Cuando ya tenía pantalones largos, escuchó muy bien cuando la profesora decía: “Todas las personas que nacen en Baní son banilejas y banilejos”.  Es decir, todos se identificaban como tales. La igualdad lo impactaba profundamente porque no la veía; al salir de su casa, antes de llegar a la escuela, no todas las viviendas eran iguales, las ropas eran diferentes de los habitantes y transeúntes, incluso había parte de las calles que no estaban asfaltadas y otras sí.

Radhamés, el nombre del muchacho que así razonaba, quería entender, pensando en la igualdad de su profesora, que para las patronales, en honor de la Virgen de Regla, la procesión nunca pasaba por su casa, y tampoco los bomberos de Santo Domingo que mantenían la tradición de desfilar por las calles de Baní todos los años. ¡Todo pasaba por el centro del pueblo, donde estaba el parque central y la iglesia, que hoy llaman “catedral”!

Radhamés Villar era curioso. Comenzó a querer saber por qué los vecinos, las personas de su barrio y de su casa, un día estaban de buen o de mal humor, a veces sonreían por todo, saludan y otros días, amanecían con caras entruñadas, reclamaban por todo y peleaban con todo el mundo.  Le preguntó a su maestra y está le dijo que habían profesionales, conocidos como psicólogos, que estudian esto y sabían las respuestas.

Cuando se graduó de Bachiller, decidió que tarde o temprano iba a ser psicólogo. Pero un día descubrió que había personas que se dedicaban a ver los acontecimientos, elaborar sus incidencias y que estas noticias eran difundidas por la radio, los periódicos y la televisión. Quedó fascinado. Supo que estos eran denominados “periodistas”.

Decidió que, sin dejar de ser psicólogo, podía ser un buen periodista, sobre todo porque difundiría todo lo que fuera importante para el pueblo, sería la voz de los que socialmente no tenían voz, sería vocero de la verdad y guardián de la justicia.  ¡Su vida sería fascinante!

Después que tomó esta decisión, se dio cuenta de que su misión era desafiante, comprometida, ante los intereses que encontró en los políticos, en los detectores del poder, entre los propietarios de los medios de comunicación, incluso de la competencia comercial de los mismos.  ¡Pero aceptó el desafío por 34 años de sacerdocio, al servicio de los sectores populares y de los interés de Baní y del país!

Por su verticalidad, su coherencia de vida, por defender la verdad y la justicia, fue respetado y distinguido. Entendiendo que esto incidía positivamente, escogió la faceta del deporte, contribuyendo a su desarrollo, abriendo camino para los jóvenes de los barrios marginados, contribuyendo a la democratización y popularización del deporte en Baní.  ¡Fue propulsor y promotor en favor del deporte banilejo!.

Radhamés Villar, periodista, psicólogo, nunca renegó de sus orígenes, de sus ancestros, siempre sintió orgullo del folklore y de la cultura popular barrial de Baní. Conocía muy bien las comunidades y sus patrimonios folklóricos. Participaba de todas las velaciones, nochevelas, patronales que se realizaban.  Con él participamos en las fiestas de San Juan Bautista en Galeón, lleno de banderolas de todos los colores, junto con Rochi; en las fiestas de la Santísima Cruz de Matagorda y el Cañafistol; nunca nos perdimos la festividades de la patronales de Fundación de Peravia con San Pedro y fuimos hasta la fiesta de Bibiana de la Rosa en las lomas de Baní-San Cristóbal.

Había dificultades de acompañar a Radhamés a las festividades populares, a las manifestaciones folklóricas, porque conocía su gastronomía particular y no podía estar indiferente ante un sancocho caliente, amaba las arepitas de mano, los dulces cimarrones (conconete, dulce de batata, hojaldra, dulce de naranja, etc.), las empanadas, chicharrones,  frituras, en fin todo lo que existiera, debido a su buen apetito que contagiaba.

Apoyaba a dos grupos de paleros de jóvenes del Pueblo Arriba, llevándolos a programas de televisión en Santo Domingo. A nivel internacional acompañamos a la Sarandunga de La Vereda a la fiesta de los Sanjuanes en Naguanagua, Venezuela, y a los Chuineros al Festival del Caribe en Santiago de Cuba.

Durante años fue promotor incansable del carnaval banilejo, del Desfile Regional y del carnaval de diversas comunidades rurales de Baní.  Apadrinó diversas comparsas de carnaval, incluso  algunas de ellas participaron en la Gala de Carnaval de Vitico Erarte en Santo Domingo y en Santiago.

Radhamés Villar, fue un ejemplo de superación profesional.  Como periodista participó en muchos medios de comunicación social, fue director de programas noticiosos importantes y mantenía su espacio televisivo, durante años: “El Manú del Domingo” en la televisión banileja.

Fue un destacado comunicador profesional de lucha gremial para el bienestar  y la protección de los periodistas de la región Sur, desempeñando varias veces la Secretaría General del Colegio Dominicano de Periodista, filiar de Azua, San José de Ocoa y Baní.

Fue director del Departamento de Arte y Cultura, así como secretario general del Ayuntamiento, hoy alcaldía, de Baní, por entender que debía de contribuir institucionalmente a los intereses de la sociedad banileja.

Radhamés Villar, fue ante todo, un gran ser humano, amigo incondicional, amante de la naturaleza, enamorado de Baní, de sus lomas y del folklore, periodista ejemplar, psicólogo, propulsor deportivo, promotor cultural, casado con el carnaval, maestro, defensor de la verdad y de la justicia, nos ha dicho adiós y hasta luego, sin despedirse. Siempre te recordaremos. Jamás te olvidaremos.