Desde finales de los 90 se presenta cíclicamente cada dos años una ola de imágenes ( las mismas imágenes ) , videos, declaraciones en las que se plantea la preocupación ante una “invasión inminente de la población haitiana a nuestro país de forma pacífica  y con intenciones de ocupar nuestro territorio”. Esta frase la podemos encontrar en una revisión minuciosa de artículos de opinión, declaraciones en medios televisivos, prensa escrita y en las redes sociales promovidas por sectores con poder económico y político de nuestro país.

Lamentablemente esta frase tiene eco en las redes sociales y se convierte en viral. Se viraliza de tal forma que se muestran expresiones de odio, resentimiento, violencia verbal y física hacia la población haitiana que reside en nuestro país y hacia toda persona que pueda acercarse por sus rasgos de negritud: color de la piel negra, peinados con rizos naturales, trenzas y/o nariz ancha.

Recientemente una amiga dominicana de piel negra con rizos naturales estaba con sus hijos comprando en un supermercado de la ciudad de Santo Domingo. Una señora la escucha hablar con uno de sus hijos y le dice sorprendida que ella si habla bien el español. Ella le responde que es el único idioma que conoce y por eso lo habla así. La señora le dice “Ayy pero usted es dominicana, cuídese porque a los haitianos los están recogiendo ”.

Este suceso no es aislado. Continuamente encontramos en guaguas, carros públicos, centros comerciales, centros educativos, lugares de diversión, situaciones como estas que reflejan discriminación racial y étnica en nuestra sociedad.

¿Qué elementos refleja este hecho?

1-La negación de la negritud y su presencia en el perfil de la población dominicana. Desde la época de la dictadura de Trujillo, luego fortalecido por los gobiernos de Balaguer y las elites dominantes la visión de que los/las dominicanos/as somos blancos o indios. Negándose así que la gran mayoría de la población dominicana es mulata y negra. Elemento que se presenta en su color de la piel y en sus características de pelo, nariz, ojos, boca y cuerpo.

2-Discriminación hacia la población dominicana negra. Con la negación se discrimina a la población negra promoviéndose que cambie su textura de pelo de rizo a lacio ( se desrice) así los bancos se lo exigen a sus empleadas) y maltrandola verbal y psicológicamente

3-Negritud es sinónimo de haitianidad. La promoción de esta negación de la negritud ha estado asociada a la visión de que solo son negros los haitianos, por tanto “eres haitiana”. A su vez ser haitiana tiene una connotación negativa y genera discriminación, rechazo, odio porque se considera como una población “inferior”.

4-Haitianidad es sinónimo de ilegalidad. El hecho de que se “recoja” a toda población haitiana que se encuentra transitando en la calle para “deportar” no es solo una violación a su derecho sino que también tiene una errónea visión de que está ocupando ilegalmente nuestro territorio, cuando hay una gran parte de la población haitiana que reside legalmente y ha regularizado su permanencia en el país.

5-La presencia haitiana es una amenaza, “nos van a ocupar”. En las redes sociales y en las declaraciones continuas en los medios de comunicación se habla de una “invasión y ocupación haitiana” que tiene sus raíces históricas en la tiranía de Trujillo y los gobiernos de Balaguer con una clara intención de segregación racial, exclusión y justificación ideológica de la discriminación y violencia hacia esta población.

Es preocupante que sucedan estas situaciones en nuestra cotidianidad y deben llamarnos a reflexionar y actuar.

Se necesita una campaña educativa URGENTE desde instituciones gubernamentales y del sector privado con educación y orientación a nuestra población dirigida a desmontar esta farsa sobre la ocupación. Igualmente concientizar sobre nuestra identidad racial y étnica, reconociendo nuestra negritud, promover las manifestaciones culturales y sociales de nuestra afrodescendencia y eliminar las prácticas de segregación y discriminación racial que ponen en riesgo la gobernabilidad y la armonía social. El fortalecimiento de nuestra identidad étnico-racial es el camino de una cultura de paz.

Este artículo fue publicado originalmente en el periódico HOY