Pakistán para el Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas.

Asimismo, permite dar seguimiento a los procesos de cooperación, al lograr registrar todo los datos relacionados con beneficiarios y lo que reciben (dinero, equipos, insumos, entre otros), sin necesidad de intermediarios y con menores costos administrativos y riesgos de corrupción. Este tipo de tecnología posibilita que las ayudas humanitarias lleguen de forma más íntegra y completa. Ban Ki Moon estimó que el 30% de las mismas se queda en el camino hacia los beneficiarios finales.

Ya Naciones Unidas y el Banco Mundial han desarrollado experiencias de este tipo. Parte de la ayuda humanitaria para refugiados sirios en Jordania, se realizó con la criptomoneda ethereum, a través de cupones de comida y medicinas. La identidad de los beneficiarios se validó mediante el escaneo de los ojos.

Blockchain y el Internet de las cosas pueden apoyar el control de armas de fuego en mano de la población, al poder registrar cada una y tener controles programados para su utilización en circunstancias específicas, por ciertas personas y hasta en determinados lugares. En el futuro se podría también conocer permanentemente la ubicación y desbloquear a distancia cualquier arma por parte de autoridades responsables. Desde 2016 se trabaja en Estados Unidos con  Blocksafe en la creación de una red que proporcione una gran cantidad de datos sobre armas y usuarios a fabricantes, vendedores y autoridades.

Esta tecnología es ideal para gestionar expedientes clínicos, los cuales son propiedad de los usuarios, pero sólo pueden ser modificados por personal profesional autorizado. Al estar protegidos y encriptados en Internet, cada usuario puede acarrear el propio a los servicios donde asista. Estonia y otros países trabajan en este sentido.

Igualmente es de utilidad en sistemas de vigilancia epidemiológica que pueden ser alimentados con informaciones sobre: síntomas de medicamentos, remisión de datos biométricos captados por relojes inteligentes, fotografías de pacientes, envío de imágenes de focos de infecciones con datos de GPS y otros registros levantado por la población, los cuales pueden ser procesados por autoridades nacionales, manteniendo la legalidad y confidencialidad requeridas.

Otro uso es en el caso de micro-donaciones donde se puede programar la entrega, por ejemplo de US$2 diarios a familias o personas con un perfil seleccionado, a horas específicas y para uso exclusivo en ciertos productos o asuntos. Todo esto puede hacerse desde un dispositivo con Internet y disponiendo de un código QR.

Asimismo, es un mecanismo idóneo para donaciones de recursos económicos de forma oportuna en caso de catástrofes. Las donaciones pueden ser realizadas desde cualquier parte del planeta, con gran seguridad, siendo totalmente trazables desde su origen hasta el destino final. De esta misma forma, permite también el control del financiamiento político ya que todos los aportes y donaciones tendrían identificados el monto, la fuente y el trayecto seguido.

Puede servir de plataforma para experiencias de economía colaborativa. Actualmente se utiliza para gestionar la compra y venta de energía renovable entre vecinos con recursos de generación propios. Todas las operaciones se registran y almacenan en la base de datos, siendo luego verificadas por miembros de la red.

Facilita el registro de títulos de tierra y propiedades, así como de cualquier tipo de bien o persona, pudiendo contribuir a la reducción de la informalidad y al acceso a mercados y recursos por parte de sectores desbancarizados y sin documentación personal.

En materia ambiental, es muy buena herramienta para el desarrollo de oficinas verdes al facilitar la gestión de grandes volúmenes de documentos digitalizados y automatizados.

Puede ayudar a la creación de una identidad digital a prueba de manipulación indebida, acabando con la fragmentación de informaciones personales distribuidas en las instituciones del Estado y las entidades bancarias, académicas, de salud y aseguramiento, entre otras. Pudiendo ser todas agrupadas y administradas por el propio usuario, no teniendo que ser generadas cada vez que una institución las necesite. Compañías como Onename ofrecen este servicio. 

Debido a las ventajas que posee en materia de integridad, confidencialidad y seguridad, presenta grandes oportunidades en el campo creciente del Internet de las Cosas, sobre todo cuando se estima que en el 2025 habrá más de 80 mil millones de equipos conectados a la Red.

Permite prescindir de una alta concentración de servidores para la gestión de grandes bases de datos, como Dropbox o Google Drive, requiriendo menos gastos de inversión en infraestructura informática, al utilizar los recursos de los dispositivos existentes y la capacidad de guardar datos encriptados en los equipos de la red. En este sentido, Microsoft trabaja con la blockchain Ethereum en el desarrollo de la nube informática Azure. También las instituciones financieras utilizan Ripple, llamado “el bitcoin de los bancos”, para transferencias interbancarias rápidas, económicas y seguras.

