« Corría recio el tren y yo sentía dejar mi corazón en mil pedazos. Quería devolverme por la vía mi amor, para volver hasta tus brazos», canté cursi y desafinadamente en el salón. La idea era presentar los trenes rápidos en la clase de francés. Los estudiantes pusieron esa cara tan familiar de no entiendo ni papa.

A fin de calmar las dudas, pregunté quién se había subido a un tren. ¿El del aeropuerto cuenta?, preguntó una chica. ¿Y el tranvía?, alegó un espinilludo, ¿y el de City Park?, insistió otro. En Francia son parte del paisaje y ahora van tan rápido que en 3 horas podemos recorrer setecientos kilómetros. La distancia entre Paris y Marsella, por ejemplo, les llaman TGV (train à grande vitesse).

Hoy hablaremos de otro tren veloz, que tiene algo de futurista pues pasa por debajo del mar y conecta a Francia con Inglaterra. ¿Sabían que estos países tuvieron muchos conflictos en el pasado? Silencio. ¿Les suena a algo La Guerra de los Cien años? El silencio es terco…Entonces puse un mapa: vean aquí está England, una islita, la parte sureste casi toca el continente (la France) a no ser por el mar, que es como un muro de cincuenta kilómetros, esa agua la conocen como…Mudez persistente. ¡Sí!, dije como si alguien hubiera acertado, El Canal de la Mancha. Desde 1994 es posible cruzarlo en el Eurostar gracias al Eurotúnel…

Enseguida todos alzaron la mano: ¿Y se mete el agua si alguien abre la ventanilla?; ¿se pueden ver muchos peces en el viaje?; ¿y si al tren lo ataca un cachalote? No fue fácil explicar que el tren no « navega» en el fondo del mar, sino que corre por debajo de éste, a unos 100 metros de profundidad. Un video vino a mi rescate. Miren estas tres franjas de colores: la azul es el agua clara y salada del Canal; la verde, el terreno arenoso y la café, la tierra firme. Fue en la última, en la cafecita, por donde se construyó…

Los ingleses empezaron a cavar el 15 de diciembre de 1987 y los franceses se les sumaron en febrero del 88. Tras ocho años de trabajos, el primero de diciembre de 1990 se reencontraron un obrero británico y otro francés. Intercambiaron sus respectivas banderas, como si fueran a jugar futbol, se abrazaron y les tomaron una foto. Era el símbolo de la unión franco-británica, una prueba de la integración de Europa, que hoy se resquebraja con el Brexit.

Todo iba bien hasta que saqué ese nombrecito, que en su vida habían escuchado. Olvidémonos de eso, los tranquilicé. Se acuerdan de Napoleón, aquí hasta tiene su callesota. El fue el primero en imaginar un túnel así. Según los estudiosos, en 1803 ya habían empezado a excavar en ambos lados, pero los ingleses, suspicaces de nacimiento, pensaron que se trataba de una trampa y mejor taparon el agujero. Luego, el en siglo XX hubo otros obstáculos como las Guerras Mundiales, el dinero (saben cuánto costó hacer tremenda obra) y la tecnología no estaba tan adelantada, pero cuando en los 70, el Reino Unido se incorpora a la hoy llamada Unión Europea, el proyecto se retoma…

Díganme quienes fueron los primeros en viajar en el Eurostar. ¿Una representación de los obreros responsables de los trabajos? Se arriesgó una alumna justiciera. Vean la foto en la siguiente página. ¿La reine Elizabeth?, ¡Buuu! Junto con el presidente francés, que era François Miterrand. Viajaron de Londres a París, era el 6 de mayo de 1994, en tan solo tres horas…Si no contamos los discursos, aclaré.

Como paréntesis, volvamos a eso de la UE. Díganme cuál es la moneda de Francia, eso sí lo supieron. Y la de Alemania…La misma, dijo alguno. ¿Ya vieron? Una sola moneda para los países miembros (o para casi todos). La UE está basada en la integración económica, comercial, laboral, de tránsito… Los protagonistas fueron Francia y Alemania, antiguos enemigos. Gracias a la cooperación de todos, obtienen dinero y apoyo para obras importantes, como el…

Ahora bien, desde hace tiempo hay cierta oposición a la Europa unida y los ingleses votaron por salirse del acuerdo (British exit, o sea brexit) y ahora ya no se acuerdan del tren o piensan que fue un regalo de los dioses…En fin, ya fue mucho por hoy, ¿no?

Cuando terminé la clase me vino a la mente el relato de JJ Arreola, El guardagujas, cuyo personaje, un singular ferrocarrilero habla de los trenes: «Como usted puede darse cuenta, los rieles existen (…) En algunas poblaciones están sencillamente indicados en el suelo mediante dos rayas». Ni las rayas quieren dejar. Destruyamos todo, claman los detractores.