La corrupción, es una llaga que crece con saltos exponenciales. En la actualidad se habla de niveles aparejados de podredumbre en lo privado como en lo público. Sin temor a errar puede afirmarse que la corrupción copa todos los sectores de la sociedad global actual.

En efecto, todo proceso de transición trae consigo la incertidumbre de lo nuevo y la resistencia de lo viejo a ser sustituido. Es ésta contrariedad dialéctica, la que da paso a nuevos paradigmas de las sociedades iberoamericanas. Según el doctor Federico Castillo Blanco, entre esos paradigmas están:

  • Nueva generación de derechos: derecho  a la ciudad y nueva concepción de la ciudadanía.
  • De la democracia electoral a la democracia participativa: la apuesta por la innovación democrática.
  • Del Estado Proveedor al Estado Relacional: Buen Gobierno  y Buena Administración.
  • El Gobierno Abierto”. 

¿Cómo poner en práctica estos arquetipos en la sociedad? La respuesta hay que averiguarla, según Castillo Blanco, Cada vez más “…en los gobiernos locales”.

Es imperante construir relaciones democráticas. El idilio debe distinguirlo la “Emergencia de los Derechos Humanos (Políticos, Sociales, Económicos, Culturales y del Ambiente); Generalización de valores democráticos (Integridad, Transparencia, Participación, Servicio, Solidaridad, Pluralismo)”.

A su pesar, “Persiste un divorcio entre Ley, Cultura y Ética y Gestión Pública”, estableció el académico. Que permanezca esta disociación impone el reto de avanzar hacia “La Democracia como modo de vivir”, recalcó.

El investigador cree que en el fondo de todo esto, está en que tenemos unas sociedades estructuradas sobre el miedo. Es decir, al  Miedo a Dios; al Demonio; a la Muerte; a la pobreza; a caer en desgracia o La Fuerza del Ejército invasor; del poder armado interno; del poder excluyente de las instituciones”.

Es urgente superar este modelo de sociedad. Hay que construir una sociedad sustentada en “La Confianza, por cuanto existe: Reconocimiento y legitimación de las minorías; Prevalencia del interés general; Transparencia y rendición de cuentas”, remachó Castillo Blanco.

Vencer ese miedo que referencia el doctor Castillo requiere sujetarse a ejemplos que sirvan de guía, que la gente pueda decirse –si los uruguayos lo hicieron, nosotros también-. Poner en marcha la sociedad que propone Blanco implica dejar de temblar cuando se tiene en frente a alguien diferente. Incluso, solo de pensarse a sí mismo diferente produce pánico, todos quieren ser iguales.

En el caso particular de los dominicanos es, que los patrones a seguir siempre son los peores. Yo que soy muy preguntón según mis amigos, que me digo y desdigo, dualidad que me obliga a cuestionar. ¿Por qué tomar el ejemplo del gobierno balaguerista-perredeista en vez del modelo de José (Pepe) Mujica?

¿Cuál es la razón para que en el caso Odebrecht, la justicia en contubernio con el gobierno se sustente en la impunidad cuando lo ideal fuera que se acoja el ejemplo peruano?

Sin que sea una respuesta, en Perú obligaron al presidente a renunciar, hay otros expresidentes presos o huyendo de la justicia y a Fujimori lo van a regresar a la cárcel.

¿Cómo es que Punta Catalina sigue ahí, con Odebrecht sobrevaluando “tan campante como…” y construida en terrenos de una familia cuya fortuna es producto de su complicidad con el gobierno?

¿Por qué derrocaron a Juan Bosch cuando debieron reelegirlo una y otra vez, hasta extirpar la podredumbre de esta sociedad y establecer niveles mínimos de institucionalidad?

¿Por qué el PLD asumió a Joaquín Balaguer como guía político y a Juan Bosch lo utilizan de manera perversa como referente moral?

Como dice Silvio Rodríguez, “yo vivo de preguntar: / saber no puede ser lujo”.

Y pregunto, porque por más que intento, es imposible divisar algún correctivo mínimo, al decir del poeta Nicolás Guillén, “una mínima pieza / y no una pieza colosal”.    

Nota:

  • Los postulados del doctor Federico Castillo Blanco están contenidos en la conferencia: “Ética y corrupción en Iberoamérica: Especial atención al caso de España”, organizada por el CIDEL y la Fundación Solidaridad en Santiago. Blanco es Investigador de la Universidad de Granada y Secretario General de la Unión Iberoamericana de Municipalistas (UIM).