La naturaleza del hombre
Siempre es la misma; son
Los hábitos lo que
Lo separan.-
Confucio.-
El equinoccio de primavera comienza a dejar sentir sus efluvios anunciando la proximidad del inicio de la estación de la vida, la esperanza y el eterno renacer de lo bello. Imposible sustraerse a esta realidad, donde la naturaleza se inspira en el verdor y hasta los animales, que los humanos creen sin sentimientos, se ven arrastrados a compartir esperanzas de una mejor vida y volver y volver a creer en el renacimiento del buen querer, del amor sin prisas y la imposición de lo bueno sobre lo malo.
El verde trata de imponerse sobre lo oscuro e inclusive, en la llamada Santa religión católica, donde se manifiesta la lucha por tratar de sacar esa oscuridad maligna hasta del Banco del Vaticano, lugar en que la endiablada corrupción había encontrado refugio y hecho su nido dentro de las negruras de sus profundas grutas. Así estamos todos, asediados por los diablos corruptos surgidos de vergonzantes actos de indelicadezas y justificaciones maliciosas en donde lo correcto es lo malo, donde la burocracia hipertrofiada lo corrompe todo, haciendo cada día más oneroso y difícil que el ciudadano común pretenda hacer lo correcto.
La mafia administrativa gubernamental todo lo pone en China si intentas ir por el camino correcto. Eso pasa con los impuestos y pasa en cada paso que se da en la administración pública, donde al parecer la esperanza de algo mejor se esfuma, llegando a pensar que nunca llegará la primavera. Todo es de un color gris otoñal donde solo se requiere honestidad y justeza en la aplicación de las leyes para poder ver la claridad. Y malaya sea mil veces, ya que con sus acciones pretenden obligar hacer lo mal hecho a los buenos y desposeídos ciudadanos de cualquier protección política, si es que pretendes subsistir en el medio. ¡Malditos sean!
En la calle se grita a viva voz la situación pero, los que ostentan todos los poderes facticos se niegan a escuchar, porque la maldición de la impunidad y el blindaje los ha hecho sordos. Ni sienten ni padecen mientras explota Odebrecht y aun así las chapas de blindaje continúan apareciendo; explota el CEA y los paños tibios no cesan de caer sobre las heridas para ocultar el monstruo de la corrupción y hasta donde ha llegado ese cáncer. Un escándalo opaca el otro y exprofeso solo se refieren a las tierras cañeras pero no así a las playas que forman parte del mismo paquete y donde hasta determinado abogado metido en esa mafia y perteneciente a un prominente bufete, perdió la vida.
No es cierto que este pueblo esté tranquilo, porque la intranquilidad es el sobresalto del día a día. Es una caldera que está rebasando o ya rebasó su capacidad para procesar tanta cantidad de combustible pero, la solución está a la mano, siempre y cuando los dirigentes políticos que se encuentran metidos en todo tipo de negocios, que desconocen ponerle freno a sus desmedidas ambiciones y que están llevando a cabo las mismas acciones con las cuales el Perínclito de San Cristóbal se hizo dueño del país, esto es, tomando por las buenas o las malas, tierras, negocios y “lavanderías”, dejen descansar este pueblo de tantas ignominias, porque blindando y corrompiendo todo lo que tocan, no es la solución. Así nomas. ¡Si señor!