Como muchos dominicanos no conocía al diputado José Paliza (PRD-Puerto Plata) hasta que le vimos en un breve discurso en la “honorable” Cámara de Diputados.

En su discurso había una carga de indignación tal que le hizo decir que “sentía vergüenza de ser diputado” por la forma irresponsable como se estaban aprobando préstamos “sin leerlos” por un monto cercano a los 200 millones de dólares.

Al “honorable” Presidente de la Cámara Baja se le vio dar un saltico en su silla, y lo único que le interesó –al parecer- era que estaban en “otro punto de discusión”.  Sin embargo, por la inmediata respuesta del diputado Paliza parecía que “ese punto” también era como “el otro”.

Luego tuve oportunidad de ver al joven diputado en una entrevista televisiva donde manifestó que el préstamo para la construcción de la Presa de Monte Grande, en Azua, fue “sui géneris”.

Este proyecto permitía a unas personas –según el Diputado Paliza- que formaran un “grupo empresarial” ad hoc, que sería el encargado de salir a buscar el financiamiento y crear toda la infraestructura alrededor de la obra –en vez de ser el Estado Dominicano al través del Ministerio de Obras Públicas-, y que por su labor de lobbismo se le daría, del costo total de la misma, el 46%.

Increíble, pero cierto. Se están robando el país “a la clara” y de paso nos endeudan “hasta más no poder”.  Y nadie dice ni hace nada.  Nadie “dice” pues “la prensa” esta vendida casi en su totalidad. Existen pocos espacios donde la mano del gobierno no este. Y nadie “hace” por que los mecanismos de “frenos y contrapesos” no funcionan.

No hay espacio para la esperanza. Se han perdido todos los parámetros éticos y el dinero (“Poderoso Caballero”, según Quevedo) es no solo el fin, sino el medio de todo. Mientras, en el camino, “los platos rotos” los pagamos las “grandes mayorías nacionales”.

De paso, los “honorables” diputados -que dizque nos “representan”- continúan aprobando préstamos como estos. Diputados, por demás, que no sirven de contrapeso al Poder Ejecutivo ni velan por los intereses nacionales, que “piensan en cabeza ajena” y que nos colman de vergüenza (y deudas e impuestos) a todos, mientras unos cuantos se hacen con unas riquezas extraordinarias.

Estos solo sirven, como en la irónica décima del “Cantor del Yaque”, Juan Antonio Alix, para levantar la mano y decir frente a cualquier proyecto que se les presente, sin ni saber ni importarles el contenido del mismo: Corroboro, Corroboro!