Los premios Brugal cree en su gente se otorgan desde hace muchos años, pero la edición de este año tiene especial significado en mi corazón porque dos mujeres excepcionales con las que tengo la dicha de leer, forman parte de los equipos cuya labor ha sido premiada. Además, este año, he podido ver una bella demostración de que podemos creer en nuestra gente.
La labor de la Fundación Sinfonía ha sido muy meritoria en sus más de 30 años apoyando la calidad de la música en nuestro país. Primero apoyando directamente a la Orquesta Sinfónica Nacional, luego facilitando el entrenamiento de músicos locales y progresivamente integrando a los escenarios dominicanos a grandes exponentes mundiales. También han colaborado con todos los relacionados con la música clásica en República Dominicana: Julio Ravelo De la Fuente, Carlos Piantini, Rafael Villanueva, Darwin Aquino, Michael Camilo, Ivonne Haza, Margarita Auffant, Catana Pérez, José Antonio Molina, en fin, todos. Los que estoy recordando ahora y los que no. Dentro de ellos, además de su fundadora Margarita Copello de Rodríguez, la labor tesonera de Carmen Rita Malagón ha sido de las más sostenidas en el tiempo.
Por otro lado, mucho más reciente pero igualmente impactante, está la labor de FUNDECITEC en el terreno de la educación, que tiene varios programas dentro de los que se destaca la competencia anual de la First Lego League con centros educativos de todo el país. El trabajo que se hace aquí es opuesto al de El Arca (aceptación de la discapacidad intelectual), en el sentido de que lo que se busca es estimular la mejor capacidad intelectual posible. Se evalúan la investigación, solución y presentación de proyectos sobre diferentes temáticas. También se promueve que los temas sean socialmente relevantes. Manejo de basura, atención a animales o a la conservación del agua han sido temas recientes. Además, se valora que el trabajo desarrollado ponga en evidencia capacidad de trabajo en equipo y preocupación ética. Una gran integrante de esta fundación es Yasmín Chaljub.
Aparte de esas dos entidades, la sociedad dominicana en su conjunto demostró una gran capacidad de empatía al aceptar con genuino deleite la integración de María Laura Vásquez como madrina del equipo. Al igual que todos los años, la directiva de las Águilas Cibaeñas recibió una serie de propuestas sobre quiénes podían ser madrinas del equipo. Cuando se sentaron a analizarlas y llegó la candidatura de esta hija de un conocido comunicador muy fanático del equipo y nacida con Síndrome de Down, inmediatamente en la mesa se empezó a sentir la corriente de aceptación por ella. “Espera, hay que someterlo a votación”, comenta el presidente de las Águilas, Adriano Valdez, que se escuchó en la mesa. Su voz se entrecorta cuando hace la anécdota. “Nos gustó mucho la idea, estábamos contentos de tenerla a ella de madrina, pero nunca nos imaginamos que esto iba a generar tanta simpatía. Hemos recibido llamadas, mensajes, lo vemos en las redes, fue editorial de un periódico cuando, en realidad, nosotros estábamos felices desde antes. Lo que más nos alegra es ver tanto respeto y cariño genuino”. Podemos creer en nuestra gente.