Puede que el título de este artículo suene exagerado, puede que algunos de ustedes piensen que es una extralimitación de mi parte usar la palabra extinción. Pero veamos antes de juzgar
El reporte del Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) habla de que nos enfrentamos a “guerra. hambre y pestilencia” debido a los cambios causados en el clima por la actividad del hombre.
"A lo largo del siglo 21, se prevé que los impactos del cambio climático frenaran el crecimiento económico, harán que la pobreza sea más difícil, disminuirán aún más la seguridad alimentaria” dice el reporte.
En un estilo inusualmente pesimista el informe advierte “El cambio climático puede aumentar indirectamente el riesgo de conflictos violentos, como guerras civiles, mediante la amplificación de los "impulsores", como la pobreza y las crisis económicas. El cambio climático también aumentará el riesgo de desplazamiento imprevisto de las personas y un cambio en los patrones de migración.” (http://www.independent.co.uk/environment/climate-change/ipcc-report-paints-bleak-picture-of-war-famine-and-pestilence-climate-change-is-happening-andno-one-in-the-world-is-immune-9224777.html)
El asunto es más complejo de lo que se piensa y no radica en identificar el problema, hace ya muchos años que se está hablando de la catástrofe que se nos viene encima y no importa la batería de científicos que se oponen a este planteamiento y que dudan de los efectos de los gases de efecto invernadero sobre el planeta, pero los cambios están a la vista de todos. El problema está en que no hemos hecho nada desde entonces para frenar, ya ni siquiera hablo de revertir, el deterioro en los patrones climáticos del planeta. Y no hemos hecho nada, ni vamos a hacer nada porque la causa de este deterioro planetario reside en nuestro estilo de vida.
Nuestro estilo de vida consumista, nuestra cultura del desperdicio, nuestros productos diseñados con obsolescencia programada están convirtiendo el mundo en un basurero y en un cementerio.
Como dice Chris Hedges: “Podemos cortar de raíz el consumo de combustibles fósiles. Podemos consumir menos agua. Podemos instalar bombillas de bajo consumo…. Pero a menos que desmantelemos el estado Corporativo todas estas acciones serán tan inútiles como las danzas de los nativos americanos para protegerse de las balas del hombre blanco.” (A Reality Check From the Brink of Extinction. Publicado en http://www.commondreams.org/view/2009/10/19)
Hemos desarrollado un sistema de consumo insaciable donde a cada necesidad satisfecha se le suceden docenas de necesidades creadas por las corporaciones para asegurar el consumo de la gente ad eternum. Ya no existen seres humanos, existen consumidores. “ ..la sociedad postmoderna considera a sus miembros primordialmente en calidad de consumidores….”. (Bauman Zygmunt, Modernidad Liquida, Fondo de cultura económica, 2004). Y, lógicamente para mantener este ritmo desenfrenado de consumo tenemos que echar mano de lo que tenemos más cerca: los recursos naturales del planeta.
En la fabulosa película The age of stupid (2009, Franny Armstrong) podemos ver a dos niños que huyen de la guerra de Iraq y se refugian en Jordania, los pequeños viven de recoger zapatos usados que se envían desde occidente y los revenden en las calles de la Jordania y ellos se preguntan: “no entiendo a los occidentales, como pueden echar a la basura cosas que todavía sirven.”
Uno de los ejemplos más claros de la moda y el consumismo son los autos y los celulares, los autos cambian de modelo cada anualmente y los celulares más rápido todavía, los consumidores corren detrás de cada nueva versión como manada provocando una espiral de fabricación y consumo que está llevando el planeta al colapso. Lo peor de todo es que les echamos la culpa a campesinos que tumban árboles para sembrar conucos.
“El daño al medio ambiente causado por los hogares humanos es minúsculo al lado de los daños causados por las empresas. Los municipios y las personas utilizan el 10 por ciento del agua de la nación, mientras que el otro 90 por ciento es consumido por la agricultura y la industria. El consumo individual de energía representa aproximadamente una cuarta parte del consumo total de energía, y el otro 75 por ciento es consumido por las empresas. Los residuos urbanos representan sólo el 3 por ciento de la producción total de residuos en los Estados Unidos. Podemos y debemos vivir con más sencillez, pero no será suficiente si no transformamos radicalmente la estructura económica del mundo industrial”. (Chris Hedges, Ibid.)
El colapso del clima ya lo tenemos encima, lo vemos a diario en la furia desatada de los elementos y las locas temperaturas o extremadamente altas o extremadamente bajas. La periodista Elizabeth Kolbert escribió un libro titulado “La catástrofe que viene”. Yo creo que la catástrofe ya está aquí, el tiempo se nos agota y no vamos a hacer nada para frenarla. Cuestión de economía global.