La República Dominicana se encuentra en un punto de inflexión. La paciencia colectiva está llegando a su límite. ¿Por qué la ciudadanía no aprovecha la coyuntura histórica?

En nuestra última entrega, analizamos cómo el momento político español supo ser aprovechado por movimientos como Podemos y Ciudadanos. Entre ambos lograron cautivar un tercio del electorado. ¿Por qué en nuestro país no sucede lo mismo?

En la continuación de mi lectura del manifiesto que dio origen a Podemos, sigo encontrando paralelismos con la situación dominicana y puedo parafrasear dicho escrito de la manera siguiente:

La nula reinversión de nuestros impuestos, el aumento alarmante de la inseguridad ciudadana, la deficiencia extrema de los servicios básicos, la cultura de corrupción e impunidad, el regreso de la represión contra la libertad de expresión, como lo demuestra el asesinato de dos comunicadores en San Pedro de Macorís, el cercenamiento de la democracia en los torneos electorales, el mayor control de los medios de comunicación o el control de la judicatura quieren crear un escenario donde el miedo suspenda la democracia.

Formas que caminan hacia regímenes autoritarios envueltos en procesos electorales cada vez más vaciados de contenido. ¿Tiene sentido que el 90% de la población que está sufriendo estas políticas no se dote de herramientas para crear un futuro más luminoso? Pero no es cierto que estemos instalados en la derrota. Pese a esos intentos, vemos que ese muro no es infranqueable y que, desde abajo, es posible frenar este proceso de involución de nuestra democracia. Hoy es una realidad nuestra exigencia de una política que regrese a las calles, que hable como la mayoría de la gente que está harta, es más real que nunca nuestra exigencia de una mayor generosidad a los representantes, de una mayor horizontalidad y transparencia, de un regreso de los valores republicanos de la virtud pública y la justicia social.

Hacía décadas que no era tan real nuestro deseo de tomar nuestras propias decisiones y responder a nuestras propias preguntas. La casta nos conduce al abismo por su propio beneficio egoísta. Sólo de la ciudadanía puede venir la solución, como han venido la cancelación de la instalación de una cementera en el Parque Nacional Los Haitises; la renegociación del contrato estatal con la empresa Barrick Gold; el otorgamiento del 4% del PIB a la educación; la solución al fraude inmobiliario practicado en Bahía de las Aguilas y la protección de la reserva científica de Valle Nuevo, pequeñas pero significativas victorias.

La movilización popular es una fuerza importante, pero lo es además forjar llaves para abrir las puertas que hoy quieren cerrarnos: hacer llegar a las instituciones la voz y las demandas de esa mayoría social que ya no se reconoce en esta nación ni en un régimen corrupto sin regeneración posible.

En las próximas elecciones, es necesario que haya una candidatura que se ofrezca a la ola de indignación popular. Nos alegramos del avance de la movilización ciudadana, pero somos conscientes de la necesidad de hacer algo más para poner en marcha los cambios que necesitamos. Es tiempo de valentía y de no dejar que se cierre la ventana de oportunidad que el compromiso de tanta buena gente ha abierto. Necesitamos una candidatura unitaria y de ruptura, encabezada por personas que expresen nuevas formas de relacionarse con la política y que suponga una amenaza real para el régimen bipartidista y para quienes han secuestrado nuestra democracia. Una candidatura que sume a la capacidad de gestión de lo público, la capacidad de involucrar a las mayorías en la configuración de su propio futuro. Una candidatura que dé respuesta a esa juventud a la que se invita a abandonar el país, a unos trabajadores que ven mermados día a día sus derechos, unas personas mayores a las que parece no haberles bastado luchar y trabajar toda una vida. Una candidatura que avance desde los espacios ya logrados y que logre avanzar más allá de la parálisis actual. Una candidatura que mueva ficha para convertir el pesimismo en optimismo y el descontento en voluntad popular de cambio y apertura democrática”.