De acuerdo con las informaciones preliminares del IX Censo de Poblaciónrealizado a comienzos de diciembre pasado, nuestra población censadafue de 9,378,819 habitantes, lo que significaría que para el 30 de junio 2010 habríamos sido alrededor 9.3 millones y no los 9, 884,371 que se había estimado (ONE, revisión 2007).
Aun deberemos esperar varios meses antes que los especialistas de la ONE nos aporten los datos finales, revisados y corregidos. Sin embargo, quiero llamar la atención sobre algunos hechos destacables de este informe preliminar, por la relevancia que podrían tener para las políticas sociales, de confirmarse como tendencias.
De confirmarse estas cifras, nuestra población habría crecido en elúltimo decenio a un ritmo inferior al esperado. Las estimaciones demográficas ajustadas en 2007 aplicaron las metodologías internacionalmente aceptadas y actualizadas, incluyendo el modelo EVADAM, el programa PRODEM que aplica la metodología de Componentes Demográficos, estimaciones de las tasas de fecundidad con base en Modelos Relacionales, y la mejor aproximación posible a los saldos migratorios y tasas de mortalidad. ¿Qué sería lo que ha cambiado entonces y que no pudo ser captado por dichas estimaciones?.
Una hipótesis podría ser que la Tasa Global de Fecundidad, estimada en 2.67 hijos por mujer para el periodo 2005 – 2010, en realidad fue inferior. Esta tendencia a la baja ya había sido mostrada por las encuestas ENDESA, que encontraron un descenso mayor de 0.5 hijos por mujer entre 2002 (3.0) y 2007 (2.4). Se asocia con la urbanización de la población (para 2007 la TGF rural fue de 2.8 y la urbana de 2.3), el aumento del nivel educativo de las mujeres y la mayor incorporación de estas al mercado laboral, así como mayor conocimiento y accesibilidad a métodos anticonceptivos efectivos. El impacto podría haber sidomayor al estimado, si el descenso de la fecundidad ocurrido hubiera sido mayor en grupos numerosos y de alta fecundidad, como son las mujeres jóvenes.
Otra hipótesis puede ser que la proporción de mujeres en la poblacióngeneral fuera menor de lo esperado. De acuerdo a los datos preliminares del IX Censo, las mujeres eran 4,670,898 y los hombres 4,709,921, para un Índice de masculinidad de 100.8, es decir más hombres que mujeres. Como es conocido que la subenumeración de hombres en los censos suele mayor que la de mujeres, la diferencia podría ser aun ligeramente mayor. Esto implica una inversión de la tradicional situación en la que teníamos un numero ligeramente mayor de mujeres. ¿A que atribuir este fenómeno?. ¿Es posible que haya ocurrido un incremento de la emigración de mujeres?. O un incremento de la inmigración de hombres?. ¿O ambas cosas simultáneamente?. ¿Sera que nuestra población autóctona residente en realidad es menor aun de lo encontrado y que en parte ha sido compensado con hombres inmigrantes?.
Es sabido que la emigración de mujeres ha aumentado en los últimos decenios, habría que corroborar si se ha intensificado en los últimos quinquenios.También es conocido que en nuestros inmigrantes predominan hombres. Llama la atención que los más altos Índices de Masculinidad hayan sido encontrados en provincias como Azua, El Seybo, Montecristi, San Cristóbal, San Juan, Pedernales y otras con elevada proporción de población empobrecida.
Otras hipótesis nos parecen poco probables, por ejemplo que hubiera ocurrido una mortalidad muy superior y sobre todo en mujeres, a la estimada en los modelos de proyección y estimación de la población; o que hubiera ocurrido una importante subenumeración mayor en las mujeres que en los hombres.