Conversar con el político y escritor dominicano Juan Bosch era un placer, por la atención que prestaba a su interlocutor, la compenetración de su mirada sobre los ojos de quién lo escuchaba, las sabidurías de sus conceptos y explicaciones; actuaba siempre como un maestro.Las palabras de Juan Bosch surgían del orden de su sensibilidad social, proponiéndose lograr un lenguaje adecuado, con sonoridad; logrando excelente manera para expresarse, creando formas distintas al lenguaje cotidiano.
La Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), apoyó el movimiento constitucionalista, de demandaba el regreso a la presidencia del Profesor Juan Bosch, durante la intervención militar norteamericana de 1965.
La CASC formó en la zona constitucionalista el Comando Armado Sindical Cristiano-CASC, cuyo comandante era Henry Molina, y yo el sub-comandante.
Por insinuación del representante de la Organización de Estados Americanos (O.E.A) ante la crisis dominicana, el chileno Alejandro Magnet, quien le informó al Presidente Caamaño que los tres países que se habían comportado mejor ante la invasión de los norteamericanos a Santo Domingo, habían sido Venezuela, Chile y México; países que nunca apoyaron la invasión norteamericana y se negaron a integrar las Fuerzas Interamericana, que ocuparon a Santo Domingo, Caamaño me designó para representar el gobierno y los trabajadores dominicanos en esos países.
Después de haber estado en Venezuela, Chile y México, en misiones políticas, y en Nueva York , Washington, me instalé provisionalmente en Puerto Rico, instalado en el local de la Juventud Obrera Cristiana-JOC, en la Parada 26, en Santurce.
El día 25 de junio de 1965, tuve el privilegio de conversar con el Profesor Juan Bosch, en un almuerzo en su residencia en el exilio en Puerto Rico, en “La Trinchera del Honor”, casa del Sr. Diego Bordas, durante la intervención norteamericana a Santo Domingo, en 1965.
El Profesor Bosch estaba acompañado de su esposa Doña Carmen Quidiello, luego se incorporó el Lic. Jacobo Majluta y mi amigo el Ingeniero Caonabo Javier Castillo.
Debía rendirle un informe al Profesor Bosch, en su calidad de líder del movimiento constitucionalista.
Además de informarle mis actividades, desde que salí de Santo Domingo, en plena guerra civil, el 16 de mayo de 1965, sobre los encuentros que tuve con el Presidente de Venezuela Raúl Leoni; mi participación en una reunión del Comité Ejecutivo de la Central Latinoamericana de Sindicalistas Cristianos (CLASC), actividades en Chile como una conversación con el Presidente Eduardo Frei Montalva, y una concentración en el teatro “Caupolicán”, ante dos mil personas; actividades en México y Estados Unidos, también le conté un episodio ocurrido el Washington.
Le expliqué que el Presidente Frei me había informado, que aunque ellos respaldaban el movimiento constitucionalista, diplomáticamente no podían reconocerlo como gobierno, antes que lo hiciera la Organización de Estados Americanos (OEA).
Le informé también que estuve en Washington desarrollando un programa con reuniones con diversas personalidades norteamericanas, y le conté al Profesor Bosch el altercado que tuve con un señor apellido Montenegro, en el Departamento de Estado cuando él me solicitó la posición de los trabajadores dominicanos frente a la ocupación norteamericana, y le mostré el manifiesto de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), en apoyo al movimiento constitucionalista y repudio a la invasión norteamericana.
En esa conversación expliqué a Juan Bosch, y los demás que estaban en el almuerzo, que la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC) apoyaba el movimiento constitucionalista, se había presentado en la televisión (Radio Televisión Dominicana), en respaldo a ese movimiento, y habíamos constituido el Comando Armado Sindical Cristiano (CASC), encabezado por Henry Molina; mientras que la Confederación Nacional de Trabajadores Libres (CONATRAL), afiliada a la Organización Regional Interamericana de Trabajadores (ORIT), y la American Federation of Labor (AFL-CIO), apoyaron la invasión norteamericana a Santo Domingo.
También le entregué mil dólares en efectivo que le había enviado el Sr. Milton Messina, que era funcionario de un organismo internacional en Washington, como un aporte personal al movimiento constitucionalista.
Estando en México hice una rueda de prensa, y el periodista Juan Pablo Rusell me preguntó; ¿Por qué el Coronel Domínguez Fernández, que estaba de puesto en Chile al iniciarse la revolución dominicana, logró entrar al país y murió en un ataque al palacio nacional, y Juan Bosch que estaba más cerca, en Puerto Rico, no logró entrar al país? Mi respuesta fue, que “Juan Bosch era prácticamente un prisionero de Estados Unidos en Puerto Rico”.
