En el 2009, Usted y 1*Mark Weisbrot escribieron el guión para el documental de 2*Oliver Stone, 3*“South of the Borde “(Al Sur de la frontera). Este documental les dio una proyección favorable, no solamente a Hugo Chávez, sino también a otros líderes izquierdistas de América Latina. Además, de tener Usted un programa semanal 4*“Global Empire “(Imperio Global) en la multi-estatal estación televisiva 5*TeleSur, es Usted miembro del consejo directivo de dicha estación.  Ahora mismo tengo la intención de llevarlo a un tema bastante polémico y delicado. Hago la salvedad porque creo conocer su posición. Empero, desde el telar de los ángeles los puntos de vistas discrepan. Para el búho, para el murciélago, para el bohemio y para el ladrón, el crepúsculo es la hora del desayuno.

¿Cómo percata Usted la crisis actual en Venezuela?

  • No faltaba más. ¡Bien!, diré lo que he dicho en otros conversatorios, entrevistas e incluso en mi propio programa que se transmite por TeleSur.

Antes de Chávez la sociedad venezolana estaba agotada de un bipartidismo corrupto y empobrecedor. La política venezolana estaba articulada en dos fuertes corrientes: la socialdemócrata y la democratacristiana, los movimientos de izquierda como el MAS, MIR o PCV eran fuerzas de último orden. Al mismo tiempo, un país con inmensos recursos y riquezas naturales, pero con una abismal diferencia social.

La dependencia de los países del Tercer Mundo ha tenido mucho que ver, durante los últimos 100 años, con la caída mundial de los precios agrícolas (1918/39), la conversión de Estados Unidos en el acreedor industrial número uno y las fuertes inversiones de las multinacionales; el comercio cambió y con él la producción agrícola. El mundo industrializado necesitaba materias primas como el petróleo o el gas y, los países pobres necesitaban del dinero británico y del americano. Venezuela inició un nuevo camino de desarrollo a través de aquellos préstamos dirigidos fundamentalmente a la siembra del petróleo, creándose así una dependencia directa de los grandes centros de explotación del capitalismo mundial.

La agricultura venezolana que en 1925 representaba el 36.00% de su PIB, en 1979 pasó al 6.20% y, en 2014 el Banco Mundial la estimaba un 3.88%. ¿El resultado? Un vacío en los campos por sus pésimas condiciones de vida y el nacimiento de una inmensa proletarización y poblamiento de los cerros y llanos venezolanos. Se estima que para 2001 en Venezuela había 7 millones de ciudadanos viviendo en tugurios

El principal inversionista en Venezuela siempre fueron los Estados Unidos. Para la más grande potencia mundial la apreciación del subdesarrollo era una consecuencia de la inmadurez, de la pobreza, del bajo nivel cultural y de las grandes dificultades geográficas que presentan los países del tercer mundo, para ellos el tercer mundo era incapaz de participar, sin la tutela de Washington en los mercados internacionales. Con ese panorama de dependencia, es que se forja la negación del sistema político de la entonces Venezuela. Esta coyuntura se convierte en una opción revolucionaria que conllevó a la creación de un Estado manejado por un partido fuerte que vele por su pueblo. De ahí nació Chávez.

