Nuestros gobernantes se desgañitan anunciando su compromiso con la educación del pueblo. De más decir que la más de las veces se trata de pura demagogia. Muchos hechos lo confirman. Tomemos por ejemplo la situación de los libros.

La última vez que visité nuestro país, pasé por una de las grandes librerías de mi pueblo para comprar un libro sobre la Revolución de Abril. Se trata de “La esperanza desgarrada”, del historiador italiano Piero Gleijeses. Un impecable trabajo de investigación sobre un episodio traumático de nuestra historia reciente. Me gustaría recomendarlo, pero tiene un defecto: Su precio. Mil ciento veinticinco pesos, equivalente a unos veinte euros.

Es cierto que ese precio no anda muy lejos del que habría que pagar por un libro similar en Europa. Pero hay un detalle que no debe pasarse por alto: La diferencia entre los salarios en República Dominicana y en Europa. En nuestro país el salario mínimo oscila, tengo entendido,  entre 6,900 y 11,300 pesos, aproximadamente. Es decir, entre 120 y 200 euros al mes (muy lejos de los 1500 euros mensuales que constituye el salario mínimo en Bélgica, por ejemplo). Es evidente que actualmente solo una minoría dominicana puede darse el lujo de comprar un libro. Y en un país donde comprar un libro es un lujo, hablar de educación es una quimera.

Desconozco cuáles son los planes del gobierno para remediar esta situación, si es que los hay. Si existe la voluntad de bajar el ITBIS que pagan los libros o la de abrir bibliotecas públicas dignas de tal nombre. Lo que sí sé es que no deberíamos sentarnos con los brazos cruzados a esperar a que esto suceda. Existen alternativas.

En Internet existen sitios donde se pueden conseguir libros electrónicos gratis. Entre estos puedo citar, en primer lugar, al Proyecto Gutemberg, el cual cuenta con una colección de unos 30 mil libros gratis que han caído en el dominio público. De entre estos, hay más de doscientos en español. Por otro lado, el Proyecto Scriptorium cuenta con más de cinco mil libros, la mayoría en español. Recomiendo que, a falta de biblioteca pública en tu sector, constituyas una virtual, bajando tantos libros como puedas de ambos sitios.

Por otro lado, no hace falta una tableta o un lector físico de libros electrónicos para leerlos. Si los libros físicos están por las nubes, ni hablar de este tipo de equipo electrónico. Afortunadamente, existen programas gratuitos que te permiten leer libros electrónicos a partir de tu computadora. Entre éstos cabe mencionar a Calibre y a Adobe Digital Editions.

Lee. Lee. Lee. Recuerda, hay un crimen peor que el de quemar libros: No leerlos.