Cerca de la casa de donde nació Manolo, en Montecristi, el inmaculado de José Martí y el Generalísimo, Máximo Gómez, el más grande guerrillero internacionalista dominicano, firmaron el Manifestó de Montecristi, declaración de la lucha por la Independencia cubana. Cerca de donde nació Manolo, había un modesto hotel, donde se hospedó Antonio Maceo, el Titán de Acero, héroe de las luchas en la manigua de Cuba. ¡Donde nació Manolo habían herencias de libertad!
Manolo se graduó de Bachiller en Filosofía y Letras, y partió para la Universidad de Santo Domingo, en la ciudad capital, para estudiar la carrera de Derecho. Ahí conoció y se enamoró de Minerva Mirabal, una hermosa mujer, de inteligencia privilegiada y firme convicciones políticas, oriunda de Ojo de Agua, Salcedo, que también estudiaba Derecho en esta universidad.
Descubrieron que ambos eran antitrujillistas y comenzó un proceso de asumida de conciencia para luchar contra la dictadura. La consciencia de ambos fueron impactadas por la llegada, armas en mano, de patriotas internacionalista para derrocar al tirano en la primavera de junio 1959. Luego, Manolo y Minerva, junto con un grupo de jóvenes revolucionarios en Mao, fundaron el movimiento clandestino antitrujillista del 14 de Junio en honor de estos patriotas que ofrendaron su vida por la patria, luchando en contra de la dictadura Trujillista.
El movimiento revolucionario fue descubierto por los esbirros de la dictadura trujillista, perseguidos, encarcelados, torturados, asesinados sus miembros descubiertos, en una cacería genocida del tirano, el cual, en un acto de locura, ruin, cobarde y perverso, dio la orden de asesinar a Minerva y sus hermanas, Patria y María Teresa, heroínas de la patria, mariposas de la eternidad, donde también asesinaron estos esbirros trogloditas, a Rufino de la Cruz, el chofer del jeep que les servía de transporte, mientras Manolo y los miembros del 14 de junio eran torturado en las cárceles de la dictadura.
Cuando el tirano fue ajusticiado y se derrumbó la dictadura trujillista, Manolo y sus compañeros volvieron a la libertad. Manolo no se amedrentó, sino que decidió arreciar la lucha, cuando las fuerzas más perversas de la sociedad dominicana, las cuales, en complicidad con el imperialismo, la burguesía, la iglesia católica, y los más recalcitrantes militares, derrocaron al prometedor gobierno del Presidente constitucional, electo por el pueblo, Juan Boch, con un nefasto y miserable Golpe de Estado.
Desde ese momento, el 14 de Junio, con Manolo a la cabeza, decidieron luchar por la vuelta de Bosch al poder y la vigencia de la constitución del 63, la más atrevida y avanzada carta magna en la historia del país, eliminada por los golpistas.
Las protestas populares aumentaron y aumentó la represión. En un día glorioso de junio del 63, el 14 de Junio convocó al pueblo a un mitin en la simbólica Puerta del Conde. Repleto, sin espacio para nada, ante una multitud que idolatraba a Manolo, con firmeza y determinación, este planteó, con voz firme y contundente:
“Óiganlo Señores de la reacción, si imposibilitan la lucha pacífica del pueblo, el 14 de Junio sabe muy bien donde están las escalpadas montañas de Quisqueya”.
Y así fue. Las montañas nuestras fueron saludadas por los ideales y los sueños de los patriotas del 14 de junio que marcharon a la guerrilla el 28 de noviembre del 63.
Por diversas razones, la guerrilla fue rodeada y reprimida por el aparato militar de la dictadura y llegó un momento en que la entrega se presentó como la opción inevitable. Manolo se oponía a ello, pero la mayoría de los guerrilleros para sobrevivir, votaron en una improvisada asamblea a favor, acogiéndose a una promesa publica del gobierno de facto de respetarle la vida. El 21 de diciembre del 63, en el Alto de la Diferencia, sección las Manaclas, del Municipio de San José de las Matas, Manolo, con 17 compañeros guerrilleros, se acogió a la promesa oficial. Los militares trogloditas, retrógrados, llenos de odio, los cogieron vivos y cobardemente, vilmente, los asesinaron, cayendo allí estos mártires y héroes de la patria.
Manolo, era un ser humano excepcional, carismático, místico, con un don de encantamiento con todo el que se acercaba a él, con una cualidad natural de mando. Las veces que conversé con él, lo hizo con el corazón y nunca con diccionarios. No existían palabras rebuscadas. Era un jefe innato. Inspiraba seguridad y por eso todo el mundo lo seguía. Manolo, era de convicciones firmes, coherente entre su comportamiento y sus ideas, militante de principios, por eso se fue a las montañas a inmolarse por la patria. Él sabía, que en las circunstancias con que estaba el país, solo la guerrilla aseguraba la democracia, la paz y la libertad, sin importar las consecuencias.
Fue la guerrilla del decoro, de la dignidad, como la llamó su compañero guerrillero Rafael Chaljub Mejía, en una hermosa muestra de entrega a la patria, de ofrendarse por el pueblo. Todo esos patriotas del 14 de junio del 63, fueron a la guerrilla, por sus principios y porque creían en Manolo, su comandante general.
En las montañas, Manolo llevaba su fusil lleno de balas para los cobardes, pero la recamara estaba llenas de flores, de mariposas, de cartas de amor para Minerva, de sueños para sus hijos, porque Manolo amaba la vida y amaba al amor.
Allí, donde cayó Manolo con sus compañeros del 14 de Junio, nacieron para la historia y para la gloria, vivos hoy en las entrañas de la patria y presente en el corazón del pueblo. Ante él, un joven poeta escribió:
“Donde cayó Manolo creció una flor
de pétalos rojizos situados al sol.
Allí las alambradas son trincheras,
por cada diciembre hay una flor”.
Allí, las alambradas son trincheras”.
y por cada diciembre hay una esperanza.
Donde cayó Manolo nació una flor”