En el caso de los seguros de automóviles, puede ayudar a recolectar imágenes y datos de conducción individual para establecer primas personalizadas en función del manejo del asegurado. Igualmente, se puede utilizar para definir responsabilidades en accidentes, acelerar el pago de reclamaciones y obtener informaciones para aumentar la seguridad de los vehículos y el desarrollo de autos sin conductores.

Es de utilidad para consulta de puntos disponibles dónde pueden cargarse vehículos eléctricos (Iniciativa Sharge española e EMotorWerks en California) y de cualquier otra red de prestadores de servicios o venta de bienes, así como para el pago de consumos realizados en los mismos.

Tanto el dinero digital como blockchain, u otras tecnologías similares de base de datos más evolucionadas, modificarán la forma habitual en que realizamos muchas cosas, teniendo un importante impacto en términos político, social y económico. Situación que se verá potencializada con el desarrollo del Internet de las Cosas, la robótica, la inteligencia artificial, la nano y biotecnología, el big data, los drones y la computación cuántica, los cuales en conjunto, y sin lugar a dudas, rediseñarán el mundo que conocemos actualmente.

Particularmente las bases de datos públicas como blockchain, crearán una nueva cultura de intercambio de activos e información, significando un cambio de paradigma desde modelos mayoritariamente centralizados, hacia otros más abiertos, distribuidos y participativos.

La disminución o eliminación de las estructuras y canales de intermediación, permitirá una gestión más continua e inmediata de los intereses propios y un ejercicio más directo de las voluntades y el poder por parte de la ciudadanía. Empoderando y haciendo más responsable a cada quien sobre su destino.

El buen uso de estas tecnologías puede contribuir a reducir inequidades y aportar al renacer de la confianza y la legitimidad de lo social, estatal y colectivo.

Los cambios que tenemos por delante no deben subestimarse y entenderse sólo como tecnológicos, ya que conllevan al mismo tiempo modificaciones conductuales y culturales con incidencia en todas las esferas de nuestras vidas.

Dejar que esos cambios operen sin una visión y conducción adecuadas alberga grandes riesgos, por lo que se requiere de estados y sociedades con visiones previsoras y políticas definidas que permitan modularlos y direccionarlos hacia destinos humanamente aceptables y económicamente sostenibles y rentables.

República Dominicana requiere desarrollar capacidades nacionales para aprovechar los desarrollos tecnológicos y cambios que se aproximan, y para no ser nuevamente un observador pasivo, de respuestas reactivas y tardías a tendencias mundiales que nos afecten, debiendo adoptar acciones oportunas para tomar ventajas o aminorar el impacto del tsunami digital que se aproxima.

A continuación presentaremos dos sugerencias generales a ser ponderadas cuidadosamente por especialistas en los temas:

a) Apoyar la formación en monedas virtuales de técnicos altamente calificados del Banco Central, ya que es posible que en un futuro no muy lejano se tengan que tomar importantes decisiones nacionales al respecto.

En un potencial escenario de devaluación de divisas como el dólar estadounidense, acompañado del auge de criptomonedas o la emisión de monedas electrónicas soberanas, inclusive por parte de los mismos Estados Unidos, es conveniente tener claridad en relación a los cursos a seguir y a la composición de un portafolio de reservas internacionales que saque la mayor ventaja del acontecimiento.

Medidas inteligentes en un escenario como el anterior, contribuirían a potencializar el valor de los activos financieros nacionales y aprovechar de mejor forma la posible dilución de la deuda externa por efecto de esa devaluación.

Igualmente, la autorización oportuna de transacciones en monedas electrónicas en el país, en caso de que las mismas sigan expandiéndose, podría favorecer el aumento de las exportaciones al ampliar y facilitar las transacciones de bienes y servicios nacionales con individuos y empresas en cualquier punto del planeta.

Evidentemente, los señalamientos anteriores requieren de análisis y consideraciones atinadas y que se adapten a los continuos cambios del contexto nacional e internacional. Pero sobre todo de una gran prudencia y responsabilidad, ya que involucran el manejo de fondos públicos y la adopción de medidas que podrían tener gran impacto en la economía nacional.

b) Debido a las grandes posibilidades que se otorgan a esta tecnología, sería conveniente el fomento de oportunidades para la capacitación de recursos humanos nacionales en Blockchain, sobre todo en la formación de programadores, tanto a través instituciones técnicas y académicas nacionales, como a partir de becas internacionales con retorno garantizado. Universidades y corporaciones norteamericanas, japonesas, inglesas, rusas y coreanas, así como clusters de alta tecnología como Silicon Valley, están apresurando la formación y el desarrollo de sistemas basados en blockchain.

Igualmente, hay un amplio campo de formación universitaria en materia de legislación y preparación de contratos inteligentes.