¿Saben? Con tantos líos que tenemos en la cabeza, el ajetreo diario del trabajo, los estudios, el hogar, los hijos, las facturas pendientes, las hipotecas, y mil preocupaciones más, se nos escapan muchas cosas sobre lo que tenemos que hacer o saber y por eso es bueno actualizar nuestra agenda de pendientes. Por ejemplo, hay que recordar que el color rojo en los semáforos es para detener el vehículo y no para pasar acelerando a toda velocidad como hacen tantos trastornados del tránsito en pleno día, y aún mucho más de noche. Anotémoslo.

O que los tanques de gas de cien libras no son modelos que se ponen a dieta para desfilar por la pasarela, sino que tienen que pesar eso, cien libras, ni una menos, porque el consumidor a la hora de pagar cada mil pesos no lo hace con 900 ni con 850 pesos, sino los mil mangos gorditos y enteritos. Anotémoslo.

Y que los tapones de vehículos son más parecidos a los vinos de marca por aquello de lo difíciles de sacar, y donde gracias al caos del tránsito pasamos ya una buena parte de nuestra existencia. Hay que aprovecharlos para reflexionar,  y mejorar nuestra manera de ser y no utilizarlos para insultar a los peatones, hacer gestos indecorosos a otros conductores o echar espuma por la boca cuando algún policía llama la atención. Anotémoslo.

Que los taxis, aunque pudiera no parecerlo, son vehículos de y al servicio público los cuales deben cumplir con los reglamentos de seguridad, y además las leyes de tránsito, y no manejar en plan de temerarios kamikazes dispuestos a lanzarse de manera suicida sobre sus enemigos, que son los carros normales, pues aunque no lo crean, la mayoría de estos  van también en plan de trabajo. Anotémoslo. Que si usted se descuida mirando una linda nube del cielo lo pueden asaltar más pronto que le cae un palo de agua de verano y quedar sin cartera, sin reloj, sin cadena y hasta sin vida si se enfrenta a los pillos, así que si quiere mirar al cielo, hágalo desde un lugar seguro y lleve un buen paraguas por si los huracanes esos que nos visitan más que los cobradores.

Anotémoslo. Que las constituciones, esos pedazos de papel que mejor deberían escribirse sobre hierro fundido, son para cumplirlas a rajatabla por todos los ciudadanos, desde bien abajo, desde bien en medio y desde bien arriba, y no para andarse sacando conejos en forma de referendo y otras sorpresas del sombrero político, como creen algunos beneficiarios del asunto. Anotémoslo.

Que estamos en un país donde más del 60% se las ve y se las desea para llegar a fin de mes con el caldero medio lleno, por ser optimista y no verlo medio vacío, y no un emirato petrolero de esos donde hay camellos con jorobas de oro que se atan al palo con longanizas de plata, así que ha viajar menos y ahorrar más. Anotémoslo.

Que, aunque nos duela, nos produzca mareos, vómitos y alergia hay que pagar religiosamente los impuestos legalmente establecidos y no evadirlos como escurridizos prófugos a las sombras de la noche, y también que a cambio debemos recibir el bienestar social adecuado en forma de educación, seguridad ciudadana, sanidad, energía confiable, agua potable y muchas otras ventajas más. Esto, debemos anotarlo dos veces, una por nosotros y otra por los que tienen que cumplirlo.

Que la autoridad por esto predios está más escasa que la muela de gallo y por lo tanto cada uno de los ciudadanos tenemos que aplicarla en demasiadas ocasiones por nuestra cuenta y riesgo, y por lo tanto debemos hacerlo con mucha cautela  para no caer en excesos. Anotémoslo. Quedan miles  y miles de cosas por anotar. Por cierto, vigile el lápiz o bolígrafo, no vaya a serque de tanto escribir pendientes se quede sin tinta. Eso suele pasar.