Esa información fue publicada en primera página en el periódico puertorriqueño “EL MUNDO”, el 11 de junio de 1965; y otro periódico “EL IMPARCIAL”, publicó, el 14 de junio un Editorial titulado “Hable el Señor Bosch”, que inicia diciendo: “En un despacho de Prensa Unida Internacional (UPI), fechado en la Ciudad de México, el dirigente sindical cristiano de la República Dominicana, José Gómez Cerda, ha hecho la afirmación de que el ex presidente Juan Bosch, escritor residente en nuestra Universidad es prácticamente un prisionero de los Estados Unidos en Puerto Rico”.
En un noticia, firmada por el periodista Alfredo Margenat, el 16 de junio de 1965, al cuestionar al Profesor Juan Bosch sobre las declaraciones que yo había hecho en México él respondió: “El llamado a ser más explicito en sus declaraciones es el propio Gómez Cerda”.
El profesor Bosch nos comentó como él hizo que el Coronel Domínguez Fernández entrara a la República Dominicana, con una delegación del gobierno norteamericano, que le permitió ingresar discretamente al país.
Estando en medio de la conversación, que era muy amena, hubo una llamada telefónica desde Estados Unidos, que respondió Doña Carmen Quidiello; esta llamó al Profesor Bosch a su habitación, le explicó el motivo de la llamada, y este retornó a la conversación enfurecido.
Nos dijo; “En estos momentos está saliendo un avión de Nueva York a Santo Domingo, y lleva como pasajero a Joaquín Balaguer, pidió permiso para regresar del exilio con la enfermedad de su madre como excusa.
Esto quiere decir, que los norteamericanos llevan a su candidato, ayudarán a que se realicen elecciones, donde yo seré el “revolucionario”, y Balaguer el “pacifista”: “Eso quiere decir, que yo tendré el 60% entre los jóvenes y los más radicales, pero Balaguer tendrá un 60% entre los campesinos, y un 80% entre los mayores que lo conocen más que a mí”. Así Balaguer ganará las elecciones presidenciales, como le conviene a los Estados Unidos.
Esta profecía política de Juan Bosch, durante esa conversación, resultó casi exacta, con algunas contradicciones, como los casos que Joaquín Balaguer ganó en la zona constitucionalista y Bosch en los alrededores de San Isidro, base de los militares anti constitucionalistas, en las elecciones de 1966.
Esta conversación estableció una buena relación personal e institucional; antes el Profesor Bosch tenía un criterio diferente de la Confederación Autónoma de Sindicatos Cristianos (CASC), porque sus compañeros en Santo Domingo no le habían informado de esa posición interna y externa de los trabajadores cristianos organizados.
Luego tuve varias oportunidades de conversar con el Profesor Juan Bosch; dos veces conversamos sobre un tema que a él le interesaba, sobre los métodos de formación de militantes de la Juventud Obrera Cristiana (JOC).
Me pidió que le explicara un método de formación de jóvenes que le había explicado el Padre Benjamín Núñez, su amigo y colaborador costarricense, cuando él vivía en Costa Rica, y juntos formaron un instituto internacional de formación política, pero él había olvidado sus métodos.
El Padre Benjamín Núñez es el creador de la central sindical llamada Rerum Novarum, que aún existe en Costa Rica, fue Ministro de Trabajo y Asesor de la Juventud Obrera Católica-JOC.
Le expliqué al profesor Juan Bosch, el método de la Juventud Obrera Católica-JOC, que es “ver, juzgar y actuar”, los círculos de estudios, y la revisión de vida, revisión de vida, trabajar en equipos y con encuestas…
Personalmente no me extrañó cuando el Profesor Juan Bosch creó los círculos de estudios, el trabajo en equipo y otros métodos educativos en la formación del Partido de Liberación Dominicana –PLD, naturalmente con matices políticos.
Otra conversación con el Profesor Juan Bosch, fue cuando él me llamó a su casa, situada en la Pedro Henríquez Ureña, y me dijo que había leído en la Revista ¡Ahora!, un artículo mío sobre la historia del sindicalismo dominicano, pero él consideraba que yo no había relatado su intervención, cuando la Central de Trabajadores de Venezuela (CTV), hizo una huelga internacional en el puertos, para que los productos dominicanos no traficaran internacionalmente, después del atentado de Romulo Betancourt de parte del dictador Trujillo.
Juan Bosch me relató un viaje que hizo a Amberes, Bélgica, por barco, para participar en un encuentro sindical, celebrado en Bruselas, para tratar sobre un boicot de los trabajadores portuarios, a nivel internacional, organizado por la Confederación Internacional de Sindicatos Libres (CIOSL), y la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos (CISC).
Su intervención ante la CIOSL era explicar políticamente el boicot contra Trujillo.
Siempre tuve respeto por el Profesor Juan Bosch, tanto como escritor, que como político, sus conversaciones daban a entender como sentía la cuestión social, su pensamiento y reacciones, que siempre fomentaban la confianza y la credibilidad.