La Organización de las Naciones Unidas (ONU) designó el 21 de abril como el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación para crear una mayor conciencia sobre el papel de la creatividad y la innovación en la solución de los problemas que inciden en el desarrollo económico, social y sostenible de las naciones, especialmente los problemas más apremiantes, como la erradicación de la pobreza y del hambre.

Si bien la pobreza ha sido considerada durante mucho tiempo en términos económicos, ahora se reconoce que no solo debería medirse en función de las privaciones materiales, sino también en función de la falta de participación en la adopción de decisiones o del acceso restringido a la vida cívica, social y cultural” (A/69/216).

Mediante Resolución 68/223 sobre la cultura y el desarrollo sostenible, la ONU reconoce la contribución de la cultura como un facilitador y conductor de la dimensión económica, social y ambiental para el desarrollo sostenible. En la misma, se insta a los Estados Miembros a que intensifiquen sus esfuerzos para poner en práctica medidas específicas con miras a fortalecer el papel de la cultura, así como su inclusión en las políticas y estrategias de desarrollo social y económico.

La creatividad y la innovación se han convertido en la verdadera riqueza de las naciones, según señala el Informe conjunto sobre la economía creativa: Ampliar los cauces de desarrollo local.  La producción y publicación de este informe es producto de una colaboración entre la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la Oficina de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur (UNOSSC).

Este informe destaca la economía creativa como uno de los sectores de la economía mundial que más rápidamente está creciendo y la visualiza como una fuerza generadora de valor no monetario que contribuye notablemente a la consecución de un desarrollo sostenible inclusivo y centrado en las personas. Resalta, así mismo, su potencial para la generación de ingresos, creación de empleos y aumento de las exportaciones.

La Declaración Universal de la UNESCO sobre la Diversidad Cultural reconoce que nuestras diferencias son una fuente de intercambios, innovación y creatividad, determinantes para el progreso humano, así como la necesidad de mejorar el potencial de la cultura como un medio para lograr la prosperidad, el desarrollo sostenible y la coexistencia pacífica global. Así también, por medio de la celebración del Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, se reconoce la riqueza de las culturas del mundo y su contribución esencial al diálogo intercultural para lograr la paz y el desarrollo sostenible.

Con la adopción de la Agenda 2030 se abrieron nuevos canales para incorporar la cultura en las políticas de inclusión social y económica y en la sostenibilidad ambiental, con soluciones innovadoras de los propios Estados, usando el poder de la cultura para imaginar y concebir un mundo más inclusivo, más justo y con más igualdad.

En estos momentos de gran incertidumbre, es cuando más se requiere hacer uso de la creatividad la innovación y el diálogo intercultural en la búsqueda de soluciones a la emergencia sanitaria global causada por la enfermedad de la COVID-19.

En este sentido,  el PNUD trabaja para apoyar la respuesta integrada a esta pandemia causada por el Coronavirus, desde la preparación, respuesta y recuperación, con especial hincapié en las personas más vulnerables ante la crisis sanitaria, humanitaria y de desarrollo. Con el fin de probar nuevos enfoques y soluciones a los problemas generados por la crisis, los Laboratorios de Aceleración buscan proponer soluciones que resulten de la inteligencia colectiva entre PNUD, gobierno, sector privado, academia, sociedad civil y las comunidades locales. Se apuesta a la sinergia de nuevas ideas para lograr resultados más rápidos y adecuados al contexto social actual.

De la misma manera,  en el marco de la respuesta a la crisis la UNESCO facilita espacios de diálogo con los gobiernos, entre los profesionales de la cultura, y con los jóvenes artistas y creadores, para reflexionar sobre el impacto y los desafíos económicos y sociales  de la crisis sanitaria en el sector cultural y movilizar el compromiso de las autoridades y la comunidad internacional para buscar soluciones viables para asistir a  las industrias culturales y creativas y salvaguardar el patrimonio cultural y natural de la humanidad.

El COVID-19 nos demuestra que la cooperación científica es clave cuando se trata de un problema de salud pública mundial. Nos demuestra que se debe garantizar la continuidad de la educación cuando tantos niños, niñas y jóvenes en estos momentos no pueden ir a la escuela. Nos recuerda el poder de la cultura y el conocimiento para fortalecer el tejido humano y la solidaridad, en un momento en que tantas personas en todo el mundo deben mantener la distancia social y quedarse en casa. Es un claro recordatorio de que la información tiene que ser siempre de calidad y fiable, en un momento en que los rumores se están difundiendo sin parar.

Por ello, en estos momentos es importante compartir contenidos solo de fuentes oficiales. En especial, los medios de comunicación y las personas que trabajan en las industrias culturales y creativas, pueden apoyar la comunicación al alcance de todos, adaptando los mensajes oficiales a expresiones culturales y artísticas, que ayuden a la ciudadanía a un mejor entendimiento y apropiación de los temas, sin desvirtuar la realidad.

Hoy más que nunca, esta crisis nos muestra la importancia de la creatividad e innovación de todas y todos para poder encontrar soluciones diferentes a los problemas socioeconómicos que enfrentamos. Debemos encontrar nuevas fórmulas que nos permitan salir de esta crisis, con rapidez y fortaleza, construyendo sociedades más resilientes y ¡Sin dejar a nadie atrás!