Desde que el 10 de mayo de 2017, Moon Jae-in, asumió como duodécimo presidente de Corea del Sur, entendí que principio del fin de la crisis de la península de Corea se avecinaba. Es que el presidente Jae-in se ha caracterizado por ser un hombre de paz, que ha manifestado públicamente que  está a favor de la reunificación pacífica de  Corea. Su política exterior está alineada con la Política del Sol, que fue la política exterior  del presidente Kim Dae-Jung  hacia Corea del Norte y continuada por el presidente Roh Moo-hyun, entre 1998 y 2007, que permitió dos cumbres de Corea en Pionyang, en junio de 2000 y octubre de 2007, que trajeron como consecuencia  reunificación familiar, colaboración económica y la firma el 4 de octubre de 2007, en la II Cumbre, de la “Declaración de Paz y Prosperidad”.

Nuestro optimismo no se hizo esperar. En lo que he denominado la “Diplomacia del Taekwondo”,  el 24 de junio de 2017, con apenas un mes y medio en el poder, el presidente Moon Jae-in, aprovechó el escenario del “Campeonato Mundial de Taekwondo de Muju”, para proponer la participación de Corea del Norte en los Juegos Olímpicos de Invierno 2018 en la región de Pieonchang en Corea del Sur. El objetivo del presidente Jae-in estaba claro, utilizar el deporte como instrumento diplomático para retomar su sueño de acercamiento intercoreano. La iniciativa tuvo sus resultados, porque no sólo Corea del Norte participó de los  juegos, sino que en el ínterin, comisiones de trabajo en representación de los gobiernos de Corea del Norte y Corea del Sur, acordaron llevar a cabo la III Cumbre Intercoreana, que finalmente se realizó el viernes 27 de abril de este año 2018.

Esta III Cumbre, titulada “La Paz, un Nuevo Comienzo”, a diferencia de las dos anteriores que se produjeron en Pyongyang, capital de Corea del Norte, se llevó a cabo en el lado surcoreano de la llamada “Área de seguridad conjunta”, en la Casa de la Paz de  Panmunjom. Otra particularidad de esta cumbre es que fue la primera vez, desde la Guerra de Corea, que el máximo dirigente de Corea del Norte entra en el territorio de Corea del Sur.

Después de los saludos de lugar y los emotivos abrazos, donde se notaba la alegría del presidente de Corea del Sur Moon Jae-in y el líder supremo de Corea del Norte Kim Jong-un, porque saben que sus acciones quedarán registradas con tinta indeleble para la historia, se firmó la “Declaración de Panmunjom para la Paz, la Prosperidad y la Unificación de la Península de Corea”.

Para entender la magnitud de esta Cumbre, y sus consecuencias para la paz de los coreanos, la península de Corea, la región de Asia Oriental y el mundo, recomiendo dar seguimiento a ese documento que se firmó. Porque ahí se trazan las grandes pautas para el futuro de estas relaciones a partir de ese momento.  Los líderes de Corea del Norte y Corea del Sur se comprometen trabajar juntos para comenzar una nueva era de paz, reconciliación nacional y prosperidad, poniendo fin formalmente a la guerra de Corea, alcanzar la total desnuclearización de la península de Corea y luego mejorar las relaciones intercoreanas en todos los órdenes.

El mundo y de manera formal más de 90 Estados miembros de la Organización de Naciones Unidas (ONU), han apoyado esta Cumbre.  Como corolario definitorio para la paz, se ha anunciado la reunión entre el presidente de Estados Unidos  Donald Trump y líder de Corea del Norte Kim Jong-un, para el 12 de junio en Singapur.

La República Dominicana y los dominicanos nos unimos al regocijo que significa la paz y futura reunificación de un pueblo hermano, que quizás nunca debió separarse. Adelante.