En esta vida hay tres  tipos de personas, las que transforman el mundo con sus acciones, las que miran el mundo cambiar y las que apenas se dan cuenta. Contrario a los que contemplan el mundo, aquellos que albergan y luchan por justicia y libertad son esos que de verdad crean una diferencia en la sociedad y la forjan como tal.

Malala Yousafzai es una de esas personas que aportan una diferencia. Esta adolescente pakistaní es una activista a favor de la educación femenina alrededor del planeta, razón por la cual se convirtió en la persona más joven en obtener un Premio Nobel de la Paz.

Con solo doce años ella escribió un blog direccionado a BBC Canal de Noticias detallando su vida bajo el régimen Taliban, enfocándose específicamente en el sistema educacional de su hogar.

Al ser parte de una familia que administraba colegios y otras instituciones educativas, desde pequeña se le inculcó la importancia de aprender y adquirir conocimiento. A Malala, quién expresaba su preocupación por la falta de educación al género femenino, le agredieron con un atentado a su vida en el autobús del colegio.

Desde entonces, esta adolescente ha sido un ícono en la sociedad  de su país, y un símbolo a nivel internacional. Malala ha inspirado a millones de personas siendo una modelo a seguir para todos.

Como bien ha demostrado Malala, la educación es crucial para cada ser humano. Es la base de todo conocimiento y de la evolución del hombre. Es uno de los factores más influyentes en el desarrollo y progreso de personas y sociedades. Al igual que Mandela, Malala ve la educación como el arma más potente del ser humano.

El humano por naturaleza posee curiosidad por lo desconocido, y ese deseo por el conocimiento, por aprender, la interminable búsqueda para saciar la sed del saber, es lo que le ofrece pasión a las personas. La búsqueda de conocimiento por cada individuo es lo que lo moldea como tal, eso crea diversidad y es lo que nos diferencia unos de otros.

Cuando hablamos de conocimiento y educación siempre se piensa en lo que se aprende cuando de pequeños vamos al colegio. Pensamos en las matemáticas y las ciencias que se nos enseñaba, materias que a muchos de nosotros nos aburrían.

Preguntarán, cómo es que todos nosotros poseemos la sed por el conocimiento, si yo detesto el colegio y las materias que se imparten allí?

La verdad es que la educación y el conocimiento son dos cosas diferentes, pero al mismo tiempo lo mismo.  Ambas tienen que ver con lo que sabemos, aquello que alimenta nuestras almas. Aprender a montar bicicleta, aprender a jugar tenis, leer un buen libro, escuchar una buena música, hasta tener curiosidad y aprender sobre una película o serie es parte de la educación de una persona. Todas esas experiencias y pasatiempos que nosotros poseemos nos dan informaciones y lecciones de la vida misma.

Malala, al luchar por la educación de las mujeres, le enseño a la sociedad internacional que nunca es muy temprano o muy tarde para crear una diferencia. Solo se necesita una causa y pasión para llevarla adelante. Que muy a pesar de las balas y las intimidaciones, los ciudadanos demandan vivir en la luz.