Algunos economistas sostienen que el incremento de la corrupción reduce la tasa de crecimiento económico, criterio que compartía el presidente Fernández durante su primer gobierno; en aquel entonces estimaba que la corrupción dominicana distraía alrededor de RD$30,000 millones del presupuesto público, impidiendo que la inversión pública estuviese presente en renglones de altísima prioridad social.

Muchos dominicanos pensaron que nos encontrábamos en los albores de un gobierno que combatiría la corrupción; sin embargo la realidad es dolorosamente distinta. Actualmente el gobierno dominicano ocupa, bajo la conducción del presidente Fernández, los primeros lugares en corrupción a nivel regional. El cobro de peajes por parte de funcionarios públicos  para la instalación de firmas extranjeras en el país o para la asignación de contratos grado a grado, han sido denunciados tanto por embajadores en el país como por cables de la embajada de los Estados Unidos. Además, existe la modalidad de creación de firmas por miembros del gabinete que prestan servicios ventajosa y exclusivamente al gobierno dominicano; obteniendo de esta especial relación jugosos beneficios.

En términos más precisos, el efecto de la corrupción ha sido medido por algunos economistas; en efecto por cada 1% de aumento de la corrupción la tasa de crecimiento económico se reduce en 0.72% (Hung Mo, 2000). Otra manera de medir el impacto de la corrupción consiste en considerar que los gobiernos ofrecen insumos que afectan positivamente las actividades productivas del sector privado; estos insumos se financian con impuestos y si la burocracia los distrae para su beneficio particular, entonces las tasas de crecimiento del producto se reducen (Del Monte et al, 2001). Asimismo, la corrupción de la burocracia pública reduce la inversión del gobierno y, por tanto, reduce el crecimiento económico (Mauro, 1995, Tanzi, 1998).

Paolo Mauro en el 2004 argumentó que cuando la corrupción se disemina en toda la sociedad se hace difícil combatirla y sus efectos negativos sobre el crecimiento económico son permanentes.

Parece que la corrupción efectivamente ha sido elevada en el país durante la administración Fernández, ya que el producto se ha reducido permanentemente en estos últimos siete años. Durante 2005-2011 la economía dominicana ha experimentado un crecimiento económico con una clara tendencia al estancamiento. El crecimiento del producto decreció sostenidamente  de 10% en el 2005 a 4% en el 2011, situación que sería peor si las cuentas nacionales que calcula el Banco Central reflejaran la verdadera realidad económica del país.

Este resultado tiene lugar pese a los esfuerzos gubernamentales de mantener el crecimiento de la economía. En este sentido, el déficit del gobierno central acumulado entre 2008 y 2011 se estima que superó  los US$5,235 millones; aunque la política fiscal expansiva no revirtió la tendencia al estancamiento.  En el 2009 el producto experimenta una tasa de crecimiento positiva debido a la asistencia financiera del Fondo Monetario Internacional (FMI); si el acuerdo con el FMI no se hubiese reanudado el crecimiento económico hubiese sido menos que moderado.

Figura 1. Tasas de Crecimiento del PIB, a precios constantes

Fuente: Banco Central, Departamento de Cuentas Nacionales

Luego de que el PIB alcanzara un piso de 1% (su nivel más bajo) en el 2008, se elevó a 7.6% en el 2010, pero en el 2011 registró una reducción de la tasa de expansión al PIB crecer en 4% en el segundo trimestre de ese año. Este comportamiento del PIB se relaciona con el financiamiento de las elecciones, lo que puso en movimiento un mecanismo que impide que el déficit del gobierno central no sea menor a los RD$53,000 millones. Este empuje de la demanda global impulsó el producto, pero perdió dinamismo a partir de junio del 2011 cuando el acuerdo con el FMI se suspendió y los recursos provenientes de los organismos internacionales no se desembolsaron. La tasa de crecimiento del producto en el 2011 es 3.5% menor a la tasa de crecimiento del PIB registrada en el 2010.

Como puede apreciarse el modelo económico que ha puesto en marcha la presente administración, especialmente a partir del 2008, sólo funciona si se dispone de préstamos. Si el gobierno no puede endeudarse entonces no hay crecimiento económico; no cabe duda de que este modelo de estabilidad macroeconómica debe ser sustituido por otro más racional y comprometido con la competitividad y la competencia.