Las intenciones de Chávez era reducir la pobreza, desprivatizar la educación, mejorar la sanidad, fortalecer las misiones habitacionales, dar acceso a la alimentación, controlar la inseguridad ciudadana, eliminar la inmensa desigualdad, luchar contra la extensa corrupción. Chávez tomó el poder constitucional asegurando que sería desobediente a las teorías de la OMC, FMI o BM. Lo intentó con Unasur, el Alba o Bansur, pero como una vez dijo el democratacristiano y expresidente venezolano Rafael Caldera a los presidentes de países ricos que llamaron a Carlos Andrés Pérez después de que Chávez intentara derrocarlo en 1992, sin comida es imposible cualquier democracia y, de poco vale toda una estrategia de búsqueda de culpables cuando ni siquiera se puede acabar con la corrupción. El golpe de Chávez no fue un capricho militar, la sociedad venezolana estaba agotada de un bipartidismo corrupto y empobrecedor. La sociedad venezolana estaba cansada del subempleo y la verticalidad de sus encorbatados líderes que al finalizar sus mandatos establecían su residencia en Miami. La oposición venezolana tiene desde un principio una definida misión y es destabilizar la revolución bolivariana. Actúa y a la vez es financiada desde Washington. El presidente Maduro fue electo en unas elecciones democráticas, donde la oposición participó. En cualquier país del mundo los disturbios provocados por sectores políticos opuestos son reprimidos por el gobierno. Venezuela es un país soberano con un presidente legítimamente electo.

Para discutir sobre la crisis venezolana habría que situarse en dos dimensiones. Primero, en una dimensión política y segundo, en una dimensión económica. A lo que se refiere la dimensión política, no le resto veracidad a sus afirmaciones en relación a la colaboración de la oposición venezolana con Washington.  Sin embargo, no podemos ignorar una realidad que está al margen de los dos intereses opuestos (gobierno y oposición) y que está sobre la mesa: la extrema escasez y la hambruna en la población.  Tampoco se puede justificar la ineptitud del chavismo en gerenciar el Estado. Claro, esto ya sería entrar en otro tema, en la dimensión económica. No obstante, podría afirmar con certeza que, en América Latina, a diferencia de otros continentes, el liderazgo político es de suma importancia. En la actualidad, esos nuevos liderazgos son construidos a través de los medios de comunicación. Los mass media se han convertido en la herramienta primordial en la batalla ideológica, más que en otro escenario tradicional. La televisión es, por esencia, la que enseña a la gente cómo y en que debe pensar o que prototipo ha de seguir. Tras el golpe de Estado del 2002, gestado a Hugo Chávez, los medios de comunicación jugaron un papel crucial a favor de los opositores del gobierno de Chávez. Inmediatamente Hugo Chávez retornó al poder comprendió que para proyectar su marketing político en la población venezolana, era un menester tener bajo control los medios de comunicación incluyendo a los privados existentes. Para ello, creó un marco legal dentro la nueva constitución venezolana con la fuerza política que coyunturalmente en ese momento le favorecía. De esa manera, logró coaccionar todos los medios de comunicación en Venezuela y aquellos que no aceptaron las nuevas cláusulas fueron censurados; otros fueron silenciados. Para contrarrestar la influencia de CNN ó de la BBC en español y proyectarse a nivel internacional, Hugo Chávez consolidó el proyecto televisivo de TeleSur. Esa homogenización del gobierno bolivariano, ahora en continuación de Nicolás Maduro, sobre los medios de comunicación en Venezuela ha privado totalmente a la oposición de tener un espacio mediático que le permita democráticamente participar en el debate político. ¿Cree Usted que es una postura correcta de un gobierno que se auto-define como democrático?

Durante muchos años se ha ido creando un mito en relación a los gobiernos bolivarianos de Venezuela. Se le ha etiquetado de dictadura y que en Venezuela no existe la libertad de expresión, etc. En un país donde el 80% de los medios de comunicación están en manos del sector privado y son muy hostiles al gobierno bolivariano. La oposición tiene todo el derecho decir lo que quiera, pero también el gobierno está en su derecho. Cuando la derecha está en la oposición y no tiene la faculta absoluta de control, entonces grita. Eso es normal porque la derecha siempre ha estado acostumbrada a tener el derecho único de imponer su punto de vista. Por ejemplo, cuando periódico 6* The Guardian“ publica una noticia sobre Venezuela y al mismo tiempo ese acontecimiento es publicado en el 7*Washington Post“ notamos que son dos puntos de vistas totalmente distintos. El periódico “Washington Post“ representa intereses muy específicos y es lógico que mienta sobre lo que pasa en Venezuela.

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