Mucho se ha hablado del impacto del forzado régimen social impuesto por la COVID sobre las mujeres: madres, esposas, profesionales, etc.
¿Y qué del impacto sobre los hombres?
Los hombres dominicanos hemos aprendido a rehuir de cualquier confrontación emocional con otros, pero sobretodo con nosotros mismos.
No hemos sido suficientemente hombres para desafiar los tóxicos esteroides de las meta narrativas a las que estamos acostumbrados.
Esas fábulas seductoras nos vacunan en contra de una vida más humana, más sensible y más plena. Nos provocan sinapsis neuronales que truncan nuevas y mejores realidades en nosotros y en nuestros seres queridos, las que debemos abandonar a favor de nuevos recorridos mentales más humanos y más integrales.
Además de la violencia de género a la que nos tienen acostumbrados los medios (lo cual minimiza y extremiza el fenómeno), hay sin duda alguna muchos otros aspectos de salud mental masculina bajo las condiciones imperantes que debiéramos explorar.
¿Dónde se tratan públicamente esos temas? Quizás necesitamos un aquelarre adecuado para nosotros los hombres.