La gloria del que todo lo mueve,
Entra en el universo y resplandece,
En unas partes más y en otras menos.
Dante.-
Sobre la tierra y el comportamiento de los seres vivos, toda acción tiene una causa del porqué. En la historia encontramos hechos recurrentes en etapas no consecutivas pero que aparecen como algo nuevo, cuando en realidad ya ha acontecido con diferentes protagonistas. Paseando entre las líneas del “El ascenso de Trujillo al Poder 1929-1930”, del historiador Bernardo Vega y que gentilmente me prestó un amigo, unas de las tantas cosas que nos llama la atención, es cuando se refiere a la popularidad que tenía Horacio Vásquez en el 24 cuando ganó las elecciones y lo menguada que llegó al 29. Explica el autor, que entre las factores que contribuyeron a ese deterioro, fue la camarilla de asesores y ministros con las cuales se rodeó y que el pueblo, liderado por la cabeza de la Iglesia católica, le puso el apodo de la “Vil polilla palaciega”, la cual, una vez fue desterrada y se hospedaron en un hotel en Puerto Rico, por igual fue bautizado con el apodo de “Villa Polilla”.
Pienso que, en ocasiones es mejor no leer para no encontrarse con cosas como esta, porque aterra el solo pensar, del cómo se repite o puede repetirse la historia, con la agravante quizás, de que el desprestigio de esa clase dominante al parecer, anda sumergida arrastrándose por lo más fétido de cualquier basural, llevando a la clase llamada “del populacho” a decir cosas tales como; “Los políticos son como una vaca arriba de un techo…. Que no te explicas como ese inmenso animal, llego tan alto”. Y considero que esto es denigrante, porque introduce a todos los políticos en el mismo saco y muchos sabemos que no es así y que existen muchos políticos que honran esa profesión, aun sea algo paradójico y constituyan la inmensa minoría.
Y no me pregunten si ante esta supuesta o real repetición de la historia, tengo alguna solución para evitar que se repitan por entero los hechos. Prefiero hacer alusión a un célebre diálogo budista: “Maestro, ¿Cuál es la naturaleza ultima de la realidad?-“Pregúntale a ese palo”.-“No lo entiendo”.- “Yo tampoco”.
Así estamos y así me inclino por la duda, sobre lo que hoy se escribe o dice y que salga de las bocas de políticos o funcionarios políticos-partidistas, prefiero conocer el repique o el doblar de docenas de campanas para conocer cual se acerca más al sonido real. Trujillo, al parecer de sus enemigos y hasta de sus propios amigos, incluyendo a los que lo eliminaron, fue la encarnación del mismo Satanás en este manso y malogrado país y de esta manera hay que creerlo, ya que no existe o se escucha otra campana. Por esta razón, solo nos resta por decir; ¡Sí, fue el mismo demonio!
Cualquiera puede pensar que esto es una especie de laudatoria al Tirano y vaya usted a ver que terrible equivocación pero, en el trayecto, después de que sus amigos lo ultimaron, ¿qué ha ocurrido para bien en esta Nación, sin hablar de los supuestos miles de muertos que hubo en el régimen y cuya cantidad habría que comparar en igual periodo que ha pasado? ¿Cuál ha sido el costo en vidas y recursos económicos para vivir como lo hacemos? ¿A qué costo de vidas y recursos se elevará en el tiempo este endeudamiento “eterno”?
Reitero, que quizás muchos verán esto como una apología al Dictador y lo cierto, es que me importa un bledo. Trujillo fue un dictador sanguinario y hoy muchos pierden su tiempo y otros tantos tiemblan ante algo inexistente como lo es Trujillo. Algo parecido a que los enemigos del Profesor Bosch; Balaguer o Peña, lo hicieran, cuando solo son muertos cuyos liderazgos se fueron con ellos y solo son recordados para explotar sus nombres. Como hoy, que aparece uno que utiliza el apellido del Perínclito como ariete para penetrar en la política, como si su segundo apellido, encarnara al Déspota, una chapucería total. ¡Sí señor!