En una ocasión pregunté que si Danilo Medina hablaría como presidente o como político y alguien de su entorno me respondió: “él es político 28 horas del día y eso, que un día sólo tiene 24 horas”. Sin dudas, hemos visto señales que confirman esa afirmación, por ejemplo, ahora su gobierno utiliza el tema de la pandemia del Covid-19 como un instrumento electoral.

No cabe ninguna duda que hay que tomar medidas y que éstas deben ser medidas extremas que salvaguarden la salud de todos los dominicanos, ahora bien, de ahí a hacer una rueda de prensa a pocas horas de comenzar unas elecciones donde sólo se anunciaron algunas medidas, resulta sospechoso, porque todos sabemos que estos anuncios generan una abstención de electores, pero muy especialmente entre la masa silente que tanto rechazo tiene contra el PLD, que es la población que más seguimiento e importancia le da a estos temas de salud, no así el voto duro del PLDeismo, ni a los empleados públicos que se les pasaría lista, ni al clientelismo político. De ahí la gran abstención en los pasados comicios municipales, en el que el danilismo sufrió una gran derrota electoral, pero menos humillante que el verdadero sentir de la población.

Pasadas las elecciones y, ya con un objetivo electoral y presidencial, se convoca a otra rueda de prensa en la que se anuncian algunas medidas políticas disfrazadas de medidas educativas, como por ejemplo, que harán jornadas… casa por casa…., ahí lo dije, perdón, quise decir, jornadas educativas casa por casa en las que instruirían a la población para protegerse del contagio de este virus Covid-19; pero el principal anuncio que se hizo en ese momento fue,  que: “el Presidente Danilo Mediana se dirigiría al país, el martes a las 8:00 PM, para anunciar más medidas para hacer frente al impacto económico, social y de salud…”. Esta vez las medidas no son urgentes, no hay esa prisa, como el sábado antes de las elecciones. Lo único urgente es generar una gran expectativa y terror en todos los ciudadanos para que el mayor número de ellos vean esa alocución y no perciban otras importantes noticias.

Mientras toda la población está aterrorizada y a la espera de la alocución del presidente, pretenden que pase desapercibida la noticia de que: El gobierno dominicano y el consorcio Odebrecht-Tecnimont-Estrella llegan a un acuerdo para resolver todas las disputas existentes y garantizar la finalización y entrega del proyecto Central Termoeléctrica Punta Catalina a carbón (CTPC), al acordar pagarle 395.5 millones de dólares adicionales. Esto nos lleva a pensar en un acto de compra del silencio, porque si estas autoridades dejan abierta una litis con Odebrecht, estos podrían revelar, a las nuevas autoridades, muchos de los nombres secretos que aún no revelan.   

Por otro lado, el auténtico líder de la nación y de las fuerzas del pueblo, manifestó en dos Twitter, cito: “Mientras el liderazgo mundial ha tomado medidas drásticas para la contención del contagio del coronavirus, aislando casos sospechosos y a través del distanciamiento social, el gobierno dominicano pretende exponer a civiles y militares visitando hogares”. Y luego enfatizó: “El gobierno comete un error al anunciar medidas totalmente contrarias a los protocolos básicos dispuestos por la OMS. Estamos perdiendo tiempo valioso para contener la cadena de contagio, a la vez, se está arriesgando la salud del pueblo dominicano. No es momento para improvisar”. Con esto logró que el Gobierno recapacite y deje sin efecto la idea política de visitar casa por casa.

Por fin, a las 9:00 de la noche escuchamos la esperada alocución del presidente Medina, el cual habló como un mal presidente y un peor político, pues habló de flexibilización de medidas impositivas, de incentivos fiscales y de apoyo a los sectores hoteleros para garantizar los empleos de ese sector. Sin embargo, el mayor número de los afectados por el impacto económico son los empleos indirectos (taxistas, sindicatos de transporte de empleados y de turistas, alquileres, servicios de guía etc., etc.…,), así como los suplidores del sector hotelero, entre otros; pero además vemos cómo por ejemplo no apoyó ni obligó a las ARS para que puedan cubrir el 100% de los costos clínicos y que la diferencias se la facturen al Estado.

Definitivamente, Danilo Medina es un político acabado, que, ante su falta de talento y liderazgo, ha sabido lograr embaucar a otros con más carisma que él, para que trabajen a su favor, pero ha cometido el error de pensar que podría lograr lo mismo con Gonzalo Castillo, que carece de cualidades. 

Sin embargo, entendemos que se puede pensar en medidas sanitarias positivas, que dejan de lado el daño a la economía individual o por lo menos, no protegen adecuadamente al individuo que tan severamente será afectado, al punto de comprometer su seguridad alimentaria y quizás no les permita afrontar económicamente un contagio.