Nueva vez aparece el fantasma de la corrupción en la FIFA. Ahora le toca a la adjudicación del Mundial de Fútbol que se jugará en el año 2022, que le fue dado a Catar.

La revista francesa "France Football", la cual tiene un acuerdo con la FIFA para la premiación del jugador del año, o sea, el “Balón de Oro”, ha publicado un reportaje en el que asegura que Catar “compró” el Mundial de 2022, con una alta inversión para lograr lo votos requeridos.

En dicho reportaje se citan nombres de altos dirigentes del fútbol mundial, incluyendo vicepresidentes de la FIFA, entre los que se cuentan el argentino presidente de la AFA (federación de Argentina) Julio Grondona, el paraguayo Nicolás Leoz (presidente de la Confederación Sudamericana), así como el brasileño Ricardo Teixeira (presidente de la Federación de Brasil), el catalán Sandro Rosell (presidente del Barcelona), el francés Michel Platiní (presidente de la UEFA), y el ex presidente de Francia, Nicolás Sarkozy.

Con el título de “Qatargate”, la revista France Football, en su extenso reportaje ofrece detalles de cómo Catar “invirtió” gran cantidad de dinero para obtener los votos entre los miembros del Comité Ejecutivo de la FIFA que le dieron la sede del Mundial 2022 el 2 de diciembre de 2010. Catar logró 14 votos y Estados Unidos 8.

El que encabezó la repartidera de dinero fue el ex presidente de la Comisión Asiática de Fútbol, Mohamed ben Hammam, quien ya fue suspendido por tratar de comprar votos para ser elegido presidente de FIFA.

Ahora bien, desde hace unos años que el presidente de la FIFA, Joseph Blatter, ha estafo hablando de una política de limpieza de corrupción en la FIFA. Pero esa limpieza solo atañe a los que no les muestran su apoyo.

Recodamos que hace varios años se destapó un escándalo con una compañía suiza de comercialización que salpicó a varios dirigentes de la FIFA.

La BBC de Londres difundió hace unos años un programa en el que revelaba que Ricardo Teixeira, Nicolás Leoz e Issa Hayatou (de Camerún) y en ese momento presidente de la Confederación, recibieron dinero de por la ahora desaparecida compañía suiza International Sports and Leisure (ISL), entre 1989 y 1999. Según el programa, todos recibieron buenas sumas de dinero, pero el presidente de FIFA, Sepp Blatter, siempre afirmó que pese a haberse desempeñado como secretario general (en la presidencia de Joao Havelange) y luego presidente de la FIFA, él nunca supo nada de estas transacciones. Nadie le creyó eso.

“Nosotros nunca acudimos a extraños, si tenemos problemas en nuestra familia, los resolvemos dentro de la familia”, ha dicho Joseph Blatter en varias ocasiones. O sea, que los trapos se lavan en casa.

Vemos a la larga que el reportaje de France Football sale del mismo seno de la FIFA. ¿Acaso quiere ahora el presidente Blatter  quitar la sede a Catar?

Pero nunca hubo investigación cuando le fue adjudicado el Mundial 2006 a Alemania, en perjuicio de Sudáfrica, ni mucho menos que se “hizo” Blatter para que cuatro años más tarde fueran los sudafricanos los anfitriones de la Copa del Mundo.

Todo el entramado de la FIFA está revestido de una gran nebulosa, donde todo lo que huela a anti Blatter es malo.

El catarí Mohamed ben Hammam fue suspendido de por vida porque trataba de ganar adeptos con su dinero para lograr la presidencia de la FIFA. Pero Blatter se pasa doce meses del año, desde 1999, entregando a los dirigentes del fútbol de cada país el dinero de la FIFA para asegurarse los votos… y la confidencia sobre los que tratan de adversarle.

Vimos declaraciones del chileno Harold Mayne-Nicholls, quien encabezó la comisión técnica de la FIFA de las candidaturas a los mundiales de fútbol de 2018 y 2022, que dijo que "nunca" vio nada relacionado "con la corrupción" en la elección de Catar como sede mundialista.

Pero ese mismo Harold Mayne-Nicholls estuvo en Santo Domingo con el objetivo de investigar denuncias que llegaron a la FIFA      desde Santo Domingo, y rehusó entrevistarse con los denunciantes, y solo lo hizo con el denunciado. ¿Qué informe podía llevar, entonces?

Si así es que investiga la FIFA, entonces no se puede creer en sus conclusiones.

Todo se hace a la medida del Joseph Blatter.

Lo cierto es que la corrupción sigue permeando la FIFA…, Y ¿por qué no?, a todo el deporte mundial.